DOMINIQUE LAPIERRE (La Rochelle, Francia, 30 de julio de 1931), periodista y escritor. Conoció en su infancia la ocupación nazi de Francia y al terminar la guerra su familia se instaló en los Estados Unidos. El periodismo le atrajo siendo muy joven, con sólo diecisiete años y gracias a la obtención de una beca de la «Asociación Zellidja» (Organización francesa que ofrece becas a jóvenes entre 16 y 20 para proyectos de estudios autónomos) recorrió más de 30 000 kilómetros por las carreteras de Estados Unidos. Como resultado de esa experiencia escribió un reportaje para Le Monde y también el que fue su primer libro: Un dólar cada mil kilómetros.
Se licenció en Economía Política en 1952 en la universidad estadounidense de Lafayette gracias a otra beca, la «Fullbright». En esa universidad será nombrado «Doctor honoris causa» en 1982. Pero no en la disciplina de Economía, sino en la de Literatura.
El 5 de abril de 1980 se casa con Dominique Conchon, que llevaba muchos años de colaboración en la asociación literaria que su esposo mantenía con Larry Collins. Ella es parte activa de los proyectos humanitarios de su marido en su amada India.
Obras en solitario de Dominique Lapierre:
- Un dólar cada mil kilómetros, 1949
- Chessman m´a dit, 1960
- La ciudad de la Alegría, 1985
- Los héroes de La ciudad de la Alegría, 1985
- Más grandes que el amor, 1990
- Mil soles, 1997
- Luna de miel alrededor del mundo, 2003
- Un arco iris en la noche, 2008
- India mon amour, 2012
(En colaboración con Javier Moro —su sobrino—, Era medianoche en Bhopal, 2001. Y con Jean-Pierre Pedrazzini, Érase una vez la URSS, 2005).
Obras escritas conjuntamente entre Dominique Lapierre y Larry Collins:
- ¿Arde París?, 1965
- O llevarás luto por mí, 1968
- ¡Oh, Jerusalén!, 1972
- Esta noche, la libertad, 1975
- El quinto jinete, 1980
- ¿Arde Nueva York?, 2004
http://epubgratis.me/node/14920
Título original: I´ll dress you in mourning
Dominique Lapierre y Larry Collins, 1967.
Traducción: J. Ferrer Aleu
Diseño/retoque portada: Ledo
Retoque de imágenes: Sheylaepub & Natg
Editor original: Natg (v1.0 a v1.1)
Agradecimientos: Grupo Earthquake
ePub base v2.1
Notas
20 de mayo de 1964: en la empapada y traicionera arena de la plaza de toros de Las Ventas —la más grande de todo Madrid— el célebre, controvertido y mejor pagado torero de la historia de España se enfrenta al momento de su consagración como matador de toros con un animal especialmente bravo y peligroso: el toro es tuerto. A las seis de la tarde, veinte millones de españoles —entre ellos el general Franco—, esperan ante los aparatos de televisión la entrada del ídolo de las nuevas generaciones, Manuel Benítez El Cordobés.
Para millones de sus compatriotas, este joven, cuya extraordinaria ascensión desde la absoluta pobreza hasta actualmente sus inmensas propiedades, su flota de vehículos, sus inmuebles, su avión particular, simbolizaba todo lo que el país había soportado durante el último cuarto de siglo y los profundos cambios que se avecinaban: la España de la invasión turística, de los bares yéyé, de la televisión y de las minifaldas.
Veintiocho años antes, en la primavera de 1936, nacía Manuel Benítez el último de los cinco hijos de una familia pobre de Andalucía («Vivíamos en el segundo piso… únicamente había una habitación… y una ventana que daba a la calle…»), en el pequeño pueblo de Palma del Río, sólo pocos meses antes de que su familia, el pueblo —y toda España— se sumergiera en la violencia de la Guerra Civil.
Entre estas dos fechas se inscribe el destino de un hombre y uno de los períodos más trágicos que haya conocido España. A través del camino hacia la gloria y la fortuna del pequeño huérfano de la Guerra Civil, este libro cuenta la historia de la España contemporánea.
Un relato producto de una minuciosa y larga investigación periodística e historiográfica que narra con detalle la vida del matador «El Cordobés», desde su nacimiento en 1936 hasta 1967, ya en la cumbre de su popularidad, usando como telón de fondo la apasionante historia de España durante ese mismo período. …O llevarás luto por mí es una obra en la que se entremezclan las consecuencias de la guerra civil, la miseria del franquismo y el universo taurino con «El Cordobés» como protagonista.
Dominique Lapierre y Larry Collins
…O llevarás luto por mi
ePUB v1.1
Natg30.05.13
Capítulo 1
La corrida (I)
I te, missa est. (Idos, la misa ha terminado.)
Por un instante, las palabras del sacerdote parecieron aletear en las oscuras sombras de la iglesia, suspendidas en el aire húmedo como una nubecilla brotada de un incensario. Después, el grupo de mujeres tocadas de negros mantos y arrodilladas en la penumbra delante de aquél, pronunció la respuesta, apenas audible, como final del sagrado murmullo de la misa:
—Deo gratias.
Oídas estas palabras, don Juan Espinosa Carmona volvió su robusto corpachón hacia el altar que tenía a su espalda. Mientras tanto, los crujidos de los reclinatorios de madera anunciaron la partida del puñado de viudas que acababan de oír su misa diaria en la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga. Eran las ocho de la mañana. Fuera, la ciudad de Madrid despertaba a la vida. Hileras de camiones pasaban ruidosamente por la plaza de Roma, frente a las grandes puertas de roble de la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, para salir de Madrid en dirección al Norte, hacia Guadalajara, Zaragoza y el mar.
Don Juan hizo una lenta genuflexión ante la puertecita abierta del sagrario. Después, con ademanes adquiridos en un tercio de siglo de hábito, comenzó otro rito que nada tenía que ver con la misa que acababa de terminar. Durante treinta años, había cumplido este rito todos los jueves y todos los domingos, desde marzo hasta octubre, así como todos los días de la segunda quincena de mayo, en la cual celebraba Madrid la fiesta de su patrón san Isidro. Cogió dos hostias consagradas del copón y las guardó en una cajita de plata del tamaño de un reloj de bolsillo. Después volvió a meter el brazo en el sagrario y extrajo un frasquito de cristal que contenía los sagrados óleos. Por último, guardó ambas cosas en una cartera de cuero negro, en la que había metido previamente una estola encarnada y un poco de algodón.
Un momento después, don Juan se arrodilló y rezó ante los chisporroteantes cirios votivos encendidos por algunas de las enlutadas mujeres que habían oído la misa. Más arriba de los cirios, envuelta en su temblorosa y ambarina luz, la pálida cara de yeso de la Virgen de Covadonga destacaba sobre la penumbrosa hornacina. Mil doscientos cuarenta y seis años antes, aquella Virgen se había aparecido a un puñado de nobles españoles y les había prometido la victoria sobre una horda de árabes que se encontraba cerca. Con esta acción, dice la leyenda, comenzó la larga reconquista cristiana de España, que había de durar siete siglos. Desde entonces, la agradecida España muestra una devoción especial a la Virgen de Covadonga.