Prefacio a la edición castellana
Las conversaciones que este pequeño libro presenta tuvieron lugar en París durante 2016; a continuación el texto se revisó y diagramó en los Estados Unidos, a lo largo del agitado período de la campaña electoral presidencial que, ante la estupefacción del mundo entero, terminaría por llevar a Donald Trump al poder. Esta traducción castellana aparece meses después de las elecciones alemanas, en que se constató la aparición de un movimiento de la derecha radical, Alternativa para Alemania [Alternative für Deutschland], que logró llevar al Reichstag más de ochenta diputados. La “excepción alemana” ya no existe. En la vecina Austria acaba de formarse un gobierno integrado por una coalición de la derecha conservadora y la extrema derecha de origen neonazi. Como en opinión de las autoridades del Banco Central Europeo y la troika el país es un buen alumno, la Unión Europea (UE) felicitó al nuevo canciller sin expresar la más mínima inquietud. En cambio, los interrogantes planteados en este librito persisten, e incluso se tornan más actuales y preocupantes. Tanto Alternativa para Alemania como la extrema derecha austríaca, el Partido de la Libertad [Freiheitliche Partei Österreichs, FPÖ], exhiben todos los rasgos del “posfascismo” que se discute en estas páginas: una mezcla de autoritarismo, nacionalismo, conservadurismo, populismo, xenofobia, islamofobia y desprecio del pluralismo. Estos partidos ya no son fascistas —surgieron luego de la consumación de la secuencia histórica de los fascismos clásicos—, pero sería imposible definirlos sin relacionarlos con el fascismo, una experiencia que marcó la historia del siglo XX y quedó grabada en nuestra memoria histórica.
La Argentina, donde se publica este libro, parece hoy al margen de esas tendencias regresivas sólidamente arraigadas tanto en Europa como en los Estados Unidos. Sin embargo, si bien se mira, el país no es ajeno a ese debate. Los orígenes del populismo son múltiples, pero en la Argentina fue donde este encontró, con el régimen de Juan Domingo Perón, su forma paradigmática. La simbiosis de nacionalismo, mesianismo político, dominación carismática, autoritarismo e idealización mística del pueblo que Perón supo llevar a cabo sigue siendo un caso emblemático para la teoría política. Con todo, esto no autoriza trasposiciones abusivas. El carácter social del peronismo —que se apoyaba en los sindicatos y aspiraba a integrar a las clases laboriosas al sistema político— lo distingue de los populismos reaccionarios europeos o norteamericanos de nuestros días. Sus herederos se llaman Hugo Chávez y Cristina Kirchner, no Marine Le Pen o Donald Trump. Y fue también en la Argentina donde, contra el peronismo y sus sucesores, surgió un nuevo populismo oligárquico, de impronta neoliberal, bastante cercano al que ganó las elecciones presidenciales en Francia. En el fondo, son muchas las afinidades entre Mauricio Macri, empresario ingresado a la política nacional para oponerse a Cristina Kirchner, y Emmanuel Macron, joven banquero que se impuso a Marine Le Pen. Los dos pretenden encarnar la nación y se han asignado la misión de salvarla, entregándola por completo a las fuerzas impersonales del mercado. En este caso vemos una nueva forma de populismo en la era de la globalización neoliberal.
Lo que sin duda podría hacer retroceder al posfascismo sería un populismo de izquierda, ni xenófobo ni regresivo; un populismo que defendiera el bien común contra los privilegios de una élite voraz que ha remodelado el mundo a su imagen; un populismo capaz de defender las culturas nacionales para integrarlas al vasto mundo en vez de levantar muros. El primero en teorizar ese populismo de izquierda fue un pensador político argentino, Ernesto Laclau; la corriente se manifestó luego en España durante estos últimos años. Su aparición ha marcado un viraje político que despierta una gran esperanza a escala europea. Podemos ingresó al Legislativo y conquistó el poder en las principales ciudades del país, de Madrid a Barcelona y de Valencia a Zaragoza. Sus líderes tienen carisma, pero no son hombres providenciales, y a veces son mujeres que han dirigido movimientos populares, como Ada Colau en Barcelona. Y no proceden de las altas finanzas, sino de la universidad de masas. Tienen la edad de Macron y, como él, sólo han conocido el mundo de la pos-Guerra Fría y de la globalización, pero se han formado en los movimientos altermundialistas. El análisis de este populismo merecería, desde luego, otro libro. Por lo demás, hay ya una bibliografía bastante abundante sobre el tema, y España se ha convertido en un laboratorio para las izquierdas europeas. Bastará con decir aquí que su existencia no es el último factor que explica la ausencia del posfascismo tanto en el conjunto del Estado español como en Cataluña, la Comunidad Valenciana o el País Vasco.
Enzo Traverso
Ithaca (Nueva York) y París,
diciembre de 2017
Prólogo
En las sociedades occidentales sometidas a repetidas crisis económicas, en la hora de la postideología y el rechazo de un sistema democrático maltrecho, el auge de las nuevas extremas derechas es tan sorprendente como preocupante. Sin embargo, me parecía que este nuevo tipo de partidos, de ideología fluctuante, escapaba al análisis, y que calificarlos lisa y llanamente de “fascistas” no aclaraba cosa alguna: ¿cómo reinscribirlos en la historia y diferenciarlos de los fascismos del siglo XX?
Las numerosas publicaciones sobre este tema no me convencían: no se apartaban de un análisis sincrónico, cuando no tomaban directamente, y con superficialidad, las opciones léxicas surgidas de su objeto de estudio. Así, busqué un análisis con más perspectiva. El artículo de Enzo Traverso en la Revue du Crieur (junio de 2015) En cambio, Traverso acuñó la palabra “posfascismo” para designar un tipo de movimiento en devenir, con origen en la matriz fascista, pero diferente.
Proponiendo un nacionalismo estructurado por la islamofobia, esos movimientos pretenden ahora ser partidos tan republicanos como los demás. Por otra parte, Traverso retoma su análisis del eclipse de las utopías (desplegado en ¿Qué fue de los intelectuales?) y, desde la caída del Muro de Berlín y la pérdida de credibilidad de las esperanzas revolucionarias, procura mostrar en qué sentido esas nuevas extremas derechas, como los miembros del EI, constituyen una respuesta agresiva a la falta de horizonte de expectativas. Otros tantos elementos que, desarrollados, permiten echar una cruda luz sobre nuestra atribulada época.
Las conversaciones se realizaron en dos momentos diferentes, lo que permitió a Enzo Traverso completar su análisis de cara a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses, en especial, sobre la cuestión de las relaciones entre populismo y fascismo.
Régis Meyran
ENZO TRAVERSO es uno de los más destacados historiadores de las ideas del siglo XX, reconocido por sus estudios acerca de las consecuencias del nazismo, de la violencia totalitaria y de las dos guerras mundiales en la cultura europea. Graduado en la Universidad de Genova, se doctoró en la EHESS de París y durante dos décadas ejerció la docencia universitaria en Francia a la vez que fue profesor visitante en distintos centros de Europa y América. Actualmente enseña en la Comell University de Ithaca, Estados Unidos. Entre sus libros se destacan La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945), El pasado, instrucciones de uso. Historia, memoria, política, El totalitarismo. Historia de un debate, La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX y Mélancolie de gauche. La force d’une tradition cachée (XIXe-XXIe siècle) (2016). Nuestro sello publicó en 2015 ¿Qué fue de los intelectuales? Sus investigaciones acerca de historiografía contemporánea, formación de identidades colectivas y memoria son una referencia constante en el campo académico