• Quejarse

Fulton J. Sheen - Nuestra madre

Aquí puedes leer online Fulton J. Sheen - Nuestra madre texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 0, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Fulton J. Sheen Nuestra madre

Nuestra madre: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Nuestra madre" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Fulton J. Sheen: otros libros del autor


¿Quién escribió Nuestra madre? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Nuestra madre — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Nuestra madre " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Datos del libro

Autor: Sheen, Fulton J.

ISBN: 5705547533428

Generado con: QualityEbook v0.62

NUESTRA MADRE

La Virgen de la Esperanza

La Virgen de la Maternidad

La Virgen de la Anunciación

La Virgen del Nacimiento

La Virgen del Mundo

La Virgen del Rosario

La Virgen del Amor

La Virgen del Silencio

La Virgen de la Bondad

La Virgen Inmaculada

La Virgen de la Redención

La Virgen del Sol

La Virgen y Rusia

GALLE LA LUNA 225/22 7

México 3 , D. F.

PROLOGO

Este año volvía a ver a Monseñor Fulton J. Sheen en la noche de un martes, a las ocho y media.

Todas las semanas escuchan unos diez millones de personas las conferencias que pronuncia en su despacho particular de la calle Treinta y ocho, bajo la mirada de la Virgen y ante una gran cruz que parece abrazar al mundo entero.

Monseñor participaba en el programa Dumont de televisión a la misma hora que actuaba Milton Berle, escriturado para treinta años por 30,000,000 de dólares, lanzando al espacio su propaganda, de tan diferente índole.

No me cabe la menor duda de que todas mis amistades estaban comprometidas todos los martes para una cierta hora de la noche, porque en oficinas, por la calle y por teléfono me decían:

No, no...; nos veremos a las nueve y media...; antes, no me es posible atenderle. Y un amigo israelita, más explícito, me confesó:

- Mire, Padre, será mejor que aplacemos para el miércoles el festival a beneficio de su “Ciudad del Muchacho”, de Bolonia, porque... el martes no vendría nadie: todos se quedan en sus casas para ver y oír a Monseñor Sheen...

Y los martes, a la hora citada, millones de ojos avizores fijaban en él sus miradas, en su manteo episcopal, en la Virgen que presidía detrás de él, resplandeciente por las luces de la televisión. Y a la par que se guardaba un silencio impresionante, latían los corazones en contacto de una extraña felicidad.

- Gracias, señores por haberme permitido la entrada esta noche también en vuestra casa como invitado...

Estas palabras, que repetía todas las noches, siempre parecían nuevas por estar impregnadas cada vez de nuevo sabor.

Sus conferencias versan sobre cosas sencillas, cosas de la vida de cada día; sus palabras se refieren a las realidades que diariamente tocamos con los dedos de la mano y ocupan nuestra cotidiana atención, pero dicho todo ello con la galanura de un artista y con la caridad de un santo.

En junio último, cuando salí del aeropuerto de Idle Wild, de Nueva York, la publicidad de Milton Berle se hallaba en peligro. A Monseñor Sheen le ofrecieron sobre 100,000 dólares para que variase su programa, a lo que no accedió, desde luego.

Las gentes de los Estados Unidos vienen escuchando por espacio de más de veinte años a ese elocuente predicador, que inició su apostolado aquel lejano 1929, en que fue ordenado de sacerdote el humilde hijo de los campesinos Newton Morris y Delfa Fulton. Nadie se cansa de oírlo, ni tampoco él de hablar. Parece que ni siquiera sean suficientes los 40 libros que ha publicado para expresar todo lo que tiene en su corazón.

Tal vez ocurra así por ser siempre nuevos los males que sabe curar.

Una actriz inglesa que, medio embriagada, entra en su iglesia y a los tres años se mete de monja de clausura para contemplar las verdades que él le ha anunciado y que nunca se ven con los ojos de la cara; un ateo que va a visitarle con ánimo de dar un espectáculo... y queda convertido en un apóstol; una francesa que, próxima a suicidarse, vuelve a tener fe poco a poco y ahora comulga todos los días; una joven israelita convertida por él y despachada de su casa, a quien ayuda a establecerse con un modesto instituto de belleza y que sólo vive para hacer el bien, deben haber sentido la fascinación de la Gracia que penetra en los corazones, agridulce, al conjuro de su mágica palabra.

Las crisis que Monseñor Sheen ha descrito en ANCLAS SOBRE EL ABISMO, los vacíos del corazón humano, las desilusiones, los desalientos, los himnos del retorno, la paz nuevamente encontrada, la felicidad perdida... deben ser síntesis extractadas de las muchas situaciones, dramáticas, novelesca, interesantes todas que ha ido conociendo en su ministerio sacerdotal.

Tiene sesenta años. Nació en 1895, en El Paso, ciudad de Illinois. Entre 1919 y 1927 estuvo de profesor en el colegio de San Edmundo, de Ware, en Inglaterra. En Lovaina, Bélgica, consiguió doctorarse en Filosofía y obtuvo el premio Mercier. Después, por un corto período, estuvo retirado en una iglesita de Peoria, en los Estados Unidos, desde donde comenzó a predicar a las multitudes. Ha sido Decano de la Facultad de Filosofía en la Universidad católica de Washington, y en 1951 fue consagrado en Roma Obispo auxiliar de Nueva York.

A pesar de todo, aún continúa en la actualidad con el mismo ritmo de vida de antes.

Se levanta a las seis. Celebra a las nueve. Todos los días se está en la iglesia una hora después de la Santa Misa. El único desahogo que tiene es una partida de tenis. Come en veinte minutos, a los sumo. La semana en que habla por la radio o actúa por televisión, recibe hasta 25,000 cartas. Por la mañana trabaja a solas. Por la tarde recibe a quienes desean hablar con él de sus almas. Todos los días visita las oficinas de la Propagación de la Fe para dar las gracias personalmente a sus colaboradores.

Me siento muy complacido al publicar estos pensamientos de Monseñor Sheen sobre la Virgen. No hay libro suyo que yo conozca que no esté dedicado a la Santísima Virgen, estrella de los náufragos y que siente la desolación y el vacío que agobian el corazón de los pecadores que han perdido a Jesús en el Templo.

En la breve entrevista que pude mantener con Monseñor Sheen el día de su consagración episcopal, me recomendó con insistencia que se publicasen estos pensamientos suyos sobre la Virgen.

Al recorrer estas páginas, parece encontrarse de nuevo el entusiasmo de San Bernando, la originalidad de Chesterton y la inmediata puntualización del hombre moderno de la calle. Monseñor Fulton, en sus libros, siempre habla de dos temas: de la paz y de la Virgen.

Tal vez sea interesante hacer notar que Sheen, en lenguaje irlandés, significa paz. Y no será inútil decir que sus oyentes habituales saben que es un enamorado de María.

Una niña de Nueva York oyó un día a Fulton J. Sheen que hablaba por la radio. El nombre no era del todo nuevo para la niña, que, dirigiéndose a su mamá, le preguntó:

- ¿Quién es?..., ¿es Fulton, amigo de la Virgen?

El amigo de la Virgen.

Aquella niña, con su ingenuidad, le dio uno de los títulos mejor ganados. Tal vez debido a eso habrá visitado Lourdes veintitrés veces.

Leed:

Quizá os den ganas también a vosotros de cerrar los ojos y pensar.

Como a mí. Y notaréis entre los dedos que las espinas tienen fragancia de rosas, y recordaréis que una Madre cubre de besos al hijito que al caer se hace mayor mal... y esta buena Madre tal vez tenga dispuesto un beso para vosotros, lo mismo que para mí.

Padre Herminio Crippa, S.C.J.

LA VIRGEN DE LA ESPERANZA

Nuestro mundo moderno se caracteriza por designios profundos. Advertimos en nosotros miedo y ansiedades.

Los hombres de otros tiempos temían a Dios, pero era un temor distinto al que hoy sentimos; antes se preocupaban de no ofender a Dios porque le amaban. Luego vinieron las guerras mundiales, que infundieron en los hombres un terror irrechazable de unos a toros.

Hoy todos nos sentimos humillados y amedrentados, ante el elemento más pequeño del universo: ¡el átomo!

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Nuestra madre»

Mira libros similares a Nuestra madre. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Nuestra madre»

Discusión, reseñas del libro Nuestra madre y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.