Contra el poder
Alberto Donadío y el periodismo de investigación
Serrano, Juan.
Contra el poder : Alberto Donadío y el periodismo de investigación / Juan Serrano; prologo María Teresa Ronderos. -- Medellín : Silaba Editores, Universidad de los Andes, 2019.
260 páginas : fotografías ; 24 cm.-- (Colección sílabas de tinta)
1. Donadío, Alberto, 1953- . - Crítica e interpretación. 2. Periodismo de investigación 3. Crónicas 4. Reportajes. I. Ronderos, María Teresa, 1959- , prologuista. II. Tít. III. Serie. 070.44 cd 22 ed.
A1628224
CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
ISBN edición impresa: 978-958-5516-14-4
ISBN edición digital Epub (.epub): 978-958-5516-18-2
ISBN edición digital PDF: 978-958-5516-19-9
Contra el poder
Alberto Donadío y el periodismo de investigación
© Juan Serrano
© Sílaba Editores
© Universidad de los Andes
Primera edición: Sílaba Editores y Universidad de los Andes (Coedición)
Medellín, Colombia, abril del 2019
Corrección de textos: Rubelio López
Diagramación: Magnolia Valencia
Fotografía de carátula: Juan Esteban Duque y Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar
Fotografías de interiores: Juan Esteban Duque y Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar,
Archivo José Luis Ramírez, Archivo Alberto Donadío
Diseño de carátula: Naked Nation
Distribución y ventas: Sílaba Editores
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Para mi mamá, Melba Soto,
con amor infinito.
Para mi novia, Katherine Saavedra,
el primero de todos.
Es un placer casi perverso. Me gusta salir a encontrar algo que está mal o que no es de la forma en que la gente cree que es, y luego escribirlo para un periódico.
Bob Woodward
Hay ciertos momentos en tu vida en los que de repente entiendes algo sobre ti mismo. Me encantó revisar esos archivos y hacer que me revelaran sus secretos. […] No sé por qué los archivos en bruto me afectan de esa manera. En parte, quizás, porque están más cerca de la realidad, de la autenticidad, no se filtran, no se limpian a través de comunicados de prensa o, años más tarde, en los libros.
Robert Caro
Contenido
Prólogo de María Teresa Ronderos
Discurso de Alberto Donadío Copello, Ganador Premio a la Vida y Obra de un Periodista 2018, Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar
María Teresa Ronderos
L a disrupción digital ha sacudido al periodismo al punto de que muchos auguran que en un tiempo no muy lejano dejará de existir. Por más de un siglo los periodistas y la prensa han sido mediadores centrales del debate público, faro principal de la opinión y, como tal, indispensables para las mayorías. Hoy ya no se siente así. La gente se informa por el torrente de mensajes e imágenes que fluyen desde diversas plataformas a sus aparatos móviles. Millones de productores de información compiten por la limitada atención de los usuarios, arrebatándoles a los medios de comunicación tradicionales el cuasi monopolio noticioso que venían teniendo. Millares de robots, programados desde oscuras oficinas para manipular la información, reproducen a toda velocidad titulares que socavan la autoridad del periodismo para descubrir verdades y hacer que los poderosos rindan cuentas. Google y Facebook se llevan una enorme tajada de las ganancias que deja el mercado mundial de las ideas, obligando al periodismo a sostenerse con migajas de publicidad y la generosidad de las audiencias.
En semejante momento de disolución uno podría pensar que un libro sobre cómo nació el periodismo de investigación y cómo un periodista como Alberto Donadío ha ejercido ese noble oficio por cuatro décadas, no sea más que un viaje nostálgico a los tiempos gloriosos de cuando las denuncias periodísticas tumbaban ministros y ponían presos a banqueros.
Se equivocaría, sin embargo, quien saque esta conclusión al ojear estas páginas en una librería. Este trabajo de Juan Serrano resulta sorprendentemente útil para descubrir –precisamente hoy en medio del desconcierto de la era digital– que el periodismo que se apega a su labor esencial de servir al público es capaz de sobrevivir al temporal tecnológico. La manera en que Donadío y otros de sus colegas del primer equipo investigativo de un diario en Colombia, la Unidad Investigativa de El Tiempo, han ejercido su labor contiene los elementos de lo que perdurará en el periodismo y esboza el futuro de lo que este será cuando muchas estructuras que hoy lo alojan se hayan derrumbado.
Por su claridad ética en buscar la verdad con método de científico y disciplina de gimnasta, por su decisión temprana de escribir con libertad “sin tener que cargar a cuestas con el peso de la concordia nacional”, como bellamente lo dice Serrano, y la convicción honda de serle útil a la gente, Donadío pasa, sin proponérselo y con toda naturalidad, de pionero del periodismo de investigación en Colombia a bloguero digital de vanguardia.
De principio a fin, este libro bien hilado, rico de leer por su lenguaje refrescante y esmerado, desgrana las características del periodismo que seguirá siendo indispensable. Serrano lo logra mientras teje los hilos de amores y amistades y pinta personajes de verdad, como los viejos propietarios de El Tiempo y su controvertida manera de sostener la institucionalidad nacional, el fallecido exministro que cultivó hasta su muerte el odio por los periodistas que lo denunciaron y el banquero ecuatoriano, víctima de una conspiración, pero también de su carácter solitario. Explora incluso el alma de los investigados, preguntándose por qué habiendo ya conseguido poder y privilegio, tantos insisten en seguir acumulando más a como dé lugar, incluso hasta anidar en la madriguera de la corrupción.
El periodismo de veras
Donadío cuenta que de Bertrand Russell sacó “la convicción de que todo hay que decirlo, y que hay que luchar por la libertad y por los derechos constantemente, y pedirle cuentas a los que tienen poder”.
Con el acceso ilimitado a las redes sociales y otras plataformas de la era digital, cualquier organización, asociación, gremio, club, iglesia, oficina de Estado, conglomerado, empresa y hasta cada ciudadano que es testigo directo de un suceso, o simplemente tiene una opinión, siguiendo a Russell, ya “lo dicen todo”. Y lo hacen en todos los formatos posibles: texto, foto, video, mapas u otras publicaciones interactivas. Entonces, ¿qué le queda al periodismo?, ¿qué información necesita el ciudadano que no le estén dando ya todas estas fuentes?
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