Noam Chomsky. Lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense de origen judío. Profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX , gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. También es reconocido por su activismo político, caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior de los Estados Unidos. Se le considera de pensamiento socialista libertario. El New York Times lo señaló como "el más importante de los pensadores contemporáneos".
Título original: On Anarchism (2013)
© Del libro: Noam Chomsky
© De la traducción: Alejandro Gibert Abós
Edición en ebook: enero de 2021
© Capitán Swing Libros, S. L.
c/ Rafael Finat 58, 2º 4 - 28044 Madrid
Tlf: (+34) 630 022 531
28044 Madrid (España)
contacto@capitanswing.com
www.capitanswing.com
ISBN: 978-84-124427-9-3
Diseño de colección: Filo Estudio - www.filoestudio.com
Corrección ortotipográfica: Victoria Parra Ortiz
Composición digital: leerendigital.com
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Sobre el anarquismo
Con el espectro de la anarquía invocado por la derecha para sembrar el miedo, nunca ha sido más urgente una explicación convincente de la filosofía política conocida como anarquismo. Sobre el anarquismo arroja una luz muy necesaria sobre los fundamentos del pensamiento de Chomsky, específicamente su constante cuestionamiento de la legitimidad del poder atrincherado. El libro reúne algunos de sus ensayos y entrevistas, para proporcionar una breve y accesible introducción a su visión distintivamente optimista del anarquismo. Refutando la noción del mismo como una idea fija, Chomsky sugiere que se trata de una tradición viva y en evolución. Disputando las tradicionales líneas divisorias entre anarquismo y socialismo, hace hincapié en el poder de la acción colectiva, en lugar de la individualista. Profundamente relevante para nuestro tiempo, este libro desafía, provoca e inspira, y es un referente para los activistas políticos y cualquier persona interesada en profundizar su comprensión del anarquismo o del pensamiento de Chomsky en particular. Conocido por su brillante disección de la política exterior norteamericana, el capitalismo de Estado y los medios de comunicación dominantes, Chomsky sigue siendo un formidable crítico sin remordimientos de la autoridad establecida y, quizás, el anarquista más famoso del mundo. La edición incluye una entrevista a Chomsky en la que el autor evalúa en retrospectiva sus escritos sobre el anarquismo hasta la fecha.
Índice
Anarcocuriosidad o la
Norteamérica anarquista
Nathan Schneider
E n la primera noche de un viaje solidario que hice en autobús por Cisjordania, fui testigo mudo de una charla entre universitarios llegados de todos los rincones de Estados Unidos. La conclusión a la que llegaron fue sorprendente: a su manera, eran todos anarquistas. Repantigados en los sillones del vestíbulo de un hotel desolado junto al campo de refugiados de Yenín, devastado por la guerra, los estudiantes comenzaban a sondear sus respectivas filiaciones políticas, insinuadas ya en su forma de vestir y en sus tatuajes más recientes. Durante los diez días que duraría el viaje tendrían tiempo de sobra para que todo aquello saliera a la luz, junto con las inevitables confesiones de sus traumas de infancia.
—En el fondo, lo que a mí me va es el anarquismo —reconoció uno de ellos.
—Ahí la has clavado —dijo otro, aprovechando la coyuntura.
No tardaron mucho en alcanzar un consenso general sobre ideologías y modismos de nuevo cuño (capacitismo, identidades transgénero, zapatismo, black blocs , teorías de la frontera, etc.) y aquella unanimidad casi absoluta les pareció una casualidad cósmica, aunque no lo era tanto.
Era el otoño de 2012, poco después del primer aniversario de Occupy Wall Street (OWS). Una nueva generación de activistas acababa de consumir su ración de protagonismo y el mundo les parecía rebosar de posibilidades…, aunque no sabían exactamente por dónde tirar. Habían tomado parte en una rebelión que aspiraba a crear una sociedad horizontal, pero se negaba a transmitir sus peticiones a la autoridad competente y, como tantos otros movimientos germinados a un tiempo en todo el mundo, se preciaba de no tener líderes concretos. OWS no podría definirse como un fenómeno puramente anarquista; aunque algunos de sus iniciadores eran anarquistas confesos y muy convincentes, la mayoría de los participantes no hubiera definido sus motivos en los mismos términos. Con todo, el singular magnetismo de OWS, que a tanta gente consiguió reunir en sus zonas autónomas provisionales de tantas plazas públicas, despertó en todos los manifestantes cierta «anarcocuriosidad», como se ha dicho en más de una ocasión.
Para la generación que OWS consiguió movilizar, la Guerra Fría lo es todo y no significa nada. Nuestra conciencia despertó en una época en que el comunismo era un ideal desahuciado, derrotado por nuestros abuelos reaganescos y, para colmo, probadamente genocida. El capitalismo había vencido en buena ley: las fuerzas del mercado funcionan. Seguía atrayéndonos cierta especie difusa de socialismo, como la que nos legó el eficiente sistema ferroviario en el que pudimos cruzar Europa, mochila al hombro. Aunque la palabra socialismo había sido tan vilipendiada por la charlatanería hegemónica de Fox News que, desde un punto de vista político, resultaba inservible. Socialismo es también la palabra que la Fox suele asociar a Barack Obama, que llegó a la Casa Blanca con la ayuda de esta misma generación de activistas y cuya administra ción no ha hecho más que respaldar a la oligarquía corporativa, librar batallas de clones y poner entre rejas a miles de trabajadores inmigrantes y a cualquier héroe que haya osado denunciar la corruptela del sistema. Tanto hablar de socialismo para esto.
Así las cosas, más que una elección consciente, el anarquismo es el rincón de la escena política donde nos han ido confinando: un recurso apofático de última instancia que ha resultado muy fructífero, pues nos permite concebir la política más allá de las líneas rojas o azules que suelen delimitar lo que en Estados Unidos se denomina política y hacerlo sin resignarnos a la traición inevitable de los dos grandes partidos. Por si eso fuera poco, nos permite además abrazar los valores que hemos mamado en internet: transparencia, crowdsourcing , libertad, liberación. Nos permite, en fin, ser lo que somos.
La anarquía es la tábula rasa política de principios del siglo XXI , un nuevo modo de referirse al eterno ahora y a la posibilidad de reiniciar los relojes. En ninguna parte es más palmario que en Anonymous, la anárquica comunidad virtual cuyo único requisito de afiliación pasa por borrar nuestra identidad, historia, procedencia y responsabilidad.
Página siguiente