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Andrea Wulf - Magníficos rebeldes: los primeros románticos y la invención del yo

Aquí puedes leer online Andrea Wulf - Magníficos rebeldes: los primeros románticos y la invención del yo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2022, Editor: Penguin Random House Grupo Editorial España, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Andrea Wulf Magníficos rebeldes: los primeros románticos y la invención del yo
  • Libro:
    Magníficos rebeldes: los primeros románticos y la invención del yo
  • Autor:
  • Editor:
    Penguin Random House Grupo Editorial España
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    2022
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Magníficos rebeldes: los primeros románticos y la invención del yo: resumen, descripción y anotación

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EL REGRESO DEANDREA WULF TRASLA INVENCIÓN DE LA NATURALEZA

«Magníficosrebeldesvibra con lapasiónsalvaje y las ideasradicales de un nuevomundo librecreado apartir de lapoesía,elsexo, lamúsica yelromanticismo.Absolutamentefascinante».
SIMON SEBAG MONTEFIORE

¿Cuándo empezamos a exigir el derecho a decidir sobre nuestras vidas? ¿En qué momento nos volvimos tan egocéntricos como lo somos hoy? ¿Cuándo nos planteamos por primera vez la pregunta «¿Cómo puedo ser libre?».

Todo comenzó en una tranquila ciudad universitaria de Alemania en la década de 1790, cuando un grupo de dramaturgos, poetas y escritores pusieron el yo en el centro del escenario de su pensamiento, su escritura y sus vidas. Este brillante círculo incluía a los famosos poetas Goethe, Schiller y Novalis; a los visionarios filósofos Fichte, Schelling y Hegel; a los polémicos hermanos Schlegel; y, en un maravilloso cameo, a Alexander von Humboldt. En el corazón de este grupo estaba la formidable Caroline Schlegel, gran instigadora de sus deslumbrantes conversaciones sobre el yo, la naturaleza, la identidad y la libertad.

La colaboración entre estas figuras lanzó el romanticismo al escenario mundial. En sus vidas exuberantes se nos revelan peleas épicas, historias de amor apasionadas, penas desgarradoras y, sobre todo, ideas radicales en torno al poder creativo del yo, así como las más altas aspiraciones del arte y la ciencia, la unidad de la naturaleza y el verdadero significado de la libertad. Así fue como estos jóvenes románticos incitaron una revolución mental que transformó nuestro mundo para siempre.

Hoy seguimos avanzando por la misma cuerda floja entre la autorrealización personal y el narcisismo destructivo, entre los derechos individuales y las responsabilidades hacia la comunidad y las generaciones futuras. En el corazón de este libro inspirador se encuentra la tensión, extremadamente moderna, entre los peligros del egoísmo y las emocionantes posibilidades que ofrece la libertad del individuo.

La crítica ha dicho:

«Un retrato brillante, ambicioso, atractivo y apasionado. Sentimos la emoción de vivir la época. Una verdadera hazaña».
Times Literary Supplement

«Maravilloso. Un apasionante relato del Círculo de Jena que da vida al elenco de manera convincente».
Financial Times

«Una historia brillante contada con gran pulso narrativo e impecablemente investigada. El libro tiene una gracia irresistible y de lo más apropiada para contar la historia de estas luminosas personalidades».

Daily Telegraph

«Un libro magnífico: una revelación que fácilmente puede convertirse en obsesión».

The Spectator

«Delicioso y estimulante, un digno sucesor de la aclamada biografía de Humboldt».

The Times

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Para Saskia, mi nave nodriza

DRAMATIS PERSONAE

Auguste Böhmer (1785-1800)

Hija mayor de Caroline Böhmer-Schlegel-Schelling. Vivió con su madre y su padrastro, August Wilhelm Schlegel, en Jena de 1796 a 1800.

Caroline Böhmer-Schlegel-Schelling , de soltera Michaelis (1763-1809)

Escritora, traductora, crítica literaria y musa del Círculo de Jena. Estuvo casada con Franz Böhmer de 1784 a 1788, con August Wilhelm Schlegel de 1796 a 1803 y con Friedrich Schelling de 1803 a 1809. Vivió en Jena de 1796 a 1803.

Johann Gottlieb Fichte (1762-1814)

Filósofo que vivió en Jena de 1794 a 1799. Se trasladó a Berlín en julio de 1799. Estuvo casado con Johanne Fichte, de soltera Rahn (1755-1819).

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832)

Poeta y consejero privado del duque Carlos Augusto en el ducado de Sajonia-Weimar. Goethe vivía en Weimar, pero visitaba regularmente Jena, donde a menudo pasaba varias semanas. Su amante y posterior esposa Christiane Vulpius (1765-1816) fue la madre de su hijo August von Goethe (1789-1830).

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831)

Filósofo que se unió a su amigo Friedrich Schelling en Jena a principios de 1801. Vivió en la ciudad hasta 1807.

Alexander von Humboldt (1769-1859)

Científico y explorador que visitó a menudo a su hermano mayor Wilhelm von Humboldt en Jena entre 1794 y 1797.

Caroline von Humboldt , de soltera Dacheröden (1766-1829)

Esposa de Wilhelm von Humboldt. Vivió en Jena (con interrupciones) junto a su marido, de 1794 a 1797.

Wilhelm von Humboldt (1767-1835)

Lingüista y diplomático prusiano que vivió en Jena (con interrupciones) de 1794 a 1797. Estaba casado con Caroline von Humboldt y era el hermano mayor de Alexander von Humboldt.

Novalis (1772-1801)

Friedrich von Hardenberg fue un poeta, escritor e inspector de minas que utilizó el pseudónimo de Novalis. Estudió en Jena de 1790 a 1791. La finca de su familia, Weißenfels, no estaba lejos de la ciudad y entre 1795 y 1801 visitó regularmente a sus amigos. Primero estuvo comprometido con Sophie von Kühn y luego con Julie von Charpentier.

Friedrich Schelling (1775-1854)

Joven filósofo que vivió y enseñó en Jena de 1798 a 1803. Tuvo un romance con Caroline Schlegel y se casó con ella en 1803.

Friedrich Schiller (1759-1805)

Dramaturgo y poeta. Vivió en Jena de 1789 a 1799. En diciembre de 1799 se trasladó a Weimar. Estuvo casado con Charlotte Schiller, de soltera von Lengefeld (1766-1826).

August Wilhelm Schlegel (1767-1845)

Escritor, poeta, traductor y crítico literario. Vivió en Jena de 1796 a 1801. Estaba casado con Caroline Böhmer-Schlegel-Schelling y era el hermano mayor de Friedrich Schlegel.

Friedrich Schlegel (1772-1829)

Escritor y crítico literario. Vivió en Jena de 1796 a 1797 y de 1799 a 1801. Conoció a su amante, Dorothea Veit-Schlegel —una mujer casada— en Berlín, en 1799. En 1804 contrajeron matrimonio. Era el hermano menor de August Wilhelm Schlegel.

Friedrich Schleiermacher (1768-1834)

Teólogo y capellán. Aunque Schleiermacher nunca visitó Jena, mantuvo una correspondencia regular con los miembros del Círculo de Jena y sus opiniones sobre la religión llegaron a ser importantes para ellos. Friedrich Schlegel le conoció en 1797 en Berlín y compartió con él alojamiento.

Ludwig Tieck (1773-1853)

Escritor, poeta y traductor. Conoció a Friedrich Schlegel en Berlín y vivió en Jena de 1799 a 1800. Estuvo casado con Amalie Tieck.

Dorothea Veit-Schlegel , de soltera Brendel Mendelssohn (1764-1839)

Escritora y traductora. Estuvo casada con Simon Veit de 1783 a 1799. Friedrich Schlegel fue su amante durante varios años, antes de casarse, en 1804. Vivió en Jena de 1799 a 1802.

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Presta atención a ti mismo; aparta tu mirada de cuanto te rodea y dirígete a tu interior. Esa es la primera exigencia que la filosofía impone al estudiante: no hablamos de nada que esté fuera de ti, únicamente de ti mismo.

JOHANN GOTTLIEB FICHTE

¿De dónde sacaré mis ideas? De mí, de mí mismo necesariamente. Yo soy, para mí mismo, la base de todos los pensamientos.

NOVALIS

Soy más feliz cuanto más libre. Sin ninguna duda.

CAROLINE SCHLEGEL-SCHELLING

PRÓLOGO

Toda mi vida he hecho las cosas mal. O tal vez no, quizá mi modo de hacerlas fuera el correcto. O simplemente un modo que no se ajustaba a las convenciones. Por llevar la contraria a mis padres, inteligentes, liberales, cariñosos y académicos, me negué a ir a la universidad y me dediqué a trabajar en bares y restaurantes. Eso no quiere decir que no me educara. Leía. Filosofía y ficción, sobre todo. Siempre he sido una lectora insaciable, pero quería decidir por mí misma qué leer y no sentirme atada a un plan de estudios universitarios. También, entre otras cosas, me metí a aprendiz de pintora y decoradora, fui guía en un museo, hice prácticas en un teatro. Con esa típica y repelente soberbia tan propia del egoísmo adolescente, experimentaba el mundo solo a través de mi punto de vista, ciertamente estrecho.

¿Qué había de malo en estar todo el día leyendo? ¿Qué había de malo en cambiar de opinión? ¿Qué, en bailar toda la noche? Me enamoraba y desenamoraba con facilidad. Tuve una hija a los veintidós años. Y, de pronto, consciente de que no podría pasarme toda la vida trabajando de camarera, empecé a estudiar en una universidad de Alemania. Los únicos seminarios que disfrutaba, con todo, eran los de filosofía. En aquellas clases me sentía como en un remolino que me arrastraba a un mundo de pensamiento embriagador, como si hubiera descubierto las respuestas a las grandes preguntas de la vida: ¿Qué es el mal? ¿Qué significa ser bueno? ¿Quiénes somos? ¿Por qué somos? Ahora, treinta años después, apenas recuerdo lo que leí, pero aquellos libros y debates con mis profesores y compañeros me dieron herramientas para pensar y cuestionar. Empecé también a concebir la historia no como una serie de fechas y acontecimientos ordenados sucesivamente, como perlas en un collar, sino como una red interconectada. Empecé a mirar el presente a través de la lente del pasado.

Y aunque la vida empezó a parecerme un asunto más serio, seguí tomando decisiones impulsivas. Me sentía libre, y estaba decidida a ser la dueña de mi destino. Puede que algunas de aquellas decisiones fueran un tanto temerarias, pero eran mías, o eso pensaba. Ahora, claro está, sé que si podía permitirme el lujo de comportarme así, es porque era una persona privilegiada: sabía que, si las cosas se hubieran torcido, siempre habría podido recurrir a mis padres (de clase media).

Al fin y al cabo, fueron ellos, mis padres, quienes me enseñaron a perseguir mis sueños. Ellos mismos lo hicieron cuando se mudaron a la India, desde Alemania, en la década de 1960, para trabajar en el Deutscher Entwicklungsdienst (el equivalente alemán del Cuerpo de Paz). Si la niñez de mis padres echó a andar en los refugios antiaéreos durante la Segunda Guerra Mundial, la mía lo hizo entre los colores chillones de la India. Cuando se subieron a un avión en 1966, dejaron atrás una vida segura en la que mi madre tenía un puesto de secretaria y mi padre otro en un banco de provincias. Regresaron con dos niños pequeños y empezaron otra vez de cero. Con treinta y pocos años cada uno, en aquel momento, se matricularon en la universidad. Fueron los primeros de sus respectivas familias en hacerlo. Mi madre se convirtió en profesora y mi padre en un eminente académico especializado en irenología, la disciplina que estudia la paz y los conflictos.

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