Índice
A Gabriel , por tu incondicional, amorosa y permanente fe en «esas chispitas».
A Isabel P. R . y Gabriel P. R. , por que estas historias de mujeres los arraiguen profundamente a lo nuestro y los inspiren a volar muy alto.
A Guadalupe e Isabel R.R. , grandísimas mujeres de mi propia historia.
Algunas mujeres fueron protagonistas de la historia que se estaba escribiendo; otras atestiguaron los acontecimientos que le dieron forma a la nación mexicana, algunas más entendieron el momento, las circunstancias y la época que les tocó vivir. Isabel Revuelta Poo reúne en este libro la vida de diez mujeres y a través de ellas cuenta la historia de México. Su obra es un acercamiento crítico, despojado de los mitos y las malinterpretaciones que han impedido conocer con claridad la historia de la mujer mexicana. Con una minuciosa investigación, Isabel conspira para entregar a los lectores una visión de la historia femenina que no es complaciente y sí muy reveladora.
Alejandro Rosas
La historia de las mujeres es también la historia de su tiempo, de la cultura de ese momento, de una forma de pensar y de ser; no fueron solo receptoras de ideologías, señala Sara Sefchovich, fueron importantes actores que desde lo privado y lo cotidiano reprodujeron valores, creencias, tradiciones; se comprometieron con aquellas causas que consideraron justas, desde el punto de vista desde donde les tocó vivir.
Emilia Recéndez
si habláramos de mujeres de carne y hueso, no solo de heroínas o de mexicanas famosas distorsionadas detrás de mitos, escondidas tras velos almibarados y leyendas negras? Aquí hablaré de diez mexicanas a profundidad. Algunas son casi desconocidas; otras han sido malinterpretadas, pero, aun así, han estado presentes en todos los ámbitos de la nación, tejiendo la historia de nuestro país.
Conocer sus vidas a profundidad, reconocer la importancia de cada una de ellas, más allá de mitos y leyendas, es tarea fundamental para conocer la historia de México de manera más amplia. Desde sus ojos, vivencias y anhelos, desde sus tragedias y logros; desde su condición de mujeres participantes en la vida de nuestro país. Las historias de estas mujeres reales narran, junto con sus vidas, acontecimientos de los últimos cinco siglos.
En tiempos recientes, la proliferación de importantes compilaciones biográficas, casi catálogos, han puesto en la mira a un sinnúmero de mujeres de diversas esferas y contextos, lo que reivindica su presencia y participación en la vida nacional. Sin embargo, la divulgación histórica también demanda escudriñar sus vidas, pasiones, penas, deseos, límites, obras y hazañas con mayor detalle. Con ello se devela su aportación a la colectividad y la cotidianidad que nos son propias. Son una parte importante del relato que nos define como mexicanos.
Sus vidas son el hilo conductor del devenir de nuestro país. Su historia, con minúscula, entrelaza nuestra Historia, esa que se escribe con mayúscula. Sus presencias nos guiarán a ello. Dejemos que nos cuenten momentos de estos últimos siglos, removiendo velos y capas oxidadas. Desde la fundacional Malintzin, en los albores de la Conquista, hasta la deslumbrante Dolores del Río del pujante siglo X X . Todas ellas bordan, con el hilo conductor de su existencia, el tejido del que estamos hechos, y narran la parte de la historia de México que a las mujeres también nos ha tocado vivir.
Cuando inicié la investigación para este libro, hace un par de años, nunca imaginé vivir, como ellas, momentos aciagos de nuestra historia, como ha sido, desde la primavera de 2020, la crisis por Covid-19 en México y el mundo. Vivir una pandemia de tales proporciones nunca pasó por mi cabeza al escribir sus biografías; ahora siento que comparto con ellas una historia, la de mis propios tiempos, también de luchas, retos y pérdidas, pero llena de esperanza en el porvenir.
Tiene sentido hablar de ellas, puesto que ahora hay una continuidad entre nosotras como mexicanas. Continuidad entre sus tiempos y el mío, transitados por el acontecer nacional que me llena de pasión y motivación para narrar, sin mitos, los verdaderos destinos de estas mujeres mexicanas.
Isabel Revuelta Poo
Ciudad de México, mayo de 2021
Malintzin hubiera podido mantenerse callada.
Nadie esperaba de ella que se ofreciera como intérprete.
Pero una hora después había demostrado su utilidad.
López de Gómara, biógrafo de Cortés, escribiría que, cuando terminó,
el capitán la tomó aparte con Gerónimo de Aguilar,
le preguntó quién era y le prometió más que libertad
si aceptaba ayudarlo a encontrar a Moctezuma y a hablar con él.
CAMILLA TOWNSEND
ntes de poner siquiera sus ojos sobre el rostro de Hernán Cortés en tierras mayas —tabasqueñas— en ese abril de 1519, antes de convertirse en su lengua, en su voz, Malintzin había sido vendida como esclava dos veces por los suyos. No por los otros, no por los recién llegados, sino por los propios, por mexicas y por mayas, para quienes ella era una esclava más, solo una mujer más.
El encuentro entre Hernán y Malintzin, así como la relación tan estrecha que mantuvieron en todos los sentidos, es uno de los hechos más trascendentales de la historia de la Conquista y del mestizaje de México. La intervención de esta mujer políglota, ciertamente, fue definitiva en el triunfo de Cortés. Las circunstancias que vivió y las decisiones que tomó son parte fundacional de nuestra historia. Y así hay que abordarla. No solo atestiguó el nacimiento de México como nación, sino que lo vivió en primera persona. Juzgarla con ojos de otros tiempos confunde los actos de su vida como una mujer de carne y hueso. Tuvo una vida extraordinaria, crucial, en un momento también extraordinario y crucial de nuestra historia.
Malinalli no sospechaba los alcances de su existencia ni el tamaño de su oscura mitificación. El pesado juicio de la leyenda la condena a ser una especie de objeto seductor y monstruoso; la presenta como un personaje maldito: la traidora, la puta, la chingada, la vendepatrias y, al final, la Malinche…, la célebre y mal llamada « malinchista de Malinche». Se trata de un concepto tergiversado de su realidad, muy común en la historia que se cuenta como única, en la versión oficial. Una perspectiva distorsionada, nebulosa, que respondía a una postura decimonónica que, por un lado, colocó a algunos personajes en inalcanzables pedestales y, por otro, creó villanos terribles y de naturaleza execrable. Una postura sesgada y maniquea que arremete contra la historia misma, porque anula la reflexión y el debate sobre las consecuencias de los actos y las circunstancias en que se desenvuelven los personajes. La vida de Malinalli, Malintzin, doña Marina, está llena de esas circunstancias.