Teología feminista a tres voces
©Virginia R. Azcuy · Nancy E. Bedford · Mercedes L. García Bachmann
© Ediciones Universidad Alberto Hurtado
Alameda · Santiago de Chile
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www.uahurtado.cl
Editado en Santiago de Chile
Primera edición impresa, septiembre de
ISBN libro impreso: 978-956-357-079-3
ISBN libro digital: 978-956-357-080-9
Registro de propiedad intelectual Nº 267.857
Este es el décimo séptimo tomo de la colección Teología de los tiempos
Este texto fue sometido al sistema de referato ciego
Colección Teología de los tiempos
Dirección Colección Teología de los tiempos: Carlos Schickendantz
Dirección editorial: Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva: Beatriz García-Huidobro
Diseño de la colección: Gabriel Valdés E.
Diagramación interior: Alejandra Norambuena
Fotografía portada: “Nidia, la muchacha ciega de Pompeya”,
escultura de Randolph Rogers
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Teología
feminista
a tres voces
Virginia R. Azcuy · Nancy E. Bedford · Mercedes L. García Bachmann
Centro Teológico Manuel Larraín
Índice
Introducción
“Una cuerda de tres hilos” (Eclesiastés 4, 12)
Nuestras teologías feministas nos reúnen
Virginia R. Azcuy · Nancy E. Bedford · Mercedes L. García Bachmann
La perspectiva biográfica de esta introducción comparte un estilo frecuente de hacer teolog ía entre las mujeres y es el camino elegido por las autoras para compartir algunas claves principales que puedan servir para leer esta obra conjunta: misión compartida, Buena Nueva de liberación, espiritualidad, feminismo, martirio y migración. “Una cuerda de tres hilos” quiere simbolizar la apasionante vocación al feminismo teológico que las ha reunido en un común compromiso de fe.
Cuando las autoras nos comunicamos para intercambiar sobre la introducción de este libro, la primera idea fue seguir una perspectiva biográfica que sirviera para presentarnos y ayudara al lector o la lectora a conocer el contexto de nuestras teologías. A una le pareció que lo común de los diversos aportes de cada una era el feminismo teológico y que ello debía aparecer e n el t ítulo; esto evocó a ot ra de nosotras la memoria del pasaje de Eclesiastés 4: 12 que habla de “una cuerda de tres hilos” que no se rompe fácilmente y pensó que algo así era nuestra colaboración. Entonces solo quedaba reunir estas ideas para darle forma a la propuesta y presentar lo que motiva esta publicación: más allá o más acá de nuestras diferencias, un feminismo teológico nos reúne .
Una misión compartida al servicio de la Buena Nueva de liberación
Me llamo Mercedes L. García Bachmann, nací en 1963 y me crié en la ciudad de Tandil, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Mi padre es católico-romano y mi madre es luterana y tanto mis hermanos como yo fuimos bautizados en la Iglesia Luterana. Mi camino teológico comenzó, sin que yo lo supiera entonces, cuando la Congregación Protestante del Tandil, donde me confirmé, nos abrió espacios de participación y responsabilidad a los y las adolescentes y jóvenes.
En el año 1981, inicié mis estudios de teología en el Isedet, sin saber si podría ser pastora, ya que todavía no se había llegado a la decisión de ordenar mujeres para el Ministerio de la Palabra y los Sacramentos. Era un tema en discusión en diversos ámbitos dentro de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, que tiene un sistema de decisión colegiado, basado sobre las comunidades y los clérigos. Finalmente, en su Asamblea General del año 1981 aprobó por amplia mayoría la ordenación femenina al Ministerio.
Algo que quiero destacar en este aspecto, es que siempre sentí que los caminos se me iban abriendo solos. Nunca tuve que luchar como otras personas para lograr algo: antes de terminar mi primer año de estudio ya estaba abierta la posibilidad de ser pastora. Las cosas casi siempre se dieron así en mi carrera, sin necesidad de luchar, sin encontrar grandes piedras en el camino. No lo digo para presumir, ya que no ha dependido de mí.
Hice los estudios correspondientes a una licenciatura en el Isedet y más tarde, después de varios años de trabajo en diversas parroquias, la maestría y el doctorado los realicé en una facultad luterana en los EE.UU. La tesina de licenciatura tuvo como tema la oración de Salomón en la dedicación del templo en 1 Reyes 8. Me dirigieron Severino Croatto y Alberto Ricciardi, que eran profesores de Antiguo Testamento en el Isedet. Ellos eran totalmente opuestos en sus metodologías: a Ricciardi le gustaba trabajar mucho con los métodos histórico-críticos, era muy detallista y le daba mucha atención a la crítica retórica, de qué manera están armadas las oraciones, qué quieren decir de esta manera, etc. Severino Croatto complementaba los métodos histórico-críticos con el estructuralismo —de moda en la década de 1980— y con otros elementos hermenéuticos. Si bien ambos eran muy diferentes en su acercamiento a los textos bíblicos, para mí fueron grandes maestros. Realmente puedo decir que en esta etapa se dio un proceso de aprendizaje muy enriquecedor.
Terminada la licenciatura, hice las prácticas pastorales necesarias para la ordenación (“vicariato”) en la Congregación San Pedro, de Posadas, con el Pastor Luis Álvarez Figueroa. Y en diciembre de 1986 fui ordenada para el ministerio de la Palabra y los sacramentos en la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU). A partir de entonces, trabajé mucho en diversas congregaciones, hasta volver a estudiar.
Comencé mis estudios de postgrado en 1994, gracias al aval de mi Iglesia y a becas de la Federación Luterana Mundial y de la Evangelical Lutheran Church in America . Tengo recuerdos muy gratos de mucha gente, en particular diferentes docentes y perspectivas, con quienes, en mayor o menor medida, aún mantengo contacto. Para mí también fue muy importante que por primera vez tuviera profesoras en áreas importantes de la teología, como Antiguo y Nuevo Testamento, liturgia feminista y otras. Debo decir, sin embargo, que ya anteriormente había sido acusada de ser feminista por algunos colegas, cuando aún no tenía el marco conceptual que los estudios posteriores me han ido dando. Y hablando de estudios posteriores, me gustaría enfatizar el espacio del Foro de Teología y Género que funcionó en Isedet durante más de una década y que comenzó mi colega y amiga, también autora de este libro, Nancy Bedford. Fue un espacio interdisciplinario, ecuménico, crítico y productivo, del que nos enorgullecemos sus participantes.
El título de mi tesis doctoral fue “Mujercitas”. Ubicación socio-histórica de las trabajadoras en la Historia Deuteronomista , quien ha publicado material muy importante relacionado con las mujeres en la Biblia, que ha sido relevado y reflexionado en nuestro ámbito.