Presentación
E L Siervo de Dios, P. José Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoen-statt, fue prisionero de la Gestapo en la Segunda Guerra Mundial.
De septiembre de 1941 a marzo de 1942 estuvo encerrado en la cárcel de Coblenza y de ahí hasta abril de 1945 en el Campo de Concentración de Dachau, el primero de esos lugares de reclusión abierto por los nazis una vez que estos llegaron al poder.
Entre los más de doscientos mil presos procedentes de cuarenta países, había 2.579 sacerdotes católicos, alojados en dos barracas especiales. Los sacerdotes fueron los más hostigados en el infierno de Dachau, como lo llamó el propio padre Kentenich.
El P. Kentenich aprovechó toda circunstancia para trabajar apostólicamente:
– durante todo ese tiempo, el P. Kentenich logró dictar varios libros, entre los que destaca, el Hacia el Padre, selección posterior que él mismo mandaría imprimir después de su liberación de Dachau, que contiene oraciones o textos en rima compuestos por él en ese tiempo de cautiverio, gran parte de los cuales están extraídos de la colección “Espejo del Pastor” . También escribió la Espiritualidad instrumental mariana y el Espejo del Pastor, ‘poema’ de 5.870 estrofas.
– entre los mil setecientos sacerdotes polacos prisioneros, a cuya barraca fue trasladado el P. Kentenich por dos meses, estaba el P. Ignacio Jez, más tarde obispo en Polonia y quien logró que el Papa Juan Pablo II bendijera el Santuario de Schoenstatt de su diócesis.
– el trabajo con y para sacerdotes fue muy fecundo. Llegó a haber siete grupos de sacerdotes de Schoenstatt, entre palotinos y diocesanos.
– de ese tiempo son los cuatro primeros beatos de Schoenstatt, todos ellos mártires: Carlos María Leisner (beatificado por el Papa Juan Pablo II, en Berlín, el 23 de junio de 1996), Gerardo Hirschfelder (beatificado el 10 de octubre de 2010) y Alois Andritzki (beatificado el 13 de junio de 2011), los tres, junto al padre palotino Ricardo Henkes, pertenecieron al primer grupo de sacerdotes de Schoenstatt en Dachau y Jorge Haefner (murió el 20 de agosto de 1942 y fue beatificado como mártir el 15 de mayo de 2011 en Wuerzburg).
– en Dachau, además, fundó, junto a dos laicos, también presos, dos nuevas comunidades: los Hermanos de María y la Obra de las Familias.
En todas las biografías del padre Kentenich publicadas hasta ahora había obviamente capítulos dedicados a este importante período de su vida y actividad. Ahora ponemos a disposición del lector y de la lectora el cuadro completo de esos fecundos años privado de libertad exterior.
Editorial Nueva Patris entrega la traducción castellana de este libro escrito en 1972 por el P. Engelbert Monnerjahn, con gratitud por su trabajo de historiador y la certeza que esta obra servirá a muchos para conocer mejor los detalles de esa etapa fundamental en la historia de Schoenstatt, de la Iglesia y la humanidad.
P. José Luis Correa L.
Director Editorial Nueva Patris
Prólogo
E L presente libro tiene su origen en un deseo que el Fundador de la Obra de Schoen-statt expresó al autor en una conversación sostenida a comienzos de 1966. El cumplimiento de este deseo, sin embargo, no habría sido posible sin la ayuda de muchas personas.
Debo especiales agradecimientos a los compañeros más íntimos del P. José Kentenich en el campo de concentración de Dachau: el P. Joseph Fischer y el rector P. Heinz Dresbach, quienes facilitaron con gusto no solo las cartas escritas por ellos desde Dachau, extremadamente valiosas, sino también los apuntes tomados después de la liberación. El P. Fischer aportó, además, tres tomos escritos por él, a máquina, titulados “ En el campo de concentración de Dachau, bajo la protección de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt”.
Especial reconocimiento merecen: la señora Marga Eise, de Üffingen, Stuttgart, por permitir el acceso a las cartas y apuntes de su cuñado, el P. Alberto Eise; la dirección general del Instituto de las Hermanas de María en Schoenstatt; la dirección de la provincia Providencia de las Hermanas de María en Coblenza-Metternich; el Servicio Internacional de Búsqueda de Personas de Arolsen y su director, el señor A. de Cocatrix y el señor C. Pechar; el señor jefe del Archivo Federal de Coblenza; el Archivo Estatal de Düsseldorf y el Archivo del Estado de Coblenza.
Finalmente, vayan también mis sinceros agradecimientos a los padres Dr. A. Menningen, Josef Fischer, al Dr. Th. Maier y al señor rector P. H. Dresbach por revisar el manuscrito; a los padres J. Finster y G. Ritter por revisar las pruebas y al P. G. Ritter por la elaboración del índice de nombres.
P. Engelbert Monnerjahn
Introducción
E L P. José Kentenich se refirió más de una vez al memorable “20 de enero y su entorno” como al “eje de la historia de Schoenstatt”, y lo decía con absoluta fe en que ese día una “irrupción de gracias” había enriquecido la Obra de Schoenstatt, tal como sucedió el 18 de octubre de 1914, día del Acta de Fundación. Se refería así a las fuerzas vitales sobrenaturales que han sostenido y configurado los destinos de Schoenstatt, particularmente en tiempos de duras pruebas.
Animado y fortalecido por estas gracias, el P. Kentenich decidió, después de haber sido arrestado por la Gestapo en enero de 1942, ofrecer a la divina Providencia asumir la cruz en aras de su Fundación y aceptar el sufrimiento de ser enviado como prisionero al campo de concentración de Dachau. Esta ofrenda fue aceptada por Dios, como puede verse claramente en los hechos que rodearon su vida y obra, durante su permanencia en el campo de concentración.
De suyo, un campo de concentración es el lugar menos apropiado para el crecimiento espiritual, y menos aun para desarrollar un proyecto sistemático de apostolado. En una carta escrita poco después de su ingreso, describe Dachau como una “ciudad de muerte, de paganos, esclavos y locos”. A pesar de estas circunstancias extremadamente difíciles, el P. Kentenich lograba reunir a su alrededor a sacerdotes y laicos que acudían regularmente a las reuniones que él organizaba. Su conducción sacerdotal, sus pláticas y meditaciones eran para ellos fuente de apoyo espiritual que los ayudaba a resistir, a partir de la fe, los diarios padecimientos del campo de concentración.
Con el tiempo, los prisioneros que pertenecían o habían pertenecido a Schoenstatt formaron grupos que trabajaban en la clandestinidad, de modo que, en medio del campo de concentración, la Obra de Schoenstatt siguió creciendo a partir de pequeñas células vivas. Fue aquí donde el P. José Kentenich dio comienzo a la fundación de la Obra Familiar y del Instituto de los Hermanos de María de Schoenstatt.
Todo esto sucedía a pesar de la estrecha vigilancia de la SS () que arrebataron a cientos, más aún, a miles de prisioneros.
En circunstancias a veces propias de un relato de aventuras, el padre mantuvo contacto epistolar (que estaba prohibido) con la Familia de Schoenstatt que se encontraba fuera del campo de concentración. Sus extensos escritos la fortalecieron y orientaron en medio de los peligros de la persecución contra la Iglesia que desencadenó el Tercer Reich, y dirigieron el progresivo desarrollo del Movimiento por él fundado.