Plática 3
Ya estamos en condiciones de descifrar e interpretar de alguna manera la leyenda grabada sobre la primera columna. Sé hombre significa para nosotros: Ten siempre una gran meta en tu mira y lucha en particular por ver con claridad y lucidez los objetivos. La meta se alza con claridad delante de los ojos del alma: Heroísmo silencioso y oculto que a su vez es heroísmo de humildad y amor.
Lo que hemos reflexionado hasta este momento estuvo orientado especialmente hacia el entendimiento. Pero entre tanto quizás han aprovechado el tiempo para “paladear” más y más lo expuesto, para sazonar el sobrio manjar intelectual a fin de que también el corazón pueda catarlo con gusto.
d. Continuación: ¿Qué entraña el Heroísmo del amor y de la humildad?
Y en este sentido queremos seguir examinando el tema y enfocar ahora en comunidad todo lo que entraña la frase Heroísmo de la humildad y del amor. Pues bien, ella significa que si quieres de algún modo alcanzar un objetivo, a tus esfuerzos para la consecución de la meta habrán de unirse siempre la humildad y el amor. Sí; ellos deben estar siempre presentes y
1) Crecer juntos
Por lo tanto, cuando realice algo que redunde en el crecimiento del amor, deberá redundar a la vez en el incremento de la humildad; de lo contrario no habrá sido un amor sano, sino una ilusión. Si para mí el crecimiento en la humildad no significa simultáneamente un crecimiento en el amor, entonces tal humildad no habrá sido sana, sino enfermiza. He aquí pues la norma. Debería examinarme a mí mismo en muchas áreas aplicando dicha norma y dejándome orientar por ella.
2) El crecimiento no es siempre parejo
Teniendo en cuenta este nuevo punto podremos interpretar correctamente los ejercicios ignacianos y despejar algunas dificultades que surjan al abordarlos.
Puede ocurrir que durante un cierto lapso me preocupe, con una cierta unilateralidad orgánica, por un mayor crecimiento en la humildad. Esta maniobra es perfectamente compatible con una sana norma de crecimiento. O bien, de modo inverso, que durante un cierto lapso me ponga el objetivo de crecer con mayor fuerza en el amor. El otro elemento podrá ser recuperado más tarde. Sea como fuere, hasta un cierto punto el elemento complementario habrá de crecer siempre a la par. No de modo parejo, pero sí simultáneo.
e. Profundización de los pensamientos sobre el heroísmo de la humildad y del amor
Para entusiasmar nuestro corazón por el heroísmo de la humildad y del amor, para hacerlos más apetecibles, les expondré brevemente algunas ideas.
1) ¿Qué es lo que nos motiva a aspirar al heroísmo del amor?
El hecho de que el amor sea la virtud más importante, fecunda, necesaria y fácil de cultivar.
a) El amor es la virtud más importante
El amor es la virtud más importante porque es asumir, de la forma más perfecta, la más esencial perfección de Dios. Deus caritas est . Dios es, por esencia, amor.
Recordemos los ejercicios de hace dos años sobre el tema de la perfecta alegría de vivir. En la segunda parte habíamos meditado sobre toda la vida desde el punto de vista de la ley fundamental y universal del amor. De ahí el Himno a la Caridad de la Sagrada Escritura: lo más grande es el amor (1 Co 13) . San Pablo nos recuerda que todas las virtudes son efectos del amor: El amor es humilde, manso, etc. También la fe y la esperanza están relacionadas con él. El amor todo lo cree, todo lo espera.
b) El amor es la virtud más fecunda
En este punto nos adentramos más profundamente en nuestro propio corazón, en nuestra propia vida. El amor es la virtud que desarrolla, con mayor energía y continuidad, una fuerza plasmadora y formadora. El amor es depositario, por esencia, de una fuerza unitiva y asemejadora. Quizás todas las demás virtudes posean también, en cierto sentido, una fuerza asemejadora, pero en ellas esa fuerza es sólo un rasgo secundario de su esencia, mientras que en el amor es lo primero.
Es posible que yo logre practicar todas las demás virtudes, pero si todas ellas no están impulsadas y sostenidas por el engranaje del amor, entonces no me habrán cambiado ni transformado. De ahí que el amor sea la madre de todas las virtudes. ¡Amar! Ese es el objetivo en el cual poner la mira con mucha claridad y decisión.
c) El amor es la más necesaria de las virtudes
De todo esto se desprende, a modo de consecuencia, que el amor es la más necesaria de las virtudes. En primer término en razón de su fuerza asemejadora, que constituye a la vez uno de sus rasgos esenciales.
Al contemplarnos a nosotros mismos o bien a las personas de nuestro entorno, percibimos con dolor cuán pocos son en realidad los hombres que han desarrollado una personalidad signada por valores humanos auténticos. Cuando los encontrábamos en medio de la actividad laboral nos parecían de una grandeza inconmensurable. Pero cuando logramos cultivar un trato más asiduo, advertimos en ellos muchas limitaciones y debilidades; notamos que les falta la formación y educación esenciales.
¿Por qué ocurre esto? Porque nosotros, los hombres, hemos descuidado mucho el amor. Sólo el amor es el que nos transforma en lo más hondo de nuestro ser.
El amor es la virtud más necesaria también en razón de su fuerza unitiva. Sin el amor seré como un árbol sin hojas: experimentaré con mucho más dolor aun los gusanos, los agentes de la enfermedad que me corroen interiormente; lo exterior tendrá una capa de barniz de nobleza pero el interior quedará sencillamente disimulado y no se lo podrá cambiar con facilidad. Es recién el amor, con su fuerza unitiva y a la vez asemejadora, el que genera uncambio y una purificación profunda.
d) El amor es la virtud más fácil de practicar
Naturalmente, el amor será la virtud más fácil de practicar sólo para aquel que sea capaz de percibir con mayor facilidad las interrelaciones profundas de las cosas. El instinto del amor es uno de los instintos primarios más esenciales de nuestra naturaleza humana. Dios ha creado nuestra naturaleza, ha permitido una determinada condición de nuestra naturaleza caída. Parte de esa condición humana es que en nuestra naturaleza el instinto del amor sea más fuerte que todos los demás, incluso más que el instinto del temor.
El instinto del amor se suscita con mayor intensidad cuando la persona se sabe, se siente y cree amada. En esos momentos debo tomar conciencia de que Dios derrama en plenitud sus misericordias sobre mí; en tales horas no habré de reparar sólo en mis miserias, porque entonces el amor sólo crecerá de forma indirecta, vale decir, lo hará a través de la humildad. En efecto, al fijarme en mis miserias y reconocer mi condición humana, tendré oportunidad de practicar la humildad, y por ella crecer indirectamente en el amor.
El crecimiento directo del amor depende de la conciencia que tomemos de que nadamos en las misericordias de Dios. En este sentido se cuenta que Pallotti desmigajaba poco a poco el pan para recordar, bocado a bocado, que Dios lo amaba.
La tercera razón radica en que evidentemente la oración que con mayor facilidad escucha el Señor es la oración en la cual le pedimos que nos enseñe a amar.
Por otra parte, si el amor es la ley fundamental del mundo, también debe ser la ley fundamental de la educación. Si el primer mandamiento es el amor, la oración que Dios más escuchará será pues la petición por la cual le pedimos que nos ayude a cumplir con ese mandamiento. Por eso es muy importante que a lo largo de estos días oremos pidiendo el crecimiento en el amor. Muchas cosas dependen de esta oración y de la profundidad con que la hagamos.
2) ¿Qué es lo que nos hace más fácil aspirar al heroísmo de la humildad?
a) Una respuesta más bien general
(1) El amor de creatura no puede existir sin la humildad
En este punto vuelvo a señalarles que el amor de una creatura, es decir, de un ser que ha sido creado, no puede existir sin la humildad. De ahí que la humildad no sea otra cosa que la otra cara del amor. En la vida cotidiana ambos conforman una unidad. No puedo amar sin ser pequeño, sin contemplar ni reconocer correctamente mi pequeñez ante Dios, porque en caso contrario no estaría amando correctamente. Y no puedo ser pequeño sin amar, porque en caso contrario me quebraría.