Pedro Engel
Ángeles
Los mensajeros de la luz
PEDRO ENGEL
Ángeles. Los mensajeros de la luz / Pedro Engel
Santiago de Chile, Catalonia, 2016
ISBN: 978-956-324-464-9
ISBN Digital: 978-956-324-470-0
DESARROLLO EMOCIONAL
CH 152.4
Diseño de tapa: Mario Mora Sanhueza
Ilustración de portada: reproducción grabado de Alberto Durero
Diseño y diagramación: Sebastián Valdebenito M.
Corrección de textos: Cristine Molina
Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial.
Primera edición Catalonia: agosto 2016
ISBN: 978-956-324-464-9
ISBN Digital: 978-956-324-470-0
Registro de Propiedad Intelectual N° 269.928
© Pedro Engel, 2016
© Catalonia Ltda., 2016
Santa Isabel 1235, Providencia
Santiago de Chile
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Con amor a mis ángeles guardianesen la Tierra, Trudy y Benjamín
Abramos nuestros corazones a los ángeles,
entidades celestiales que atraviesan los tiempos y proyectan su luz.
Grands maestros como Botticelli, Durero,
Miguel Ángel y Fra Angélico,
dejan entrever en sus pinturas a esas figuras aladas
que nos han legado para el espíritu.
Introducción
Mi obsesión por los ángeles empezó hace más de treinta años.
En un viaje a Nueva York, al llegar al aeropuerto vi un afiche de una exposición de arte que se llamaba “El esplendor de Florencia”. La decoraba un cuadro de Fra Angélico. En este cuadro se podía apreciar a uno de los ángeles musicantes, seres de luz que acompañan desde milenios al ser humano en su paso por la Tierra y también en su entrada a los umbrales de la muerte.
Al visitar esa exposición en el Museo Metropolitano recibí una revelación, y fue entonces que pude sentir con certeza que esos seres alados, que Fra Angélico y otros maestros florentinos pintaron, estaban ahí en presencia física. Desde ese instante empezó mi búsqueda de textos, cuadros, pinturas, ilustraciones y dibujos de diferentes artistas, que culminó en un bello libro de arte que hice para un banco en los años 80.
A partir de ese momento, los ángeles han sido mis fieles compañeros de ruta. Durante muchos años me dediqué a hacer talleres de ángeles, a los que asistieron cientos de personas que lograron establecer por medio de esos cursos una conexión con sus mundos luminosos de seres alados.
Estos ángeles son los mediadores entre la invisible dimensión de lo metafísico y la concreta realidad de la vida cotidiana. Esta visión despertó un gran interés en mí por estos mágicos seres que constantemente nos acompañan y nos guían por el camino que hemos de recorrer. Después de la visita a la exposición sobre Florencia donde vi todos esos cuadros con seres alados y colores potentes, decidí investigar.
Empecé a estudiar sobre Dionisio Areopagita, uno de los primeros que escribió sobre angeología. Con él como base, fui descubriendo muchos textos sobre el tema, documentos de teología con autores como San Agustín, y libros más científicos como los de Rudolf Steiner o Emanuel Swedenborg. Y así fui recopilando material sobre las distintas formas angélicas que se manifiestan en la Tierra.
Los últimos años han aparecido muchos libros con experiencias sobre ángeles, textos importantes como Angelorum, o los libros de Sophy Burnham.
En mis talleres de ángeles siempre buscaba que las personas se dieran cuenta de que es muy importante conectarse desde el corazón con los ángeles, pues nuestros guardianes necesitan que nosotros les demos la autorización para ayudarnos en las situaciones que estamos viviendo. Si nosotros no damos este “permiso”, es poco lo que el ángel puede hacer por nosotros, por lo tanto, es importante que podamos tener esa conexión con estos seres y abrir nuestro corazón para que ellos puedan hacer su trabajo.
Más allá de nuestras creencias, los ángeles son arquetipos, símbolos de paz; ellos son los “ayudantes invisibles” que se mueven en armonía en torno a nosotros. Son manifestaciones de lo divino, y esperan que les demos un lugar en la simplicidad y en la pureza del corazón. Estos entes fueron creados para intervenir a nuestro favor, pero respetando siempre las leyes del karma y del libre albedrío. Son seres de luz que nos inspiran y nos hacen recordar nuestro origen espiritual. Ayudan a restaurar nuestro estado lamentable y a vivir una vida de acuerdo con lo que realmente somos. Solo tenemos que hablar con ellos y pedírselo humildemente, con fe y convicción.
Por esta razón, debemos dejar que despierten en nuestro ser la quietud que tanto necesitamos, puesto que estos seres celestiales mantienen un contacto cotidiano con cada uno de nosotros, lo que no logramos notar debido a la rapidez de la vida actual.
Ángel significa mensajero y proviene del vocablo hebreo Malakh. Por ello, un ángel es básicamente un intermediario entre la divinidad y los seres humanos, un nexo de comunicación entre dos planos que no se encuentran juntos pero que pueden dialogar. El ángel es ante todo un Ser, una existencia, alguien tan vivo como nosotros mismos. Es un ente con un cuerpo, hecho de material diferente al nuestro, el cual es sutil y etéreo, que no vemos pero que existe y es posible percibirlo con los sentidos, lejos de la razón.
El ángel tiene un alma, un modo de ser particular y una misión. Si pudiéramos mirar por un instante todo lo que nos rodea, nos daríamos cuenta de que nunca estamos solos.
En las diferentes tradiciones religiosas, los ángeles participan activamente en la creación y conservación del mundo. Desde los tiempos del Antiguo Testamento hasta nuestros días, los ángeles siguen interviniendo en la vida de los seres humanos, algunas veces de manera anónima y secreta, y otras en forma abierta y a plena luz del día, en la vigilia o en el sueño. En ocasiones es posible visualizarlos como una luz o como una especie de figura resplandeciente; se pueden percibir a través de un sutil aroma a flores, con suaves sonidos de campanitas o extrañas melodías que llegan al corazón. A veces se dejan ver como personas comunes y corrientes. También se muestran con una apariencia de niños o jóvenes resplandecientes. En sus apariciones en forma humana, se genera una sensación de profundo bienestar, tranquilidad, serenidad, una calma apacible, independiente de que nos saquen de algún apuro o nos calmen alguna dolencia. Su sola presencia nos entrega una paz y un sosiego que el alma capta como una epifanía.
Además de protegernos frente a ciertos eventos peligrosos, estos seres de luz están siempre a nuestro lado invocando nuestro ser más luminoso, inspirándonos cuando parece que los caminos se cierran.
Hay una película que me inspiró muchísimo en la vida, es un film alemán de Wim Wenders titulado Der Himmel über Berlin, que en español fue traducida como Las alas del deseo. En esta película podemos ver a dos ángeles que nos muestran que los seres humanos, sumidos en nuestras miserias cotidianas, no tenemos oídos para percibir a nuestros ángeles guardianes, por ende, tampoco respondemos a sus llamados para salir de la oscuridad. Hay una escena donde el ángel intenta persuadir a un suicida de no lanzarse al vacío, sin éxito. Esto nos muestra que los ángeles nos pueden cuidar, pero el libre albedrío es finalmente de los seres humanos. De este modo, los ángeles tienen una misión mucho más espiritual en momentos de peligro o desesperación.
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