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A mi papá y a mi abuelo.
A Male, Ine y Angie, fanáticas de River,
por su entusiasmo y apoyo de siempre.
Y a todos los hinchas de River.
AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer muy especialmente a Mario Argenta por su afecto y su esencial colaboración en la realización de este trabajo. Sin su invalorable ayuda y su entusiasmo, a esta historia le hubiera faltado la palabra de muchos de sus protagonistas. A Patricio Carballés por su paciencia y su apoyo, sin los cuales este libro nunca hubiese salido a la luz. A Fernando Bravo por su calidez y su amistad. A Diego Borinsky por su confianza, sus consejos y su buena onda de siempre. A Matías Patanian y a Rodolfo D’Onofrio por sus recuerdos y su cariño hacia este equipo del ’75; a Daniel Kiper por los recuerdos de su papá Jorge, y al Club Atlético River Plate.
Esta historia no hubiera sido posible sin el testimonio de sus principales protagonistas. Por tal motivo, quiero expresar toda mi gratitud a los campeones Norberto el Beto Alonso, el Pato Ubaldo Matildo Fillol, Pedro González, el Puma Carlos Morete, Jorge Vitrola Ghiso, Reinaldo Mostaza Merlo, Rubén Bruno, Fernando Zappia, Héctor Bargas, Ramón Orlando Gómez, Oscar Pinino Más, Juan José López, Francisco Groppa, Héctor el Gringo Ártico, José Omar Pepona Reinaldi, Miguel Ángel Perico Raimondo, Héctor el Gorrión López, Luis Jometón y Omar Labruna, por permitirme ser parte, a través de sus recuerdos y anécdotas, de esa aventura de ser campeón. Este trabajo está dedicado a ellos y a don Ángel Labruna, Roberto Perfumo, Alejandro Sabella, Pablo Comelles, Hugo Pena, Alberto Vivalda y al resto de los campeones del Metro ’75, a quienes conocí por boca de otros. No me quiero olvidar de mi amigo Gonzalo Iturbe y Miguel Ángel Bertolotto, ex cronistas de la revista River y testigos privilegiados de la hazaña histórica de estos monstruos futboleros, como también a Bernabé Cicuta (Juan José Villegas), y su hijo Jorge. También a Alberto Palito Haliasz, reportero gráfico de la revista River en esos años y ex fotógrafo oficial del club, por tantas anécdotas y buenos ratos compartidos. Asimismo, a Hernán Ceres, veterano del periodismo deportivo, al Chavo Diego Fucks, a Guillermo Tiburón Rivarola por sus recuerdos sobre Pablo Comelles, a Jorge Burruchaga por su ayuda, a Daniel Tito Onega, al Chamaco Carlos Rodríguez y a José Alberto Perico Pérez por sus memorias del River de los ’60 y ‘70; a Leonardo Barujel, a Rodrigo Daskal y Oscar Corletti del Museo River, a Carlos De La Fuente, eterno trabajador de las inferiores del club; y al genial Meiji (Jorge Meijide), por su pasión y su arte maravilloso, así como al actor Jean Pierre Noher por su amabilidad y sus historias.
La gesta de aquel torneo no se hubiera logrado sin los jugadores que dejaron todo en la cancha. Pero tampoco hubiera sido posible sin los hinchas de River que apoyaron, sufrieron y gozaron con esta historia, trágica y gloriosa a la vez. Por esta razón, quise insertar los comentarios, sugerencias, anécdotas, recuerdos, sensaciones, sentimientos y pequeñas historias de algunos de aquellos seguidores de River, que completan la historia que aquí intento relatar. Fue para mí un lujo hablar y debatir con muchos hinchas de River y de otros clubes, que me ayudaron a transmitir lo que significaron, tanto aquellos años de sequía como la explosión de agosto de 1975. Sus comentarios son fundamentales para “vivir” esta historia y hacerla propia. Expreso por eso mi afectuoso agradecimiento a mi papá Pancho y mi abuelo Pol, que me hicieron hincha de River; mi hermano Martín; mi tío Fernando Sarubbi; a mi cuñado Andrés Sostaric; mi gran amigo Willy Escasany y su padrino Carlitos Martínez Casas; mi profesor del secundario Alberto Chueco; Edgardo Hostench, que me hizo recorrer y vivir el camino desde el campeonato del ‘57 hasta la consagración del ‘75; mis amigas Fernanda y Anahí Millicay, por hacerme partícipe de ese recuerdo tan íntimo de su papá Nicolás (Beto); Christian Hotton, su papá Arturo y Norberto Rubicini; mi amiga Benedicta y su papá Carlos Giaquinto y Juan Carlos Quevedo, que me preparó un diario de lo que pasó en esos años; Santiago y su papá Marcelo Russo, que me hizo escuchar la la voz del Rojo; a mis amigos Gonzalo Ortiz de Zárate; Luciano Tanto Clément; Nazareno y su papá Juan Carlos Patato Ayala; Matías Giménez; José Gutiérrez Maxwell y Marcelo Ruiz Huidobro; Diego Sadofchi, Manuel Balaguer Salas, Gustavo García; Carlitos Gianotti; Patricio y su papá Carlos Violini; Gustavo Zlauvinen; Guillermo Nicolás; Laura Zerillo; a mis amigos del fútbol de los sábados Alejandro Canale, Alejandro Pichi Piscitelli, Antonio Sanchiño y Jorge Blumen; a Gustavo Bobrik, Graciela Pascuadebisceglie y Lacho, que me hablaron de Boca; a Raúl Ailán y Feliciano Gordillo, que me dieron la mirada cordobesa de las cosas; al artista Eduardo Barales; Adrián González Illing; a Juan Contartesi; Fabio Assad; Ezequiel Bassano, Mariana Bramano y toda la gente de Villa María. A Flor y Paula y sus padres, Alejandro Díaz Bessone y Leticia Pelloni; a Ayelén y su papá Diego Ghersi, del Lobo Platense; a Patricio Morat y su abuela Deidamia Arruabarrena, fanática de la Máquina y Labruna; a Daniel Saminian, por sus grandes anécdotas y a Javier Maluf por su investigación y sus recuerdos. Por último, aunque no menos importante, a Luis Pastorini y a Santiago el Tano Pasman por su memoria privilegiada y locura maravillosa; a Gustavo Cardone, autor riverplatense; y a Rubén Ramos y Ramiro Castro y el Presidente Fernando Fiore, por sus cuentos de River desde el tablón. Mis disculpas a todos por tantas anécdotas que quedaron en el tintero y no entraron en este libro.
Gracias a todos, porque el fútbol está hecho de la pasión de su gente.
INTRODUCCIÓN: LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA
“Pasaron hombres, hechos, circunstancias,
épocas inolvidables, tiempos difíciles…
Entre todos ayudaron a hacer grande,
infinitamente grande a River”.
(Miguel Ángel Bertolotto, diciembre de 2000)
Cuando aún continúan en el pueblo riverplatense los festejos y la algarabía lógicas por ganar una final irrepetible, por sus características y circunstancias excepcionales, sobre Boca Jrs. en Madrid y ante los ojos del mundo, muchos simpatizantes