Nota de los autores
Este no es un libro de historia ni un trabajo académico. Tampoco es un ensayo ni una novela, si acaso una mezcla de nivola e inseyo, como diría tal vez Unamuno. Se trata, en fin, de un cruce de crónica y reflexión, indagación histórica y biográfica y recreación literaria en torno a las circunstancias de todo tipo que rodearon la muerte de una de las figuras más controvertidas y fascinantes de la España reciente. El resultado es fruto del trabajo de varios años y se basa en múltiples testimonios y documentos, muchos de ellos poco conocidos o utilizados. El punto de partida es la película documental Palabras para un fin del mundo, escrita y dirigida por Manuel Menchón, y la exhaustiva investigación previa realizada por este, que luego ha sido convenientemente ampliada y aquilatada por los autores, con la intención de matizar, profundizar e ir más allá.
Vivimos tiempos de posverdad en los que parece que la búsqueda de la verdad se ha vuelto una quimera y, por lo tanto, ya no interesa a nadie o más bien carece de sentido; lo único que importa, por lo visto, es fraguar una narrativa poderosa y convincente, o al menos plausible, e imponerla de forma seductora a los demás. Con este libro no queremos construir un relato alternativo, sino más bien un contrarrelato. Tampoco pretendemos ofrecer la verdad; el objetivo es desmontar y desenmascarar lo que aquí hemos llamado la versión oficial, no para sustituirla por otra, sino para intentar desenterrar y recuperar la memoria de la muerte de don Miguel hasta donde sea posible. Más que defender una hipótesis o buscar una síntesis, lo que planteamos es una antítesis, algo, por lo demás, muy unamuniano. Se trata, en última instancia, de provocar el debate y la reflexión desapasionada sobre un asunto polémico, como casi todo lo que tiene que ver con este gran escritor e intelectual. Pero no es nuestra intención acusar a nadie ni manchar el nombre de ninguna persona en particular; tan solo hacemos uso de nuestro derecho a discrepar de la versión oficial y a poner en cuestión un relato de los hechos que, como mínimo, habría que calificar de insuficiente y confuso, cuando no de contradictorio y falaz. Con ello hemos querido hacer nuestra la divisa de Unamuno: «Primero la verdad que la paz». Así que ya sabemos a lo que nos arriesgamos. Como siempre, será el lector el que habrá de sacar sus propias conclusiones, como habría deseado el propio don Miguel.
«Mi divisa es: veritas prius pace, primero la verdad que la paz. Es mejor verdad con guerra que mentira con paz». (1909)
«Claro que ya estoy harto de eso de las piruetas y las contradicciones. Es igual que lo de las paradojas. Me lo cuelgan a mí porque quieren. Yo podría demostrar que desde hace cincuenta años sostengo los mismos puntos de vista». (1935)
«Nací durante una guerra civil. […] Y ahora termino mi vida durante una guerra civil. Toda mi vida he llevado la guerra civil en mi alma». (1936)
MIGUEL DE UNAMUNO
«Siempre hay otra versión de la historia. Las apariencias engañan».
W. H. AUDEN
LUIS JAMBRINA (Zamora, España, 30 de julio de 1960). Profesor Titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca. Doctor en Filología Hispánica y Máster en Guion de Ficción para Televisión y Cine, ha sido miembro de la Comisión Asesora de la Casa-Museo Unamuno y es director de la revista Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno y de los Encuentros de Escritores de Verines. Ha publicado varios libros de ensayo y preparado o prologado diversas antologías y ediciones; la última: La tía Tula, de Unamuno.
MANUEL MENCHÓN. (Málaga, España, 26 de enero de 1977). Director de cine y guionista. También trabaja en el sector publicitario. Su obra ha sido seleccionada en importantes festivales nacionales e internacionales y galardonado en el Festival Internacional de Mar del Plata, el Premio Días de Cine de RTVE entre otros. En 2016 escribió la primera película de ficción sobre Miguel de Unamuno. En 2020, se estrena con gran éxito comercial y de crítica la obra Palabras para un fin del mundo, donde aborda de nuevo la figura de Unamuno desde la óptica del documental.
Título original: La doble muerte de Unamuno
Luis García Jambrina & Manuel Menchón, 2021
Retoque de cubierta: senyor Ho
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
31 de diciembre de 1936. Miguel de Unamuno muere de forma repentina en su casa. España está en plena Guerra Civil y Salamanca es el centro de operaciones de Prensa y Propaganda de las tropas de Franco, con Millán Astray a la cabeza.
A caballo entre la crónica y la reflexión, la indagación histórica y biográfica y la recreación literaria, este libro es una apasionante pesquisa en torno a las oscuras circunstancias que rodearon la muerte de una de las figuras más controvertidas y fascinantes de la España reciente. Su punto de partida es la exhaustiva investigación llevada a cabo para la realización de la película documental Palabras para un fin del mundo, con el propósito de ampliarla, profundizar en ella e ir más allá. El resultado es un contrarrelato que, por un lado, desmonta y desenmascara la versión oficial de los hechos, construida sobre el relato del único testigo, y, por otro, demuestra que Unamuno fue objeto de una operación propagandística por la que los sublevados pretendían apropiarse de su figura y secuestrar su memoria y su legado. Su «doble muerte» lo ha convertido en un símbolo de la defensa de la cultura frente a la barbarie y de la lucha por la libertad de la palabra.
Luis García Jambrina & Manuel Menchón
La doble muerte de Unamuno
ePub r1.0
Titivillus 27.12.2022
Prólogo: ni con los hunos ni con los hotros
Unamuno siempre fue una figura incómoda, resbaladiza y con muchas aristas, y, en gran medida, todavía lo es. Por mucho que, desde uno u otro lado, nos empeñemos en clasificarlo o en hacerlo encajar en los estrechos límites de una creencia, de una postura política o de una ideología, siempre se nos escapa, como el agua entre los dedos. Durante toda su vida, don Miguel se negó a definirse y, sobre todo, a que los demás lo encasillaran. «¡Dejen, por Dios —o por el no Dios—, de encasillarme!», exclamó en alguna ocasión. «Aborrezco toda etiqueta; pero si alguna me habría de ser más llevadera es la de ideoclasta, rompeideas», comentó en otro lugar. Fue un hombre libre e independiente, un heterodoxo, un solitario. «No soy ni fascista ni bolchevique; soy un solitario», le dijo a Nikos Kazantzakis en una célebre entrevista en octubre de 1936. «El hereje solitario», lo llama elogiosamente Margaret Rudd en su biografía pionera.
Y es que Unamuno no era un hombre de dogmas ni de ideas, sino de pensamiento, un pensamiento vivo que nunca se detenía ni se concretaba en una conclusión definitiva. Era dialéctico: una continua sucesión de tesis y antítesis, pero sin llegar nunca a la síntesis conciliadora —«huyo de la síntesis de contrarios al modo hegeliano»—, ya que lo que en realidad le interesaba era «sentir el juego dialéctico y fecundo de las contradicciones, raíz y sostén de la conciencia viva». De modo que todo lo discutía, todo lo contradecía, todo lo cuestionaba, todo lo problematizaba; también a sí mismo, sobre todo a sí mismo. En don Miguel, además, convivían y se sucedían muchos yoes, muchas personalidades, muchos Unamunos discordantes entre sí. Por eso era, aparentemente, tan contradictorio.