TEOFRASTO
CARACTERES
Título original: Caracteres - Cartas
Teofrasto & Alcifrón, 1988
Traducción: Elisa Ruiz García
Introducciones y notas: Elisa Ruiz García
Asesor para la sección griega: Carlos García Gual
Revisión de la traducción:: Concepción Morales Otal
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas Teofrasto
[1] El estudio más completo sobre este autor sigue siendo la amplísima y rica monografía de O. REGENBOGEN, en PAULY-WISSOWA, Realencyclopädie der klass. Altertumswiss., Suppl. VII (1940), cols. 1354-1562, s.u. Theophrastos von Eresos. Las fuentes de la Antigüedad que aportan datos de mayor interés son: DIÓGENES LAERCIO (V 36-57), y SUDA, s.u. Theophrastos.
[2] DIÓG. LAERC. (V 38), amén de otros testimonios, nos transmite que el sobrenombre de «Teofrasto» le fue aplicado por Aristóteles, quien, seducido por su elocuencia, lo llamó primero Eufrasto, esto es, «buen expositor», y, más tarde, lo elevó a la categoría de «divino» al otorgarle el apelativo de «Teofrasto».
[3] Cabe la sospecha de que razones de tipo político interviniesen, en mayor o en menor grado, en su determinación de abandonar temporalmente su isla natal.
[4] El fundador del Liceo prolongó voluntariamente su discipulado y permaneció vinculado con la Academia durante muchos años. Llegó a Atenas en el año 368-367 a. C. y continuó como alumno de la misma hasta la muerte de Platón, acaecida en el 348-347 a. C.
[5] D’ARCY THOMPSON, en el prólogo de su traducción de la Historia de los animales (Oxford, 1910), afirma que en ella y, en general, en las obras de carácter biológico figuran numerosas referencias a esta zona geográfica.
[6] Voluntariamente hemos subrayado algunos hitos biográficos esenciales de Aristóteles en los que, de una forma más o menos coyuntural, Teofrasto participó, lo cual no quiere decir que permaneciese ininterrumpidamente a su lado durante todos estos años en sus diversos lugares de residencia.
[7] La figura de Teofrasto quedó eclipsada temporalmente ante la opinión pública, a causa del deslumbramiento que producía el talento de su predecesor. En la actualidad se tiende a reconocer sus indiscutibles méritos y su acusada personalidad, al igual que hicieron sus coetáneos.
[8] En el Proemio que encabeza nuestra traducción se habla de 99 años e, incluso, se llega a los 107 en otra fuente (S. JERÓNIMO, Epist. II Ad Nepotian.).
[9] Cf., particularmente, ATENEO, I 21A-B.
[10] En este documento se puede constatar cómo lega la mayor parte de sus bienes a la escuela peripatética, recomienda la manumisión de sus esclavos y pide ser enterrado en el jardín del Liceo con la mayor sencillez.
[11] V 42-50.
[12] Según la lista citada, 225 títulos. Su producción equivaldría a la mitad de la de Aristóteles, esto es, unas 230.000 lineas (cf. M. FERNÁNDEZ-GALIANO, Los caracteres morales, Madrid, 1956, pág. X).
[13] Algunos estudiosos opinan que la división en dos obras de sus escritos botánicos no fue establecida por el autor, sino por los editores de época alejandrina, quienes distinguieron entre los pasajes en los que invoca el principio teleológico y en los que lo evita cuidadosamente.
[14] Cf. B. FARRINGTON, Greek Science = Ciencia griega [trad. E. A. NIKOS], Barcelona, 1979, págs. 152 y sigs.
[15] No en vano han estado vigentes durante siglos.
[16] Con estas palabras inicia el cap. IX de su Metafísica. Cf. la ed. de W. D. ROSS, F. H. FOBES, Oxford, 1932.
[17]Ibidem. Estas frases cierran el capítulo anteriormente citado.
[18] También es original su posición en lo que atañe a la teoría del conocimiento. Su punto de vista es una puerta abierta hacia la concepción kantiana. Igualmente se aparta de Aristóteles en el campo de la Lógica, al plantear los silogismos disyuntivos e hipotéticos, y en el ámbito de la Física, al cuestionar algunas definiciones del movimiento, del primer motor y del espacio. Sus afirmaciones sobre esta noción están próximas a las de Leibniz. Cf. C. PRÉAUX, Le monde hellénistique = El mundo helenístico [trad. J. FACI], Barcelona, 1984, vol. II, pág. 378.
[19] No pretendemos ser exhaustivos sobre este punto, ya que menudean los puntos de vista más dispares.
[20] «Über Theophrasts Charaktere», Philologus 57 (1898), 193 y sigs.
[21] «The Purpose of Theophrastus’s Characters», Symb. Osloen. 30 (1953), 56-60.
[22]Théophraste, Caractéres, París, 1924, 19522, pág. 20.
[23]The Characters of Theophrastus, Londres-Cambridge, 1929, 19672, págs. 6 y sigs. Se trataría, pues, de un hábito escolar consistente en disquisiciones eruditas desarrolladas en las sobremesas. Esta práctica habría llegado a constituir un género literario. Muestras del mismo serían, por ejemplo, las Quaestiones convivales de Plutarco o el Banquete de los sofistas de Ateneo.
[24] «Der Zweck der Charaktere Theophrasts», Ann. Univ. Sarav. 8 (1959), 209-246. Según este helenista, Teofrasto describe unos tipos humanos afianzados en sus tendencias por falta de paideía. La risa sería el arma empleada por la escuela peripatética para conseguir sus fines éticos. Para R. STARK («Zu Theophrasts Charakteren», Rhein. Mus. 103 [1960], 193-200) la intencionalidad del tratado está en función de la teoría aristotélica de la educación.
[25] Ésta es la opinión más generalizada, ya que se puede colegir que la obra está incompleta, a través de un examen del libro conservado y gracias a las referencias de otros pasajes del propio Aristóteles.
[26] Tales son los títulos que figuran en el catálogo citado de DIÓG. LAERC., V 46-48. Cf. también ATEN., VI 631D y VIII 348.
[27] Sobre esta cuestión, cf. A. BARIGAZZI, La formazione spirituale di Menandro, Turín, 1965, cap. III. El sentimiento de solidaridad humana, tan en boga por aquellos años, fue ampliado por Teofrasto, quien lo hizo extensivo a todos los seres vivientes, porque todos participan de unas mismas arkhaí. Esta concepción, de capital importancia, bautizada por nuestro autor con el término de oikeí o sis, sintoniza a la perfección con los presupuestos ideológicos de nuestro tiempo.
[28] 1449a.
[29] Esta fecha ha sido determinada a través de los datos internos que ofrecen los Caracteres VIII y XXIII. Se supone que los capítulos restantes fueron redactados en un plazo más o menos próximo al año citado. No todos los estudiosos aceptan esta datación. REGENBOGEN (ed. cit., col. 1510) la admite con cierta reserva. F. RÜHL («Die Abfassungszeit von Theophrasts Charakteren», Rhein. Mus. 53 [1898] 324-27) se opone claramente a ella, y STEINMETZ («Der Zweck…», pág. 238) la sitúa en el último decenio del siglo.
[30] El adjetivo se refiere al contenido de los testimonios que son un modelo de fina observación psicológica, sutil ironía y capacidad de concreción. Desde el punto de vista de la calidad de la prosa dejan mucho que desear.
[31] Steinmetz opina que «Humor ist kein griechischer Begriff». En consecuencia le parece más exacto aplicar el término geloîon en su lugar. EDMONDS, sin embargo, sostiene que «the humour of Characters is essential».
[32] Nuestra postura, consistente en considerar estos esbozos como paignía, se aproxima a la hipótesis de Edmonds.
[33] Las cifras oscilan en torno a dos mil.
[34] Sobre este punto hay disparidad de criterios. La ambigüedad de la cuestión ha permitido a un estudioso emular el arte y, sobre todo, la intencionalidad caricaturizante de Teofrasto. Cf. M. MARCOVITCH, «The Genuine Text of Theophrastus’ Thirty First Character. Papyrus Lychnopolitana,