Introducción
Cuando se nombra a China se la suele calificar de milenaria. Pero la pregunta es: ¿a cuántos milenios hay que referirse? La civilización y la cultura chinas se remontan indudablemente a los tiempos prehistóricos, a los mismos comienzos de la Humanidad sobre el planeta Tierra. También se califica a China de misteriosa y, en efecto, se trata de un país que desde siempre ha vivido encerrado en sí mismo, entreabriendo solamente en contadas ocasiones sus puertas a los demás países, especialmente a los occidentales. Por esto, en ocasiones también se ha considerado a China como un país «siniestro».
China empezó realmente a asomarse al mundo cuando inauguró su Ruta de la Seda, cuando el veneciano Marco Polo penetró en el territorio llevado de su afán viajero, de sus ansias de conocer nuevos horizontes. China ocupa un territorio inmenso, aunque cuando empezó a poblarse por diferentes tribus, sus dimensiones estaban reducidas casi a la mitad de lo que son en la actualidad. China, con sus misterios, con sus ritos, sus costumbres tradicionales, que apenas han perdido vigencia hoy día, siempre ha cautivado la imaginación de escritores, historiadores y poetas, siendo particularmente difícil ahondar y penetrar en el alma de ese país del Asia Central, conocido como la China milenaria.
Por otra parte, y debido principalmente a su secretismo, pero sobre todo a la falta de una doctrina basada en la Divinidad, los mitos y las leyendas chinas se mezclan de forma indisoluble con la historia, aunque haya algunas leyendas realmente sugestivas, que podría decirse que «viven por sí solas».
Título original: Mitología china
R. R. Ayala, 2012
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] Las ofrendas se presentaban a los otros dioses con las manos tendidas hacia lo alto. Así se hacía con las carnes y los recipientes llenos de cereales. Este gesto ritual se presenta a menudo en los caracteres de la escritura de la época de los Chang y los Chu. Otros signos gráficos atestiguan la práctica de las libaciones. El alcohol contenido en los vasos empleados especialmente para este rito, es arrojado al suelo.
[2] Del cinabrio se extrae el mercurio y una de las mejores minas de cinabrio del mundo se encuentra en Almadén, localidad de la provincia de Ciudad Real, en plena Mancha española.
China es el único Estado que como tal, ha durado hasta nuestros días. Habrá variado de sistema político y de organización social a lo largo de su milenaria historia, pero su nombre China ha continuado sin modificación.
El coloso chino no ha perdido nunca su actualidad palpitante, tanto por sus ansias de expansión y de conquista, como por su celo en guardar su cultura y sus secretos. Este es el mágico impulso que ha movido a R. R. Ayala, a presentar al lector una de las facetas más atractivas del primer hormiguero humano del planeta, así como de su zona de influencia.
A pesar de regímenes políticos contrarios, el acervo mitológico de la que puede ser la primera potencia mundial del siglo XXI, sigue incólume. Así nos lo manifiesta R. R. Ayala en estas maravillosas páginas.
R. R. Ayala
Mitología china
Mitología e Historia 19
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Titivillus 17.10.2022
PRIMERA PARTE. LA CHINA PREHISTÓRICA
Los tiempos paleolíticos
Los tiempos pertenecientes al Paleolítico nos retrotraen a épocas tan remotas que interesan más a la historia del hombre como especie, que a la de China.
Sin embargo, es importante recordar que la vertiente oriental de Asia y, más especialmente, la China del Río Amarillo, estuvo poblada antiguamente por los antepasados del «homo sapiens», y también que los grandes períodos de la prehistoria fueron en China casi paralelos a los del conjunto formado por África, Europa y la zona occidental de Asia.
El Hombre de Pekín, o Sinantropo, es uno de los más antiguos homínidos que se conocen, y se calcula que se remonta a unos 500 000 años en el túnel del tiempo.
Según parece, ese homínido ya conocía el uso del fuego, y se supone que vivía de la caza y de la recolección de ciertas plantas y frutos. Probablemente era caníbal. Fue descubierto en 1921, en una gruta de la región de Pekín, en Tchuku-tien , y el sinantropo se menciona hoy día en todos los libros que tratan de la Prehistoria, estudiado con todo detalle por el P. Teilhard de Chardin.
Pero, desde esa fecha, en China se han realizado nuevos hallazgos, y así, por ejemplo, en Chansi se descubrieron otros especímenes de sinantropos. Algunos han sido considerados anteriores al Hombre de Pekín (un descubrimiento de 1960), y otros, posteriores (el Hombre de Tingts-uen , 1954).
Al sur de China, se sospechó la existencia de una raza de pitecántropos gigantes, que medían unas tres veces la estatura media humana, pertenecientes asimismo al paleolítico inferior, tras un descubrimiento efectuado en 1935 de unos dientes de homínido, de un tamaño desmesurado, hallazgo que tuvo lugar en la tienda de un farmacéutico chino de Hong-Kong .
Es sabido que la farmacopea china tradicional tiene muy en cuenta las osamentas que parecen ser de gran antigüedad, y que se conocen con la denominación de «huesos de dragón».
El Neolítico
Las etapas del Neolítico
Se ignora todavía en qué época aparecieron en China el uso de la piedra pulimentada y los primeros ensayos de agricultura y cría de animales domésticos. A veces, se ha propuesto la fecha del IV milenio. Esta fecha entra dentro de los límites razonables, por lo que puede considerarse como adecuada.
Fue en los boscosos valles de la China del Norte, en la cuenca del río Amarillo, donde se establecieron y desarrollaron las más antiguas culturas neolíticas: valles del Wei, del King y del curso superior del Han, en el Chensi; valle del Fuego en el Chansi; valles del Lo y del curso medio del Amarillo, en Honan.
Esas culturas se fueron extendiendo al Este y al Oeste desde el Kansu al Hopei. Pero, fuera de esta zona, subsistieron en el Norte poblaciones de cazadores-pescadores , que continuaron sirviéndose de microlitos, y en el Sur, poblaciones más atrasadas, pertenecientes aún al Paleolítico.
La China del río Amarillo aparecía, pues, en esa época, con un adelanto superior a las demás regiones de Asia oriental, y es posible observar que la zona de los emplazamientos neolíticos corresponde, aproximadamente, al dominio ocupado por la civilización del Bronce a finales del II milenio. Este es el primer indicio de una continuidad entre la Edad Neolítica y la del Bronce.
Se fueron sucediendo, o coexistieron, diferentes culturas en la cuenca del río Amarillo, durante el período que precedió al nacimiento de la verdadera civilización china. Pueden, en realidad, distinguirse entre sí por el estado de su desenvolvimiento agrícola.
La evolución general, que continuó en la Edad de Bronce, tendía hacia formas de agricultura y habitabilidad permanentes, y también hacia una reducción de la extensión de los territorios cultivados.
A los cazadores-pescadores, que sin duda practicaban, de manera subsidiaria, un tipo de agricultura muy rudimentaria, sucedieron los agricultores itinerantes que desbrozaban los terrenos por el simple método de quemar los bosques, y se desplazaban cuando la tierra quedaba agotada.
Pero a medida que la horticultura y los cultivos permanentes fueron adquiriendo mayor importancia, las comunidades rústicas tendieron ya a ser sedentarias. Entonces, al parecer, la organización social se tornó más compleja y el nivel de las técnicas se elevó de manera sensible.