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Ariel A. Roth - La ciencia descubre a Dios

Aquí puedes leer online Ariel A. Roth - La ciencia descubre a Dios texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2009, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Ariel A. Roth La ciencia descubre a Dios
  • Libro:
    La ciencia descubre a Dios
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2009
  • Índice:
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La ciencia descubre a Dios: resumen, descripción y anotación

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Cada vez es más razonable creer en la existencia de un Dios que está detrás del - photo 1

Cada vez es más razonable creer en la existencia de un Dios que está detrás del origen del universo, en lugar de aceptar las improbabilidades extremas que es preciso postular para que el universo llegara a la existencia por sí solo.

Este libro aborda la cuestión de la existencia de Dios desde la perspectiva de que la ciencia es o al menos debería ser una búsqueda abierta de la verdad y de si estamos dispuestos a permitir que los datos de la naturaleza nos dirijan al lugar a donde apunten, sea el que sea.

Ariel A Roth La ciencia descubre a Dios ePub r11 xicoweno 280118 Título - photo 2

Ariel A. Roth

La ciencia descubre a Dios

ePub r1.1

xico_weno 28.01.18

Título original: Science Discovers God

Ariel A. Roth, 2009

Editor digital: xico_weno

ePub base r1.2

A mi muy paciente esposa Lenore Ella es consciente más que la mayoría de - photo 3

A mi muy paciente esposa, Lenore. Ella es consciente, más que la mayoría, de que, cuando se escribe un libro, ¡casi todos los que están en la esfera de influencia del autor también sufren!

Agradecimiento

TENGO una deuda de gratitud con muchísimas personas con las que he mantenido largas y muy fructíferas conversaciones. Mis estudiantes, y en especial, los de posgrado, han sido una fuente persistente y reparadora de nuevas ideas y nuevos retos. Estoy muy agradecido al talento editorial de Gerald Wheeler, que obra maravillas a la hora de convertir mis torpes palabras en presentaciones fáciles de entender. Su conocimiento, su interés y sus aportaciones en este complicado debate han sido particularmente útiles.

Varios colegas con formación y experiencia de gran especialización me han hecho sugerencias sumamente oportunas y sabias para el manuscrito o partes del mismo. Estoy en deuda en especial con Mark de Grooe James Gibson, Paul Giem, Edwin A Karlow, Marcus Ross, Larry Roth, William Shea y Tim Standish por su saber y acertados consejos. Sin embargo, ninguno de ellos es responsable de ninguno de los errores que puedan haberse introducido en el texto impreso, ni de mis puntos de vista y mis prejuicios, de los que solo yo soy responsable.

Prefacio

¿TIENE significado o propósito la vida humana? ¿Existe Dios? Si existe, ¿por qué permite tanto sufrimiento? ¿Tenemos que creer en él? Después de todo, ¿no ha sido la ciencia capaz de explicar la mayoría de las cosas sin tener que invocar la existencia de un Dios? A tales preguntas se enfrentan nuestros pensamientos más profundos cuando buscamos respuestas a nuestro origen, al propósito de nuestra existencia ya nuestro destino último. Pocas personas son capaces de pasar por alto estos desconcertantes enigmas al contemplar los misterios de nuestro ser y del universo en que vivimos. La existencia de Dios es una cuestión de la que, sencillamente, no podemos deshacernos.

Afortunadamente, en lo referente a las cuestiones últimas sobre los orígenes, no todo es conjetura. En años recientes ha habido científicos que han realizado notables descubrimientos que revelan tal precisión y complejidad en el universo que nos rodea que se está haciendo cada vez más difícil sugerir que todo fue, simplemente, el resultado de la casualidad. Da la impresión de que un Dios muy perspicaz tuvo que estar involucrado en el diseño de las cosas maravillosamente intrincadas que encontramos por doquier en el universo.

Algunos científicos se empeñarán en insistir de inmediato en que la ciencia no puede considerar a Dios, porque ella y Dios representan esferas del pensamiento sin puntos en común. Lamentablemente, tal punto de vista impone una perspectiva muy estrecha a la ciencia en tanto que limita su capacidad de hallar todas las verdades. La ciencia no podrá descubrir ni a Dios ni el papel que este desempeña mientras lo excluya de su menú de explicaciones. Para que la ciencia pueda abrigar la esperanza de aportar respuestas significativas y veraces a nuestras preguntas más profundas, es preciso que salga de la cárcel del secularismo en la que se ha encerrado ella sola.

La ciencia debería estar abierta a la posibilidad de que Dios exista y no excluirlo, como si él perteneciera a otra esfera del saber. Este libro aborda la cuestión de la existencia de Dios desde la perspectiva de que la ciencia es o, al menos, debería ser una búsqueda abierta de la verdad, y de si estamos dispuestos a permitir que los datos de la naturaleza nos dirijan al lugar adonde apunten, sea el que sea. Con frecuencia, la propia ciencia se permite diversas especulaciones e hipótesis, como la existencia de otros universos más allá del nuestro o que la vida apareciese toda ella por sí misma. En aras de la coherencia, la ciencia debería estar dispuesta también a considerar la posibilidad de que haya un Dios. Tal amplitud de miras podría ser importante en el caso de que Dios, en efecto, exista.

No deja de resultar interesante que los pioneros de la ciencia moderna, como Kepler, Galileo, Boyle, Pascal, Linné y Newton, incluyeran todos ellos el concepto de Dios en su perspectiva científica. Hablaban de él a menudo, y consideraban que las investigaciones científicas que llevaban a cabo construían el descubrimiento continuado de las leyes que él había creado. Aquellos gigantes del intelecto demostraron cómo la ciencia y la conciencia de Dios pueden trabajar conjuntamente cuando estudiamos la naturaleza. Desde aquella época, la ciencia y Dios han ido por caminos separados, y en la actualidad, en esencia, la ciencia descarta el concepto de una deidad. Además, algunos científicos están profundamente inquietos ante la perspectiva de que un encumbramiento de la religión como fuerza social pudiera convertirse en un serio obstáculo para la ciencia. Por otra parte, encontramos sugerencias de un interés renovado en Dios por parte de algunos científicos y otras personas del ámbito académico. Esto es consecuencia, en parte, de significativos descubrimientos recientes, como los exactísimos valores necesarios para las fuerzas básicas de la física, y las complejas rutas metabólicas de los seres vivos. Tales hallazgos suscitan serias dudas en cuanto a cualquier sugerencia de que simplemente se dieran por casualidad. Cada vez es más razonable creer en la existencia de un Dios que está detrás del origen del universo, en lugar de aceptar las improbabilidades extremas que es preciso postular para que el universo llegara a la existencia por sí solo.

Este libro sigue un enfoque global que creo que es esencial para dar una perspectiva amplia que merece la cuestión de la existencia de Dios. Dado que los desafíos más significativos a su existencia han provenido de la ciencia, la exposición se centra esencialmente en cuestiones de índole científica. Para contribuir a que el común de los lectores evalúe los hallazgos y las conclusiones de la ciencia, he incluido varios relatos que presentan la forma en que los científicos realizan sus descubrimientos, especialmente los detalles que parecen tener que ver con la cuestión de la existencia de Dios.

Este libro comienza con un breve repaso histórico que nos lleva al hecho sorprendente de que en los Estados Unidos cuatro de cada diez científicos creen en un Dios personal que responde a sus oraciones. La paradoja está en que muy pocos de esos mismos científicos, si es que hay alguno, hablará de Dios en revistas científicas o libros de texto. Aquello en lo que creen muchos científicos y lo que publican cuando hablan como científicos pueden ser cosas muy diferentes. El libro estudia después varios asuntos clave relacionados con la existencia de Dios. Incluyen la intrincada organización de la materia del universo y la precisión de las fuerzas de la física. Seguirán varios temas relacionados con la biología, incluidos el origen de la vida, el código genérico y estructuras complejas de la magnitud del ojo y el cerebro. A continuación, consideraremos el problema que supone el tiempo para la evolución cuando analicemos el registro fósil. Resulta que los eones geológicos que se han sugerido son del todo inadecuados para las diversas explicaciones postuladas.

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