Carlos Fuentes - Pantallas de plata
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- Libro:Pantallas de plata
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2014
- Índice:4 / 5
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Pantallas de plata: resumen, descripción y anotación
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Pantallas de plata — leer online gratis el libro completo
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Cine y gran literatura en una obra inédita de Carlos Fuentes
Ésta es la historia de una relación personal con el cine. Carlos Fuentes cuenta cómo fueron sus primeros acercamientos a las salas cinematográficas, de la mano de su padre, su consecuente deslumbramiento ante las imágenes en movimiento en la pantalla de plata, y su ulterior e incurable afición al cine.
El autor tuvo oportunidad de ver películas en un buen número de países a ambos lados del Atlántico, de conocer a grandes directores y célebres actores y actrices, de escribir guiones y ver llevadas al celuloide obras que él escribió, de ser jurado en festivales famosos e, incluso, de actuar.
De todo ello deriva una experiencia única que aquí narra en términos absolutamente confesionales y buena parte del tiempo en primera persona. Sus preferencias y gustos, sus obsesiones, su interpretación de obras, actitudes, tendencias, estilos: todo eso y más se encuentra escrito de manera más narrativa que ensayística.
Esta obra, tal y como la dejó escrita el autor, es un regalo para sus lectores, y en especial para aquellos que disfrutan del buen cine de todos los tiempos.
Carlos Fuentes
ePub r1.0
Titivillus 14.11.15
Silvia Lemus y Carlos Fuentes. Plaza de San Marcos, Venecia, 1975.
Sentado solo junto a la ventana esta mañana de septiembre (amable espectador, mi semejante, mi hermano), hojeando un periódico que no quieres leer, pensando en tus familiares que lloraban la muerte de Obregón, admitiendo la sagacidad de Calles, que había disfrazado su ambición personal con todo un aparato institucional, pensando en la fugaz ilusión de una república de filósofos y oradores, austera y divertida a un tiempo, presidida por un escritor sensual y corajudo, preferiste leer la crónica menuda de la ciudad, lo que los franceses llaman, acertadamente, la pequeña historia.
Sepan cuantos…: una estúpida broma que tuvo fatal epílogo se registró en un expendio de gasolina de la colonia Industrial. Juan Martínez impregnó de gasolina una estopa y humedeció los pies de José Rodríguez. En seguida le prendió fuego con un cerillo, todo esto mientras la víctima dormía. Verdaderos alaridos de dolor lanzó la víctima involuntaria del tormento de Cuauhtémoc.
Tu mirada violentada busca rápidamente noticias más amables en las que la pequeña historia no repita en miniatura las fechorías de la gran historia: Ítem: ante las autoridades de Contreras han acudido los deudos de Mariano Camacho, vecino del pueblo de San Nicolás, para denunciar a una mujer que tiene en toda la región fama de bruja y la cual proporcionó a un amante desdeñado un brebaje que fue tomado por el mencionado señor Camacho, produciéndole efectos de locura furiosa.
También esta noticia te produce una sensación de acoso y de fatiga. Los anunciantes, sin embargo, han pensado en ti:
DEFIÉNDASE A SÍ MISMO, te dicen: TOME FITINA “CIBA”. Poderoso reconstituyente de fósforo asimilable. ATAQUE EL MAL EN SU PROPIA RAÍZ. REUMATISMO Y GOTA son enfermedades que no hay por qué sufrirlas desde que existe el ATOPHAN. Una prueba le convencerá. DESPUÉS DEL VERMÍFUGO: Cuando el médico receta un vermífugo para las lombrices, por lo general recomienda que se tome una purga después: LAXOL es ideal porque es aceite purísimo de ricino. Y sin embargo, LAXOL, a causa de su combinación con esencias aromáticas, es grato al paladar y carece de sabor y color repulsivos. Hasta los niños lo toman sin refunfuñar.
Pero tú no. El anuncio te agrede, nauseabundo, desde la esquina inferior derecha del periódico. Tus ojos —amable espectador— se mueven velozmente por el paisaje gris y sólo encuentran, inesperado, otro zarpazo:
«¡Es algo tremendo! ¡Ya no lo soporto! —nos decía anoche D. Francisco Beas, refiriéndose al famoso león africano “Nerón”, mismo que peleará con un precioso toro de “Rancho Seco”, la tarde del 16, en la Plaza de “El Toreo”—. Dondequiera que llegamos, el felino comete alguna fechoría. No hace muchos días que en la ciudad de Puebla dio tal susto a uno de los mozos del circo, tirándole un feroz zarpazo para arrebatarle la comida, que el pobrecito cayó muerto instantáneamente. “Nerón” ha hecho el viaje expresamente desde Monterrey, para enfrentarse con el hermoso ejemplar de “Rancho Seco”, previamente escogido para la pelea, por bravo y por fuerte.»
Tu mirada se aparta del diario, sin arrojarlo al piso, sin hacerlo pelota o rasgarlo, como es tu impulso. Respetas demasiado la letra impresa, diga lo que diga, eres hijo de Gutenberg y Sor Juana y no has agotado aún la información del periódico, sabes lo que te falta, sabes dónde abrir, sabes en cuál página no te impondrán purgas, físicas o políticas, tostadas de patas o zarpazo de león. Abres una página encantada, donde el nubarrón gris de la impresión previa cede el lugar a rayos dorados y nubes esponjadas. Esa página te esperaba como un cielo azul después de las tormentas.
Es la hoja encantada.
Tú lees que ese mismo 12 de septiembre de 1930 la mimada actriz María Conesa, la célebre “Gatita Blanca”, ha reaparecido en el Teatro Esperanza Iris interpretando el sainete El agua del Manzanares y recibiendo del público las más extraordinarias manifestaciones de satisfacción, aunque los haya impulsado a asistir tan sólo la simple y muy humana virtud —dice el periódico— de la curiosidad: ¿Envejece la Conesa, o es siempre la joven Gatita? Suspiras: unas vienen, otras van; en el Teatro Garibaldi se despide la famosa vedette frívola Adelina Padilla y debuta la escultural primera tiple María Rivera. El Panzón Soto es permanente en el Teatro Lírico. Y hay otras maneras, piensas, de ir, venir o permanecer. El tenor José Mojica se fue y triunfó en Chicago, y ahora regresa cantando, y en español, en la película titulada El precio de un beso. Él regresa porque todos saben que se fue. En cambio Lawrence Tibbett, el barítono más famoso del mundo, sólo llega porque nunca estuvo aquí antes: el aristocrático cine Regis le ha abierto sus puertas, lo ha recibido con lujos sonoros y a colores, para que el público amante del bel canto lo disfrute a sus anchas en La canción del bandido. Y Helen Twelvetrees, la emperatriz del drama, se presenta en la película El gran desfile en el cine Imperial y también esta producción de la Pathé es sonora, cantada y dialogada, cosa que no puede ofrecer, en el cine Olimpia, Emil Jannings, el genio dramático más grande de la pantalla en una maravilla de arte, Fausto, la obra inmortal (pero silenciosa) de Goethe, dirigida por F.W. Murnau (creador de La última carcajada y Amanecer).
Con Helen Twelvetrees, la popularísima y ya mencionada emperatriz del drama, con sus ojos lánguidos y ligeramente estrábicos, aunque por ello más pecadores, eternamente desvestida en una creación de Fortuny entallada sobre cada insinuante curva de su anatomía, apenas si puede competir Ann Harding, la dama de la pantalla, que esta misma semana reaparece en Corazones sin rumbo y es, además, objeto del acontecimiento artístico del año, o sea el concurso de vals Ann Harding, en el cual tomarán parte cinco concursantes, entre ellos Agustín Lara, acompañados por los señores Alfonso Ortiz Tirado, Juan Arvizu, Pedro Vargas, Néstor Mesta Chayres y otros de los mejores elementos artísticos de México.
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