Silvia Ons - Comunismo sexual

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Primera edición en formato digital: octubre de 2012

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ISBN edición digital (ePub): 978-950-12-0033-1

Comunismo sexual

Silvia Ons

Comunismo sexual

A Silvio.

Prólogo

El psicoanálisis ha sido y es, desde hace mucho, una herramienta para la comprensión y la lectura de los hechos de la realidad. En este sentido se habla de psicoanálisis aplicado, de interpretación psicoanalítica, de intervención en los distintos campos de la cultura, la política, la historia y la realidad en sus múltiples facetas.

Este lugar de decodificador de los hechos sociales o de las conductas humanas muchas veces lo ha precipitado por la vía de los comentarios del sentido común o los clichés esperables de una psicología de bolsillo, tentación que no han sabido eludir, lamentablemente, aún personajes importantes de todos los tiempos y lugares. En el otro extremo se parapeta un importante e influyente sector que confunde seriedad con cripticismo y se distancia del intercambio y la interrelación con las otras ciencias del hombre, en nombre de una especificidad que se enarbola con un lenguaje cerrado y de capilla.

Afortunadamente, Silvia Ons ha podido salir indemne de estas dos peligrosas posturas. Su libro navega atrevida –y sin embargo apaciblemente– en un interesante dialógo con fenómenos y circunstancias que ocupan la vida cotidiana y se manifiestan como síntomas del malestar en la cultura de hoy, síntomas que la autora se ocupa de leer y develar. Para llevar a cabo esta operación, autoriza su palabra y su práctica en las afirmaciones de Freud y de Lacan, siempre contundentes a la hora de localizar el psicoanálisis más allá de una técnica que apuntara solo a la terapéutica y partidarios de “franquear los marcos a los que el psicoanálisis puede quedar confinado si no se lo inscribe en la cultura”. Ambos, en sus respectivas épocas, analizaron sin vacilar las sociedades en las cuales les tocó participar e, incluso, realizaron diagnósticos y pronósticos acerca del devenir histórico social de la humanidad.

Teniendo siempre presente la complejidad de la época actual, el contenido de este libro hace un recorrido por aquellos temas que manifiestan más claramente el malestar y la sintomatología de nuestros tiempos. Su punto de anclaje más fecundo y enriquecedor para la lectura de los datos es poner en primer plano el imperativo de goce: “Resulta interesante observar cómo hoy en día nos acechan las exigencias de felicidad, las imposiciones de dicha, el deber de ser felices todo el tiempo. Lacan pudo predecir con acierto la modalidad del superyó contemporáneo bajo la forma del imperativo a gozar”.

A partir de esta premisa, Silvia Ons puede internarse en la lectura de las prácticas sexuales más características de la hipermodernidad (en las que se inscriben –por ejemplo– los swingers ), poniendo el acento en lo que conllevan de domesticación del goce, con el fin de “impedir que pueda surgir su carácter errante, nómade, no encarcelado en ninguna comunidad de goce”. El libro postula las comunidades del goce ( gays , travestis, masoquistas, lesbianas) como aquellas que transforman “la práctica sexual en un movimiento con consignas, modalidad de forma de vida, páginas en Internet, pretensiones de subcultura, etcétera”. La perspectiva de la domesticación del goce posibilita invertir la interpretación primaria de una supuesta libertad sexual y localizar el fenómeno en el campo del control y manejo de la sexualidad del otro. El mismo control que anhela, en este caso en el plano del propio cuerpo, el joven que ingiere Viagra para encarar sus encuentros sexuales.

En el otro extremo, encontramos el descontrol que proponen “las previas”, en las cuales los jóvenes se entregan a una ingesta las más de las veces abusiva de alcohol con el fin de llegar desinhibidos al encuentro final en algún lugar bailable. También fruto del imperativo de diversión, esta práctica parece instalarse enarbolando la consigna de la libertad que, según Ons, contradice la propia obligatoriedad de su existencia. Y esta reflexión sobre la libertad se ve enriquecida en el intercambio de la misma con el poder y la autoridad, elementos que nuestra época ve cuestionados en cuanto faltan figuras que los encarnen. Así, cuando la elección parece recaer sobre el sujeto dándole esa libertad tan ansiada, esa elección “es puro simulacro ya que, donde creemos ser libres, la dominación del Otro es más completa”.

Inevitablemente, la elección de los temas que se proponen en este libro desemboca en una reflexión acerca del orden simbólico en la actualidad y del ocaso de los discursos, que tiene su contracara en la proliferación del tatuaje como modo de invocación al Otro que ha cedido su lugar. Así, la inclinación hacia la velocidad y la aceleración, la avidez por lo constantemente nuevo que se contrapone a los intentos (aquí otra vez el tatuaje) de la fijación en el cuerpo, van dando las pautas para un análisis que se fundamenta no solo en un sólido manejo de la teoría psicoanalítica, sino en sus cruces y encuentros con el discurso de la filosofía y la sociología, especialmente con el pensamiento de Martín Heidegger, invocado como contrapunto del malestar freudiano en la cultura.

Con la misma vara y la aguda atención de la autora serán medidos también el amor, la felicidad y el cuerpo, ya que los atraviesan los mismos imperativos y reglas de juego. Sin embargo, “el encuentro amoroso quiebra los cálculos, no está programado de antemano, su naturaleza es contingente y, por ello, usualmente se lo vincula con el milagro. Son los imperativos de dicha permanente, el apetito por lo nuevo, la temporalidad epocal los que inciden más que nunca en su supervivencia. Frente a tales amenazas, el psicoanálisis nos muestra que, tras la ilusión de cambio y de los espejismos de una reinvención permanente, hay algo en el sujeto que se repite y que no cambia; es allí, en lo que por lo general es estimado como patológico, donde anida, recónditamente, su singularidad”.

Comunismo , entonces, cuestionado desde la singularidad de la práctica psicoanalítica, que “desmonta tanto las ilusiones montadas sobre la garantía paterna como aquellas otras que alojan los aires de renovación”.

EVA TABAKIAN

Introducción

En este libro analizo algunos de los síntomas que emergen de manera destacada en nuestra época, y que hablan de ella en sus distintas manifestaciones. Es así que indago, por ejemplo: las comunidades swingers, la importancia del Viagra en los jóvenes, la recurrente “previa” adolescente, la moda del tatuaje, la duración del amor, el cuerpo en la hipermodernidad, los lazos en los tiempos narcóticos, las particularidades de nuestro siglo y de sus precedentes.

Muchas veces se acusa a los analistas de no mantenerse en su campo, incurriendo en análisis sociológicos, al explorar los fenómenos sociales de su tiempo. Sin embargo, fue Lacan quien se refirió al síntoma social, y fue también Freud quien no dudó en caracterizar a su cultura como neurótica. Freud anhelaba que el psicoanálisis tuviese una incidencia en lo social que sobrepasase su lugar como tratamiento curativo de las neurosis. En 1926 marcó especialmente la distinción entre el psicoanálisis terapéutico y el psicoanálisis como ciencia, pues temía que su descubrimiento quedara reducido a ser una técnica más entre aquellas que alivian el sufrimiento. Deseaba, en definitiva, que el psicoanálisis pudiese afirmarse como una lectura de la civilización que trazase su marca en ella. Contundentemente afirmó: “Solamente quiero estar seguro de que se impedirá a la terapéutica matar a la ciencia” (Freud, 1976). Por otra parte, cuando Lacan concibió el discurso analítico, escribió a ese discurso junto a otros, nunca solo, pero tal lazo no nos habla de una homología: el psicoanálisis perdería su condición de tal si no mostrase el revés de esos discursos.