Languages don´t change; people change languages
Croft (1990: 257) ←5 | 6→ ←6 | 7→
Figura 3. Eje paradigmático de las formas de tratamiento
(Blas Arroyo 2005: 300)
Figura 8. Cuadro sinóptico de la evolución de vuestra merced
(De Jonge y Nieuwenhuijsen 2006: 1638–1639)
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Tabla 3. Distribución de los valores de vuestra merced en la
Edad Media
Tabla 6. Fórmulas de tratamiento bizantinas con sus equivalentes
latinos
Tabla 7. Las fórmulas de tratamiento con -ISSIMUS según
la tradición discursiva
Tabla 15. Fórmulas honoríficas con –ísimo según
la tradición discursiva
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La cortesía verbal es el resultado de normas establecidas por una sociedad concreta, como ponen de manifiesto Brown y Levinson (1987: 59–65). Constituyen su mejor manifestiación las fórmulas de tratamiento, entendidas como formas alocutivo-referenciales de un acto de habla que denotan la relación entre los intervinientes en un acto de enunciación. Estas pueden ir cambiando según la moda y las exigencias sociales de la época, conforme al concepto de la (des)cortesía verbal: una fórmula de tratamiento será considerada cortés si resulta adecuada a una situación (Braun 1988: 49). En este sentido, Nowikow (2006: 182) sugiere estudiarlas bajo el enfoque de la lingüística etológica (gr. ἦθος, ‘costumbre’), puesto que se someten al proceso de rutinización y, en consecuencia, se convierten en una “entidad de cultura lingüísticamente operacional”, que puede diferir significativamente de una cultura a otra o de una época a otra. Es bien sabido que los cambios sociales observables en el eje diacrónico tuvieron impacto en la lengua, la cual —parafraseando a Labov (2001: 503)— es mera conducta social.
Si profundizamos en la etimología del término cortesía , vemos que con él se alude a la vida de la corte, lugar donde se fijaron muchas conductas que, por un lado, sirvieron de modelo a la propia clase privilegiada y se imitaron casi de inmediato por las clases inferiores, y, por otro, tuvieron enorme transcendencia en otras grandes cortes y culturas europeas, en particular tras la publicación por Felipe II de Pragmáticas o Premáticas de Cortesía en 1586 (Lapesa 1970: 146, Moreno 2002: 16, Hammermüller 2010: 536, entre otros). Por citar solo un ejemplo, la selección del pronombre de tercera persona como forma deferencial se llevó a cabo en las lenguas europeas cuyos límites geográficos coincidían precisamente con las fronteras del Imperio de Carlos V (it. lei , al. Sie , etc.) (Guiter 1961: 196 et seq. ). Resulta muy significativa la observación de Castiglione, autor del primer savoir-vivre de la Europa renacentista, respecto a los españoles, que “pretenden ser vistos como verdaderos maestros de cortesía” (1):
(1) Hispanos etiam intuere, qui verae curialitatis magistri videri volunt
(Castiglione, Il Cortegiano , 1528, apud Svennung 1958: 95)
El objeto del presente estudio es doble: pretendemos, en primer lugar, determinar el origen de las fórmulas honoríficas con el sufijo - ísimo y, en segundo lugar, analizar con detenimiento cómo llegaron a lexicalizarse en la lengua española.
Creemos que nuestra propuesta llena un hueco en los estudios diacrónicos, ya que hasta el momento no se ha prestado suficiente atención a estas expresiones ←13 | 14→ de la deixis social, hecho que resulta sorprendente porque en los últimos años se ha producido un verdadero auge de estudios tanto sincrónicos como diacrónicos dedicados a la cortesía verbal y a los tratamientos en español (Líbano Zumalacárregui 1991, Fontanella de Weinberg 1999, Moreno 2002 y varios trabajos reunidos en Hummel, Laslop y Kluge 2010).
Con frecuencia, los lectores de textos antiguos suelen toparse con fórmulas de tratamiento cuyo empleo se aleja significativamente de las normas protocolarias de la época contemporánea, resultado de un proceso de fijación que duró siglos:
(2) a. […] en vn libro llamado dotrina de rretorica dizen que al enperador deuen escreuir muy vençedor serenissimo augusto otras palabras le pertenesçen solo asi mismo gloriosisimo exçelentisimo y nobilisimo fedilisimo
(Anónimo, Libro intitulado nobiliario vero , 1477)
b. illustrissimo principe e illustres infantas
(Anónimo, Instrucciones para la reina de Nápoles , 1486)
c. -¡Vocales: excelentísima señora duquesa de Astorga y excelentísima señora de Villarcayo .(Coloma, Pequeñeces , 1891)
d. parecieron delante de Su Beatitud, asistidos del maestro de ceremonias, el ilustrísimo señor Cardenal Ludovisio , nepote del Papa, procurador de las cinco Bienaventurados (Anónimo, Relación de las fiestas celebradas en San Pedro de Roma en la canonización de Santa Teresa , 1622)
Esto se debe a que las fórmulas van cambiando de ubicación en la escala social, en conformidad con la teoría de Labov (2010: 186): los reajustes reflejan una estrategia comunicativa que tiene como meta lograr algún objetivo aplicando al interlocutor una fórmula de tratamiento que no le corresponde para crearle así una imagen positiva, como vemos en (2c-d). ←14 | 15→
Partimos de la idea de que la extensión y la fijación de estas expresiones deben ponerse en conexión con el establecimiento de un nuevo modelo social, el feudalismo, conforme al cual la sociedad se divide en varios estamentos y se impone una relación de tipo feudo-vasallático (Bloch 1989: 72–75, Reynolds 2011: 38–62). Esa sociedad fuertemente jerarquizada propició ciertas valoraciones subjetivas acordes con una dimensión vertical de intensificación, basada, a su vez, en la metáfora conceptual MÁS ES ARRIBA. Sin lugar a dudas, la imposición del cristianismo, cuya organización adoptó la misma imagen vertical, contribuyó a su mantenimiento. La hipótesis defendida a lo largo de estas páginas es que las fórmulas honoríficas con el sufijo - ísimo incrementaron su empleo entre los siglos VI y VII, cuando el feudalismo se asentó definitivamente.
Por ello resulta imprescindible atender, en primer lugar, al contexto histórico, que desempeñó un papel de suma importancia (§ 1.1), y la repercusión del modelo social en la lengua de sus hablantes (§ 1.2). A continuación, nos fijaremos en el reajuste que experimentó la conceptualización de la cortesía (§ 2.1), profundizaremos en varias teorías sobre la cortesía verbal (§ 2.2) y definiremos y caracterizaremos las expresiones de tratamiento (§ 2.3), centrándonos en el comportamiento y las características de las fórmulas con el sufijo - ísimo (§ 2.3.2). El capítulo tercero gira en torno al complejo proceso de lexicalización y sus propiedades. Proseguimos con la aproximación al origen y a la evolución semántico-sintáctica de - ísimo (§ 4.1), comenzando con el análisis de textos del latín tardío (§ 4.2), cruciales para mostrar cómo el cambio de modelo social pudo interferir en las fórmulas de tratamiento que todavía estaban en vías de desarrollo. En el capítulo quinto prestaremos atención a sus primeras manifestaciones en castellano y daremos cuenta del panorama evolutivo que presentan las formas que nos interesan. En el sexto y último capítulo, tomando como base los estudios sobre la cortesía verbal, especificaremos el proceso de lexicalización al que fueron sometidas las fórmulas de tratamiento seleccionadas, señalando las razones pragmáticas, semánticas y morfo-sintácticas que propiciaron su total fijación en la lengua española. El estudio termina con unas conclusiones y con las referencias bibliográficas.
Hemos ceñido nuestro estudio al análisis de cinco formas: beatísimo, santísimo, excelentísimo, ilustrísimo y serenísimo . Su selección no ha sido casual, ya que hemos buscado un abanico de expresiones que aluden tanto al referente secular como al eclesiástico para cerciorarnos, por una parte, de su comportamiento morfosin ←15 | 16→ táctico y, por otra, de los aspectos semántico-pragmáticos que propiciaron tanto su lexicalización como su asentamiento definitivo en la lengua española.