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Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī - Mathnawi, segunda parte

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Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī Mathnawi, segunda parte

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Luz

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En el nombre de Dios,
el Misericordioso, el Compasivo

Parte de la razón de que se haya pospuesto este segundo tomo del Mathnawi es que si toda la sabiduría divina se revelara a Su esclavo, este, absorto en (la contemplación de) los beneficios de tal acción, perdería el poder de realizarlo; y la sabiduría infinita de Dios destruye su comprensión de modo que no lo lleva a cabo. Por tanto, el Altísimo hace que una pequeña porción de esa sapiencia ilimitada sea como una anilla en la nariz que le conduce al acto; pues si Él no le diera información sobre esas ventajas, no se movería en absoluto, ya que el motivo (de las acciones humanas) surge del provecho propio o de otras personas, lo cual nos lleva a actuar en consecuencia; mientras que si Él derramara toda la sabiduría (del acto) tampoco podría moverse; igual que el camello no anda si no se tira de la anilla de su nariz, pero si esta es demasiado grande asimismo se tumbará (y se negará a continuar). No hay ninguna cosa de la que no tengamos los almacenes y no la hacemos descender salvo con cierta medida. Sin agua, la tierra no se convierte en ladrillo, mas tampoco lo hace con demasiada agua. Y Él elevó el cielo y estableció la balanza. Él calcula en la balanza todo lo que da, salvo a los que se han transmutado del estado de criatura al de santidad. Y otorga a quien Le place sin medida, pero los que no lo han probado no lo saben.

Alguien preguntó: «¿Qué es el amor?». Respondí: «Lo sabrás cuando te conviertas en mí». El amor es afecto sin cálculo. Por ello se ha dicho que es en realidad el atributo de Dios y que es irreal en relación a Su esclavo (que es el hombre). Él les ama (yuhib-buhum) es la suma total. ¿Quién de ellos Le aman?

En el nombre de Dios,
el Misericordioso, el Compasivo

Este Mathnawi se ha demorado: era preciso un intervalo para que la sangre se volviera leche. La sangre no se torna leche dulce hasta que tu fortuna alumbra un nuevo bebé. Escucha bien.

Cuando la Luz de Dios, Husamuddin, tiró de las riendas (de su espíritu) de vuelta del cénit del cielo —mientras él ascendía a las realidades (espirituales), no florecían en mí los brotes (de conocimiento místico) sin su primavera— y regresó del mar a la orilla, se afinó de nuevo la lira de la poesía del Mathnawi. Su retorno fue el día del comienzo del Mathnawi, que es el purificador de espíritus. El día del inicio de este provechoso comercio fue en el año 662 de la Égira.

Un ruiseñor se marchó y regresó: se convirtió en halcón que cazaba estas verdades espirituales. ¡Que el lugar de descanso de este halcón sea el brazo del Rey! ¡Que esta puerta (hacia la Verdad) permanezca por siempre abierta a la gente!

Los azotes de esta puerta son la sensualidad y la lujuria; de otro modo hay aquí trago tras trago (de conocimiento espiritual). La garganta y la boca son la venda (que te ciega) al otro mundo: cierra esa boca para que puedas verlo claramente. Oh boca, ciertamente eres la boca del infierno; y, oh mundo, eres como el estado intermedio.

La luz eterna está junto a este bajo mundo, la leche pura está al lado de ríos de sangre. Cuando das un paso en el mundo sin precaución, tu leche se tornará en sangre al mezclarse. Adán dio un paso hacia el placer sensual: el alejamiento de su elevada posición en el paraíso fue un dogal en el cuello de su alma (carnal). Los ángeles le rehuían como al diablo: ¡cuántas lágrimas derramó a causa de una sola hogaza! Aunque el pecado que había cometido no era más que un cabello, ese cabello había crecido en sus ojos. Adán era el ojo de la Luz Eterna: un pelo en el ojo es como una gran montaña. Si Adán se hubiera dejado aconsejar, no habría pronunciado excusas en penitencia, pues cuando un intelecto se junta con otro, se impiden las malas acciones y palabras; pero cuando el alma carnal se asocia con otra, el intelecto parcial se vuelve ocioso e inútil.

Cuando te desesperas a causa de la soledad, te vuelves como el sol si vas bajo la sombra (protección) de un amigo. Ve, busca inmediatamente al amigo de Dios: cuando lo hagas, Dios será tu amigo. El que fija su vista en el retiro, lo ha aprendido del compañero. Hay que aislarse de los extraños, pero no del amigo; el abrigo de pieles es para el invierno, no para la primavera.

Si el intelecto se empareja con otro, la luz aumenta y el camino resulta evidente; pero si el alma carnal se ríe con otra, crece la oscuridad y el camino se oculta. El amigo es tu ojo, oh cazador, mantenlo limpio de astillas y pajas. ¡Cuidado! No levantes polvo con la escoba de tu lengua, no le regales basura a tu ojo. Puesto que el verdadero creyente es el espejo del verdadero creyente, su rostro está a salvo de profanación. El amigo es un espejo para el alma que sufre, ¡no respires sobre la faz del espejo, alma mía! Para que no cubra su rostro a causa de tu aliento, debes contener tu respiración a cada instante.

¿Eres menos que tierra? Cuando un terreno encuentra un amigo, una marea viva, obtiene cien mil flores. El árbol que está unido a un amigo, la dulce brisa (primaveral), florece de la cabeza a los pies; en otoño, cuando ve a un compañero repugnante, esconde su cara y su cabeza bajo la colcha y dice: «Un mal camarada es causa de problemas: puesto que ha venido, lo mejor será que duerma. Por tanto dormiré y seré como los Hombres de la Caverna (los Siete Durmientes): el prisionero del pesar es mejor que Decianus». Su despertar lo vendía Decianus; su sueño fue el capital de su fama. El sueño, acompañado de sabiduría, es vigilia (espiritual); pero ¡ay del despierto que se asocia con el ignorante!

Cuando los cuervos plantan sus tiendas en bahman (enero), los ruiseñores se esconden y se callan, pues están silenciosos sin la rosaleda: la ausencia de sol mata su vigilia. Oh sol, te vas de la rosaleda (la tierra) para iluminar por debajo de ella; pero el Sol del conocimiento divino no se mueve: se levanta en el espíritu y el intelecto, especialmente el Sol perfecto que es de más allá (el mundo de la Realidad); su acción es iluminar día y noche.

Si eres un Alejandro, ven al lugar donde se levanta el Sol: después, donde quiera que vayas, poseerás esplendor benéfico. Después, donde quiera que vayas, será el lugar del alba: los sitios donde amanezca estarán enamorados de tu lugar de ocaso.

Tus sentidos de murciélago corren hacia la puesta de sol; tus sentidos que derraman perlas se apresuran hacia el levante. La forma de percepción sensorial es la de los asnos. ¡Oh jinete, avergüénzate, tú que te codeas con burros! Junto a los cinco sentidos (físicos) hay otros cinco (espirituales): estos son como oro rojo mientras aquellos son cobrizos. En el bazar de los expertos, ¿cómo van a comprar los sentidos de cobre como si fueran de oro? El sentido corporal es comer el alimento de la oscuridad; el espiritual es alimentarse de un sol.

Oh tú que has llevado la carga de tus sentidos hasta lo Invisible, extiende la mano, como Moisés, desde tu seno. Oh tú cuyos atributos son los del Sol del conocimiento divino, mientras que el sol en el cielo está confinado a un solo atributo, ahora te conviertes en sol y ahora en mar; ahora eres la montaña Qaf y ahora el Anqa. ¡En tu esencia no eres esto ni aquello, oh tú que eres más grande que toda imaginación y más que más!

El espíritu se asocia con el conocimiento y la razón: ¿qué tiene que ver el espíritu con el árabe y el turco? Tanto el muwahhid (que afirma la trascendencia de Dios) como el mushabbih (que declara Su inmanencia) se confunden contigo, oh tú que, siendo sin imagen (apariencia externa) (te apareces) de tantas formas. A veces el muwahhad (Dios como único Ser real) destruye el mushabbih (Dios está inmanente en las formas); a veces estas formas desvían al muwahhid (de modo que no puede acceder a Dios que trasciende todas las formas).

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