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Marie Fauré - La guerra de los Cien Años

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Marie Fauré La guerra de los Cien Años
  • Libro:
    La guerra de los Cien Años
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    2016
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La guerra de los Cien Años: resumen, descripción y anotación

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ACTORES PRINCIPALES
Eduardo III, rey de Inglaterra y duque de Guyena

Hijo del rey de Inglaterra Eduardo II (1284-1327) y de Isabel de Francia, Eduardo III está sumido, desde joven, en la lucha por el poder de sus parientes. En 1325, cuando solamente tiene 13 años, recibe los títulos de duque de Aquitania y de conde de Ponthieu, por los que rinde homenaje al rey de Francia Carlos IV. En 1328, su madre lo proclama rey de Inglaterra, un gesto que obliga a su padre a abdicar.

Su reinado, de 50 años, está marcado por las guerras y las crisis políticas. Su primera operación militar, llevada a cabo contra Escocia a partir del verano de 1327, se salda con negociaciones forzadas con Roberto I Bruce (rey de Escocia, 1274-1329). Mientras que los enfrentamientos se suceden, Eduardo III se concentra cada vez más en los asuntos franceses. La escalada de tensiones entre este y el rey de Francia, Felipe VI, vinculadas principalmente a las posesiones inglesas en el continente, conduce al desencadenamiento de la guerra llamada de los Cien Años. En enero de 1340, Eduardo III toma el título y los escudos de armas del rey de Francia.

Aunque en un principio multiplica las victorias gracias a la estrategia de atacar con caballerías y al uso de tropas muy móviles, las arcas reales se vacían poco a poco, lo que conlleva varias graves crisis políticas durante su reinado. Durante los períodos de tregua, Eduardo III reorganiza su reino en los ámbitos de la justicia, de la moneda, de los impuestos y de las finanzas. Igualmente, desarrolla la industria de paños, para hacer que Francia sea menos dependiente de Flandes. Asimismo, sus brillantes victorias en territorio francés representan una buena ocasión para promover el ideal caballeresco creando en 1348 la Nobilísima Orden de Caballería de la Jarretera, con motivo de la celebración de las victorias de Crécy (1346) y de Calais (1347).

La batalla de Crécy ilustración de las Crónicas de Jean Froissart siglo XV - photo 1

La batalla de Crécy, ilustración de las Crónicas de Jean Froissart, siglo XV.

Algunos años más tarde, su salud se deteriora, por lo que se ve obligado a apartarse de los asuntos del reino. Muere el 21 de junio de 1377, mientras que su país sufre una nueva crisis parlamentaria. Muy apreciado por el pueblo, Eduardo III deja la imagen de un rey con destacables cualidades de combatiente y de dirigente, que serán elogiadas por sus sucesores.

Beltrán Duguesclín, condestable de Francia

Beltrán Duguesclín es el hijo mayor de una familia de la pequeña nobleza bretona. Lucha a partir de 1341 al lado de Carlos de Blois (duque de Bretaña, 1319-1364) durante la guerra de Sucesión de Bretaña. Durante el sitio de Rennes (octubre de 1356-julio de 1357) es armado caballero. Algunos meses después, en diciembre de 1357, entra al servicio del Delfín de Francia, el futuro Carlos V (1338-1380).

A partir de 1360, se dedica a expulsar del territorio francés a las Grandes Compañías, bandas de mercenarios que desde el final de los combates no tienen líder y que devastan el país. Los lleva hasta Castilla, donde dos pretendientes al trono se lo disputan: Enrique de Trastámara (1334-1379) y Pedro el Cruel (1334-1369). El 3 de abril de 1367, durante la batalla de Nájera, cae preso a manos del heredero al trono de Inglaterra, Eduardo el Príncipe Negro (príncipe de Gales y de Aquitania, 1330-1376), hijo de Eduardo III.

Tras la victoria final de Enrique de Trastámara en 1369, y mientras que se produce un retorno a las hostilidades en Francia, Carlos V nombra a Beltrán Duguesclín condestable de Francia. Rápidamente, se convierte en uno de los jefes de guerra más activos en la reconquista francesa de los años 1370. Muere el 13 de julio de 1380 durante el sitio de Châteauneuf-de-Randon y, bajo orden del rey, es enterrado en la necrópolis real de Saint-Denis.

Muerte de Beltrán Duguesclín en el sitio de Châteauneuf-de-Randon ilustración - photo 2

Muerte de Beltrán Duguesclín en el sitio de Châteauneuf-de-Randon, ilustración presente en un manuscrito de Jean de Wavrin, siglo XV.

Beltrán Duguesclín, ya muy famoso en vida, entra en la leyenda poco tiempo después de su muerte. Es un hombre hábil, leal y valiente al mismo tiempo que violento y despiadado, y representa para los franceses la resistencia contra el enemigo inglés. En 1407, se convierte en héroe protector de los Armañacs, y después en héroe nacional, al lado de Juana de Arco.

Carlos VII, rey de Francia

Benjamín de Carlos VI (1368-1422) y de Isabel de Baviera (c. 1371-1435), Carlos se convierte en heredero del reino de Francia en 1417, tras la muerte de sus dos hermanos mayores. Un año después, durante la toma de París por parte de los Borgoñones, huye con los Armañacs y se refugia en Bourges. Se proclama regente del reino, puesto que su padre sufría demencia desde 1392. Responsable indirecto del asesinato del duque de Borgoña Juan Sin Miedo (1371-1419), es apartado de la sucesión al trono por el tratado de Troyes de 1420. Entonces, se encarga de organizar su gobierno desde su propiedad del Berry, y obtiene el título de rey tras la muerte de su padre en 1422, lo que le hace ganarse el sobrenombre de rey de Bourges.

Con la ayuda de una joven campesina de la región de Lorena llamada Juana de Arco, consigue reconquistar el valle del Loira. A continuación, se dirige a Reims y el 17 de julio de 1429 es proclamado y coronado rey de Francia según la tradición. Desde ese momento, su posición se fortalece. Firma la paz de Arras en 1435, que le asegura la neutralidad del duque de Borgoña, y logra reunificar el reino y luego retomar París el año siguiente. Tras la victoria de Castillon en 1453, que le hace ganarse el sobrenombre del Victorioso, persigue a los ingleses del continente, con la excepción de la ciudad de Calais, que continuará siendo un bastión británico. Carlos VII aprovecha igualmente los años de tregua para reorganizar por completo el ejército y reforzar el sistema fiscal francés.

Juana de Arco en Reims durante la coronación de Carlos VII cuadro de Jules - photo 3

Juana de Arco en Reims durante la coronación de Carlos VII, cuadro de Jules Eugène Lenepveu, 1886.

El final de su reinado está marcado por la reafirmación de la autoridad real a expensas de los grandes nobles y por una recuperación económica. Muere en 1461 en circunstancias poco claras: algunos elementos pueden hacer pensar en un posible envenenamiento por parte de su hijo, el Delfín Luis. Aunque tras su muerte tiene bastante prestigio a nivel europeo, la imagen de un rey caballero victorioso queda poco arraigada en la memoria, puesto que algunos héroes de la nación como Juana de Arco le hacen sombra.

CONTEXTO
Un rey de Inglaterra vasallo del rey de Francia

Los vínculos que unen a los reinos de Francia e Inglaterra se remontan al siglo XI. En 1066, Guillermo el Conquistador (c. 1028-1087) toma la isla anglosajona tras la batalla de Hastings, un hecho que une el destino de las dos naciones.

No obstante, habrá que esperar al siglo siguiente para que aparezca una de las principales causas de las tensiones entre los dos reinos: la toma de posesión del ducado de Aquitania por parte de los reyes de Inglaterra. En 1137, Leonor, duquesa de Aquitania y condesa de Poitou (c. 1122-1204), contrae matrimonio con el rey de Francia, Luis VII (1120-1180). Sin embargo, la relación entre ambos empeora rápidamente, y Luis el Joven, tanto para salvar su honor como para poner remedio a la ausencia de un heredero varón, repudia a su mujer, con el argumento de que tienen un grado de parentesco prohibido por la Iglesia. Unos meses más tarde, Leonor se casa con Enrique Plantagenet (1133-1189), el heredero de la corona inglesa. La mujer se convierte en reina de Inglaterra en 1154. Así, el ducado de Aquitania que le pertenece escapa al dominio francés. Desde entonces, los reyes franceses intentan, por todos los medios, recuperar los territorios sometidos al dominio de los Plantagenet. El rey de Francia Felipe II Augusto (1165-1223), mediante el uso de las armas y de la diplomacia, consigue recuperar la mayor parte de las tierras, con la excepción de la Guyena (el otro nombre dado a Aquitania). Hasta 1259 no se regulará el estatus del ducado —por lo menos por un tiempo—, mediante el tratado de París, firmado entre Luis IX (1214 o 1215-1270), rey de Francia, y Enrique III (1207-1272), rey de Inglaterra. Enrique III conserva el título de duque de Aquitania, pero a cambio tiene que rendirle homenaje al rey de Francia. Así pues, en vísperas de la guerra de los Cien Años, la situación es particularmente ambigua: el rey de Inglaterra es a la vez soberano en su reino y vasallo del rey de Francia por Aquitania, algo que le cuesta de aceptar.

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