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Joan Ferrés - El otro cantar

Aquí puedes leer online Joan Ferrés - El otro cantar texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1975, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Joan Ferrés El otro cantar
  • Libro:
    El otro cantar
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1975
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El otro cantar: resumen, descripción y anotación

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AGUAVIVA APOCALIPSIS Y nace el sol Poema de Alfredo Mañas Desde que el mundo - photo 1 AGUAVIVA
APOCALIPSIS
Y nace el sol (Poema de Alfredo Mañas)
Desde que el mundo es mundo, todas las tardes expira la vida, la muerte firma un pacto con la noche y el corazón del mundo se aletarga bajo el espectro de la luna fría. Pero también desde que el mundo es mundo, allá en el horizonte resucitan los ejércitos, rosas, rosas... que levantan las ardientes banderas de la vida y nace el sol y da muerte a la muerte y de nuevo comienza un nuevo día.
Los jinetes
Y cuando salga el sol, el mundo verá con horror correr sobre sus campos cuatro jinetes enemigos del hombre. Ya sus malignos caballos relinchan con la impaciencia en sus ijares prendida, con sus hocicos de fiera y los pérfidos jinetes se entrecruzan y conciertan palabras de odio y desgracia, cabalgando a la jineta. es el HAMBRE.
La ciudad es de goma (sobre el poema de Gabriel Celaya, Aviso)
La ciudad es de goma lisa y negra Yo me alquilo por horas, río y lloro con todos, la ciudad es de goma lisa y negra pero con boquetes de olor a vaquería.
La ciudad es de goma (sobre el poema de Gabriel Celaya, Aviso)
La ciudad es de goma lisa y negra Yo me alquilo por horas, río y lloro con todos, la ciudad es de goma lisa y negra pero con boquetes de olor a vaquería.

La ciudad es de goma lisa y negra olor a almacenes de grano y a madera mojada. La ciudad es de goma lisa y negra olor a guarnicionería y a achicoria y a esparto. La ciudad es de goma negra. Hay chirridos que muerden, hay ruidos inhumanos hay bruscos bocinazos que deshinchan mi absurdo corazón hipertrofiado. Yo me alquilo por horas, río y lloro con todos. Pero escribiría un poema perfecto si no fuera indecente hacerlo en nuestros tiempos.

La ciudad es de goma lisa y negra.

El niño ha muerto (del poema "Muerte Azande" de anónimo africano)
El niño ha muerto. Cubrámonos la cara con tierra blanca. Cuatro hijos he parido en la choza de mi esposo. Solamente el cuarto vive.
La guerra
El segundo caballo es rojo como el fuego, su jinete joven todavía de fiero entrecejo y labios contraídos enarbola airoso una espada y la tranquilidad huye del mundo ante su presencia, ante la infernal presencia de la GUERRA.
La guerra que vendrá (B.
La guerra que vendrá (B.

Brecht)

Hubo otras, muchas más. La guerra que vendrá no es la primera. Hubo otras guerras. Al fin de la última quedaron vencedores y vencidos. Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre, entre los vencedores el pueblo llano la pasó también, entre todos ellos, el pueblo llano pasaba hambre.
Cuando mi hijo nació (Nazím Hikmet.

El nacimiento)

Su madre me dio un hijo, un hijo rubio sin cejas una bola de luz hundida en sus pañales azules, tres quilos pesa solamente. Nació. Un niño rubio, una bola de luz. Cuando mi hijo nació, otros hijos nacieron en Gorea, eran semejantes a los Girasoles, Makazu los ha segado. Se fueron hambrientos aún de leche materna. Cuando mi hijo nació, nació un niño rubio, una bola de luz.

Cuando mi hijo nació, otros hijos vinieron al mundo en las cárceles de Crecia, sus padres fueron fusilados, como si fuera lo primero que se ha de contemplar en la tierra. Vieron rejas. Cuando mi hijo nació, nació un niño rubio, una bola de luz. Cuando mi hijo nació, otros hijos nacieron en Anacronia, eran niños de ojos negros, ojos azules, ojos castaños, niños aún que estaban llenos de piojos, quien sabe cuántos de ellos, milagrosamente sobrevivirán. Cuando mi hijo nació, nació un niño rubio, una bola de luz. Cuando mi hijo nació, otros hijos nacieron en los países más grandes del mundo, enseguida fueron felices.

Cuando mi hijo tenga mi edad, ya no estaré en este mundo pero este mundo habrá de ser como una cuna soberbia una cuna que mecerá en sus pañales de seda azul, a todos los niños negros, amarillos, blancos... cuando mi hijo nació.

La muerte
El que monta el caballo pálido se llama la MUERTE. Y un poder le ha sido dado para hacer perecer a los hombres de enfermedad, cárcel, dolor, opresión... Su faz de calavera se contrae en carcajada sardónica y de sus fríos hombros pende un sudario.
Me queda la palabra (Blas de Otero)
Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo tiré como un anillo al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra.

Si he perdido la vida, si he perdido la voz... si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra. Si los labios abrí, si me los desgarré, si he perdido la vida, si he perdido la voz... si he sufrido la sed, si he segado las sombras... Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria. me queda la palabra. me queda la palabra.

Si los labios abrí...

No nos dejan cantar (Nazím Hikmet)
No nos dejan cantar, Robesón, mi canario con alas de águila. No nos dejan cantar, Robesón, mi hermano con dientes de perla. No nos dejan gritar nuestras canciones. Tienen miedo, Robesón, tienen miedo del alba. Miedo de ver, miedo de oír, miedo de tocar.

Tienen miedo de amar, miedo de amar como Ferhat, apasionadamente. Seguramente también vosotros, hermanos negros, habéis de tener un Ferhat. ¿Cómo les llamas, Robesón? No nos dejan cantar, Robesón, mi canario con alas de águila, mi hermano con dientes de perla. No nos dejan gritar nuestras canciones. Tienen miedo del grano y de la tierra, del agua que corre y del recuerdo. La mano de un amigo que no pide ni descuento, ni comisión, ni plazo, como un pájaro tibio les estrecho la mano.

Le tienen miedo a la esperanza, Robesón, miedo a la esperanza. Tienen miedo, canario mío con alas de águila. Tienen miedo de nuestros cantos, Robesón...

La peste
El cuarto jinete galopa airoso sobre un caballo blanco. Lleva en su espalda un carcaj de bronce, lleno de flechas ponzoñosas. Es la tan temida PESTE.

Siempre fue vencida por la muerte, pero hoy en día posee un germen fatal capaz de destruir más allá de la muerte y que probó por vez primera en Hiroshima...

La niña de Hiroshima (N. Hikmet-Pete Seeger)
Soy yo, soy yo quien llama a vuestra puerta, aquí como en otros lugares, a todas las puertas. No os preocupéis si permanezco invisible. No es posible ver a una pequeña muerta. Primero se incendiaron mis largos cabellos.

Mis manos ardieron al igual que mis ojos. Mi cuerpo no fue más que un puñado de cenizas mezcladas con el viento en un cielo nublado. Aquí estaba yo hace diez años, encontré la muerte en Hiroshima. Soy sólo una niña, tenía siete años, pero los niños muertos no crecen. Primero se incendiaron mis largos cabellos. Mis manos ardieron al igual que mis ojos.

Mi cuerpo no fue más que un puñado de cenizas mezcladas con el viento en un cielo nublado. En verdad nada quiero de vosotros, a mí ya nadie puede mimarme. La niña que ardió cual hoja de periódico nunca más probará vuestros bombones.

Masa (César Vallejo)
Al fin de la batalla y muerto el combatiente vino hacia él un hombre y le dijo: ¡No mueras, te amo tanto! Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: No nos dejes, valor, vuelve a la vida. Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo...

Acudieron a él 20, 100, 1.000, 500.000 clamando: ¡Tanto amor y no poder contra la muerte! Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos con un ruego común: ¡Quédate, hermano! ¡Quédate, hermano! Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo... Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon. Les vio el cadáver triste, emocionado. Incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre, echóse a andar. "Apocalipsis". "Apocalipsis".

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