Alonso De Santos Jose Luis - El Album Familiar
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El Album Familiar: resumen, descripción y anotación
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EL ÁLBUM FAMILIAR
José Luis Alonso de Santos
(Estrenada el 26 de octubre de 1982 en el Teatro María Guerrero de Madrid)
A mis padres — Jos é y Justa — y a mis hermanos — Tere, Carmen, Pili y Juan Manuel —, protagonistas de este Á lbum .
Esta obra es un intento de partir de atrás para reconstruirme, y tratar de ayudar a reconstruirse a los espectadores. Saber que el edificio se ha venido abajo con todo, y con los nuevos cimientos tomar conciencia sobre una nueva realidad posible hacia la que hemos de viajar.
El tiempo no es recuperable y el espacio tampoco. Cuando pasamos por un lugar ese sitio ya no vuelve a ser el mismo. Cada momento muere en sí mismo, desaparece el momento y su espacio. El fluir es un cristal, no deja nada detrás. Sólo quedan sensaciones, cintas magnéticas acumuladas en nuestro cerebro que al ponerse en marcha unas motivan que surjan las otras, bombardeándonos con millones de sensaciones. En una cinta están guardadas las sensaciones, en otra las emociones, en otra los recuerdos, en otra los espacios, en otra los tiempos…
Los recuerdos son como un río detenido convertido en hielo. La fotografía es la muerte de la realidad. He querido reflejar en esta obra una inquietud que tengo desde mis primeros años de vida: la lucha entre lo que fluye y lo que permanece, entre el álbum y el tren… Como nos pesa lo que llevamos bajo el brazo, y bajo el corazón (queramos o no), en nuestro proyecto de futuro.
Yo
Padre
Madre
Hermana mayor
Abuela
Hermano menor
Vecina
Practicante
Maestro
Ella
Tío Santo
Hermana menor
Hermana mediana
Novio militar
Revisor
Sacerdote
Guardia civil 1º
Guardia civil 2º
Preso
MI CASA
(Suena un tren a lo lejos. Estoy yo solo pisando otra vez las baldosas de mi casa, que no s é por qu é es ahora toda ella grande, blanca, silenciosa. A mis pies est á mi maleta abierta, va cí a a ú n. O igo fuera unos tremendos golpes contra las paredes. Est á n empezando a derribar la casa. Pronto entrar á MI PADRE, nervioso, angustiado, pregunt á ndome si tengo yo los billetes...).
MI PADRE .— Jos é Luis, ¿ tienes t ú los billetes?
YO.— No, pap á . A m í no me los has dado.
MI PADRE .— He mirado por todas partes. Llegaremos tarde... tarde...
( ¿ Tarde? Y sale busc á ndose en la cartera , en los bolsillos del panta ló n, en la vieja chaqueta. Se cruza con MI MADRE, que entra.) MI PADRE .— Justa, ¿ tienes t ú los billetes?
MI MADRE .— ¿ Yo? ¿ Yo los voy a tener? ¿ Has acabado ya tu maleta, Jos é Luis?
YO .— S í ... bueno, no... en seguida termino.
( ¡ No s é qu é meter dentro ! ) No s é qu é meter dentro. ¿ Qu é tengo que llevarme, mamá ? ¿ Qu é tiene uno que llevarse cuando se va?
MI MADRE .— Q ué cosas tienes, hijo. Mete tus cosas , ¿qué vas a meter?
Y O.— ¿ Mis cosas? ¿ Cu á les son mis cosas? ¿ Cu á les son mis cosas, madre?
MI MADRE .— Tus cosas son tus cosas. Date prisa. ¡ Jos é ! ¡ J osé!
(Sale llamando a MI PADRE. ¡ El nombre ! El nombre es una de las cosas que tengo, aunq ue sea casi igual al de MI PADRE, el m í o es m í o. Pero el nombre no tengo que meterlo en l a maleta. Tampoc o todos los besos que me dio MI MADRE cuando era m á s peque ñ o. Se quedar án aqu í , entre los escombros de la casa. Ent ra ahora MI HERMANA MAYOR, la que tiene n ovio . Viene discutiendo con MI ABUELA. Pero... ¿ M I ABUELA no muri ó hace mucho?) MI HERMANA MAYOR .— ¡ No me ir é ! ¡ No puedo irme , de verdad, abuela!
MI ABUELA .— No seas criatura. ¿ C ó mo te vas a quedar tú aqu í sola? Tenemos que irnos todos juntos. No ll ores. Ya ve rá s c ó mo se te pasar á . Todo se pasa. Es cuesti ó n de tiempo. Mira José Luis, tan tranquilo. No es para ponerse a llorar, ¿ verdad, hijo?
(Y O digo con la cabeza que no. Y O por lo menos no tengo ganas de ponerme a llorar. Tengo como si tuviera fiebre o algo as í , pero no ganas de llorar. ¿ Por qu é voy a llorar? ¿ Por el cuarto peque ño que ya no ver é m á s? ¿ Por el gato ese asqueroso que me ara ñ a cada vez que me ve?) MI ABUELA .— Se queda con la ve ci na, la se ñ ora Antonia, que lo va a tratar muy bien, no te preocupes...
Y O.— No, si no me preocupo. A mí me da igual.
(No me preocupo, aunque s é que va a morirs e ahogado en un b alde de agua cuando nos vayamos. Se va a suicidar. Lo sabremos mucho despu é s, y tampoco nos dar á pena.) MI ABUELA .— No podemos llev á rnoslo. Es un viaje mu y largo. Adem á s est á ya muy mayor...
MI HERMANA MAYOR .— No puedo irme, abuela, no puedo...
MI ABUELA .— Venga, mujer, no seas a sí . Todo se arreglar á.
MI HERMANA MAYOR .— ¿ Por qu é ?, ¿ por qu é ?, ¿ por qu é ?...
MI ABUELA .— Te escribir á , ya lo ver á s. Tienes que acaba r de recogerlo todo, vamos.
MI HERMANA MAYOR .— Con lo bien que est á bamos, con l o bien que est á bamos aqu í , abuela.
MI ABUELA .— No llo res m á s, mujer. Se te va a poner la ca ra fea. Las personas que ll oran mucho se ponen feas. Les sale n arrugas.
(Y se la lleva acarici á ndola dulcemente. ¿ Pero... LA ABUELA no hab í a muerto ya?) T ú eras entonces mucho más peque ñ o. Llevabas pantalone s cortos, f í jate.
Y O.— ¿ Entonces? ¿ Cu á ndo?
MI HERMANO PEQUE Ñ O .— ¡ Piiiii ! ¡ Piiiii ! ¡ Aparten esa maleta de la v í a! ¡ Piiiii!...
(Cruza MI HERMANO PEQUE Ñ O corriendo. Parece el ú nico realmente contento con este viaje. Ahora oigo a MIS OTRAS DOS HERMANAS desd e su habitaci ó n canturreando una canci ó n...)
“ Porque ha perdido una perla
llora una concha en el mar,
porque el sol no se ha asomado,
est á triste el pavo real... ” .
(Son MI HERMANA MEDIANA Y MI HERMANA PEQUE Ñ A. En total somos CINCO HERMANOS, tres chicas y dos chicos. Con MIS PADRES somos siete. Y con MI ABUELA... A MI ABUELA no s é si contarla.)
“ Porque han pasado las horas
y la barca no lleg ó , est á ll orando en el puerto la novia del pescador... ” .
(Llaman a la puerta. Es LA VECINA, la se ñ ora Antonia.) LA VECINA .— ¿ Necesitas algo, Justa? ¿ Justa? ¿ Est á tu madre por ah í ?
YO .— Me parece que est á en la cocina preparando la comida para el viaje.
LA VECINA .— ¿ Q ué ? ¿ Estar á s contento?, ¿ eh?
YO .— S í señor a.
LA VECINA .— Y t ú , Juanma, estar á s contento de viajar en tren.
MI HERMANO PEQUEÑO.— Sí .
LA VECINA .— Tienes que acordarte mucho de m í , hijo. Y t ú tambi é n, José Luis...
(Y se va con MI HERMANO PEQUEÑO hacia la co c ina. ¡ Los recuerdos! Tengo que llenar mi maleta de recuerdos para luego... Para ahora. Las pinzas de la ropa, las chapas, los botones, la peonza, jugando en el suelo de la cocina en silencio, horas y horas, hasta que compramos la radio ... El vel o de la primera comuni ó n de MI HERMANA PEQUEÑA . Y los libros que me daban en Falange para hacer primero en el instituto. Don Demetrio, el pro f esor de preparatorio, y el se ñ or Merino, EL PRACTICANTE, entran y se acercan a m í .) MI PRACTICANTE .— No te asustes. Hoy no he venido a ponerte la inyecci ó n. He venido a despedirme de ti. ¿ Me das un beso? O mejor la mano, ya eres un hombre. No me vayas a ol vidar, ¿ eh? Recuerda: bajito, con mof l etes, simp á tico, salgo en Semana Santa en la cofrad í a de San Mill á n, canturreo pasodobles mientras preparo la jeringuilla, y digo siempre lo de tu t í o, que era un santo, y que la culpa de que muriera la tuvo Franco. T ú de eso a ú n no entiendes bien, pero ya te enterar á s cuando seas mayor. Le fusilaron porque a Franco l e dio la gana. Bueno, é chate siempre la siesta despu é s de comer, y no corras, no te fatigues. Ya l e he dicho a tu madre que tiene que seguir poni é ndote el calcio. P or lo menos otras dos cajas.
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