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Jorge Martí Aguas - Canción de amor definitiva: La vida, como un disco, tiene dos caras

Aquí puedes leer online Jorge Martí Aguas - Canción de amor definitiva: La vida, como un disco, tiene dos caras texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2022, Editor: Penguin Random House Grupo Editorial España, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Jorge Martí Aguas Canción de amor definitiva: La vida, como un disco, tiene dos caras
  • Libro:
    Canción de amor definitiva: La vida, como un disco, tiene dos caras
  • Autor:
  • Editor:
    Penguin Random House Grupo Editorial España
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    2022
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Canción de amor definitiva: La vida, como un disco, tiene dos caras: resumen, descripción y anotación

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La autobiografía de Jorge Martí, líder de la icónica banda La habitación roja, revela que la vida real es la que uno tiene que mirar de frente cuando baja del escenario.

«Cambio de ánimo, de país y de profesión según las circunstancias. Un día estoy cantando sobre el escenario de un festival abarrotado de gente y al siguiente ejerciendo de enfermero en una residencia para pacientes con demencia y alzhéimer en Noruega. Esta doble vida, entre la música y la enfermedad, me obliga a ir y venir constantemente. Vivo entre dos mundos pero no encajo en ninguno, y todo parece estar siempre a punto de resquebrajarse. El escenario y el amor son una tregua, una burbuja a salvo de todo lo que me asfixia. Me he pasado la vida tratando de ser alguien más allá de mi casa para al final llegar a la conclusión de que lo que me importa es ser alguien en ella. Aquí es donde residen el gran amor de mi vida y mis hijas, y es donde sigo manteniendo intacta la esperanza de escribir algún día la canción de amor definitiva».

Jorge Martí es líder y cantante de una de las bandas más importantes del indie español: La habitación roja. Pero su vida no es la que se podría esperar del líder de una banda de rock, tiene una cara A: la que muestra en el escenario cuando canta junto a sus fans a pleno pulmónAyeroIndestructibles, concede entrevistas y viaja promocionando sus discos. Y una cara B, desconocida para sus miles de fans, la del fracaso, las expectativas no cumplidas, la decepción, la enfermedad, y también el amor y la música, que tal vez sean la misma cosa.

La crítica ha dicho:

«La gran historia de amor del pop español.»

El País


«Un espléndido relato que hace de lo mundano algo sumamente singular. Que irradia una inmediata identificación con el lector gracias a su transparencia y honestidad. sus 438 páginas generan adicción. De la primera a la última.»
Mondosonoro

«Una biografía que respira verdad.»
Cadena SER

«La mayor revelación del texto es el modo en que todas sus vivencias se han ido transformando en música durante estas dos décadas y media.»
El Mundo

«El músico valenciano se abre en canal adentrándonos en la personalidad de una figura que vive dos vidas al mismo tiempo.»
EFE eme

«Jorge se ha inmolado en su autobiografía; se ha vaciado; se ha quedado seco. Canción de amor definitiva (Plaza & Janés) es un libro necesario para todos los que quieran algún día ser justos con ellos mismos.»

ZENDA

«Una biografía intensa, conmovedora y emocionante en la que nos revela esa doble realidad que atormenta al artista y con la que debe convivir. Escrita en primera persona por un Martí que desnuda su alma con crudeza y sin concesiones.»
Muzikalia

«Con un pulso honesto y una vívida memoria, Martí registraestas múltiples facetas que definen su historia pero que tiene a la música como elemento transversal.»
Indie hoy

«Todo el libro está impregnado por el juego de contrastes de una vida escindida entre los festivales de verano en España y los inviernos gélidos en el país escandinavo. Entre la vida de músico y el trabajo de enfermero. Entre la popularidad y el anonimato.»
Alicanteplaza

«Al leer a Jorge Martí entendemos que la vida es una búsqueda de la más perfecta imperfección posible.»
Zona de obras

«Me apetece decirle a Jorge Martí que muchas gracias por este ejercicio de honestidad brutal, por ese tributo a la música y a los cuidados.»

El Faro de Ceuta

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Índice

Hay tanto resentimiento que amar es vital

A Ingrid, a su ejemplo. A Érika y Frida

Todo lo que no está escrito desaparece, salvo por ciertos momentos que perduran, ciertas personas, días concretos. Los animales mueren, la casa se vende, los hijos son mayores, incluso la propia pareja se ha desvanecido, y aun así queda el poema.

J AMES S ALTER

En este libro hay referencias a multitud de canciones.

Escúchalas aquí:

La madrugada del 2 de septiembre de 2020 le escribo los siguientes wasaps a mi - photo 3

La madrugada del 2 de septiembre de 2020 le escribo los siguientes wasaps a mi editora:

Me acabo de tomar un Valium. 8:13

Me gustaría desaparecer para siempre. 8:13

Pienso en mi yo más puro… Solo quería escribir canciones y cantarlas, ¿sabes? Eso es todo. Quería sentirme libre y solo siento angustia. 8:15

No sé… quería hablar con Ingrid… Y no puede ser. Se encuentra mal y no puede siquiera leer el e-mail. Estoy por tomarme otro Valium y quedarme dormido o algo… Hay por aquí a mano, de mis padres. 8:18

¿Por qué me siento así…? ¿Por qué nadie del grupo toma las riendas de esto y lo soluciona? ¿Por qué es todo tan complicado? ¿Qué tiene esto que ver con el amor, la pasión, la inocencia…? ¿Por qué he acabado enfrascado en esta mierda que me pone enfermo? 8:21

Declaración de intenciones

¿Ser honesto es engañarse a uno mismo? ¿Hasta qué punto uno puede contar la verdad y nada más que la verdad? ¿Se puede decir hasta la última palabra y llegar hasta las últimas consecuencias cuando lo que vas a contar puede implicar a terceras personas? Todas estas dudas me asaltan cuando decido adentrarme en asuntos que me producen una gran aflicción. No quiero dar protagonismo a quienes me la provocan. No quiero ajustar cuentas ni convertir este libro en una retahíla de reproches y quejas. Cuando leí la autobiografía de Morrissey sentí cierta lástima de que su rencor respecto a algunos episodios de su carrera empañara una historia única y excepcional. Sí, todos hemos tenido nuestros más y nuestros menos, y, acertadamente o no, hemos intentado que nuestra razón y nuestras convicciones prevalecieran por encima de las de los demás, pero uno se pregunta a veces si el mal y la mala intención anidan innatas en el corazón de algunos sujetos. Una cosa es hacer daño sin querer y otra es hacerlo intencionadamente. No puedo pasar de puntillas por episodios que no dejan de sangrar. Hablo con Xoel López y me dice que lo deje estar. Me gusta lo que casi me susurra con su cariñoso acento gallego. Sus dulces palabras sanadoras las interpreto a mi manera. Como si un niño negara la existencia de los fantasmas que le acechan en la noche y los ahuyentara espetándoles a la cara: «Desapareced, marchaos de aquí, no creo en vosotros». Es una posibilidad. Tal vez así se esfumen. No en vano viven de nosotros. Algunos incluso se alimentan de su odio y su rencor: «Don’t feed the troll» sería el resumen en nuestros días. Hablo con Iván Ferreiro y él es más vehemente: «Acabemos con esa gente que no respeta la música ni a los que la crean». A las barricadas siempre, Iván. Miren Tulsa, angustiada porque las injusticias son de por vida, se levanta y sentencia: «No pasarán». ¿Qué me diría Antonio Luque? ¿«Si no puedes con ellos únete a ellos», tal vez? Richi Vicente, afincado en Florida, filosofa con certeros textos de rapero de vuelta de todo y nos invita a expresar lo que sentimos que es verdad y nos representa con flow. Alberto de Viva Suecia, cheque en mano, compra su libertad. Rodrigo de Triángulo se desgañita con rabia porque le han robado su tiempo y su dinero, y mi querido Deu Txakartegi, exhausto, se queda tendido on the floor porque le han arrancado su gran corazón con forma de sueño.

En casa de mis padres me encuentro con algunas cajas llenas de polvo y viejos papeles enmohecidos que revelan el paso del tiempo. Hay textos de mi puño y letra, viejas canciones, algunas de las cuales se han convertido en clásicos de La Habitación Roja. Correos electrónicos impresos que nos enviábamos Pau y yo desde cuentas de correo ajenas porque por aquel entonces nosotros ni siquiera teníamos. Soy consciente del paso de los años, y de la ilusión y el empeño dedicados a construir un futuro ligado a la música y la composición de canciones. Me asombra el entusiasmo que destilan ciertos escritos, el tesón que subyace en cada hoja de papel manuscrito. Inocencia, juventud y ríos de tinta, ahora desvaída, que trataban de aglutinar la pasión desenfrenada del amor y las ganas de crear una realidad paralela brillante, llena de utopías.

Toda esa energía, suficiente para dar varias vueltas al mundo con una guitarra colgada al cuello, será fagocitada por gente que no tiene el menor de los escrúpulos. Y no, no pretendo generalizar, pero ay de ti si el destino te junta con la persona equivocada y no te das cuenta, hasta que los años te sepultan, de que has entregado lo mejor de tu vida y tu talento al peor postor. Obviamente, el público y la gente que te siente, te quiere y te respeta estará de tu parte. Has intentado ser siempre justo y honesto, y otros se lo están llevando crudo por los siglos de los siglos.

Te abres en canal, vas a tumba abierta, te juegas la vida en la carretera y alguien, desde su cómoda silla ergonómica de despacho con pretensiones ejecutivas, te hace saber que tu entrega nunca es suficiente, mientras agita ante ti con su amenazante palo aleccionador una zanahoria a la que jamás podrás hincarle el diente. Me asombra lo confiados e infantiles que podemos llegar a ser los músicos. Nos dibujan un castillo en el aire y se nos antoja plausible y lo creemos a nuestro alcance solo a base de talento y tesón. Luego la realidad nos muestra que no hay piedad para los inconscientes, ni abogados que uno se pueda costear para deshacer lo firmado entre risas en un camerino rebosante de sudor, cervezas y gin-tonics y el furor de un concierto que ha terminado felizmente. De estos finales felices, estos principios desdichados. De repente, una mano que consideras amiga desliza ante tus narices un contrato que tú crees inofensivo e inerte y estampas tu firma sin leer no ya la letra pequeña, ni siquiera la grande, porque la persona que maneja tus designios te dice que te ha conseguido, o «concedido», según los casos, lo mejor a lo que podrías aspirar. Y ahí dejas tu garabato, y con él legas los mejores años de tu vida y tus sentimientos más íntimos a alguien que más tarde descubres que carecía de escrúpulos. Entonas el mea culpa de tu irresponsabilidad de dimensiones inimaginables cuando ya es tarde y, horrorizado, te das cuenta de que como cantaban The Smiths en «Paint a Vulgar Picture»: «…you could have said no / If you’d wanted to. / You could have walked away… / Couldn’t you?» .

¿Cómo es posible que ese error se repita una y otra vez a lo largo de la historia? Que en la necesidad se conoce la amistad es algo tan viejo como la humanidad, y no siempre esa mano amiga que se presenta cuando escasea la abundancia es tal cosa. Los grupos de música son conjuntos imperfectos y desestructurados de los que pueden surgir el caos más maravilloso y la magia más cautivadora, pero casi nunca he visto, por no decir nunca, que posean la virtud de la eficiencia y la buena administración.

Varias veces firmamos contratos a lo largo de nuestra carrera y nunca nos asesoramos más allá del endeble consejo de mantequilla de personas que, o no tenían ni pajolera idea de lo que nos jugábamos, o simplemente eran arte y parte y tenían espurios y ocultos intereses en que nuestras firmas acabaran garabateadas en un papel. Su papel, claro está. Uno echa la vista atrás y siente hasta vergüenza por haber sido tan ingenuo, pero, por otra parte, esa ingenuidad es parte de la pureza con la que hemos afrontado cada uno de nuestros pasos. Gracias a esa ingenuidad estábamos dispuestos a embarcarnos en batallas contra gigantes que no eran sino molinos con cuyas ruedas jamás habríamos comulgado conscientemente. El desgaste y el esfuerzo titánico de recorrer todos los antros de esta España nuestra, y también de América, jamás despertará la menor de las empatías en ciertas personas. La inmaculada ilusión contra la codicia de los ladrones de guante blanco que se hacen pasar por tus aliados. Pero eso lo descubres demasiado tarde, cuando cae la noche y los focos no se encienden porque ni siquiera está ya permitido que lo hagan.

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