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Helen Czerski - ¿Por qué a los patos no se les enfrían los pies?

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  • Libro:
    ¿Por qué a los patos no se les enfrían los pies?
  • Autor:
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    ePubLibre
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  • Año:
    2016
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¿Por qué a los patos no se les enfrían los pies?: resumen, descripción y anotación

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¿Por qué a los patos no se les enfrían los pies? — leer online gratis el libro completo

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AGRADECIMIENTOS

L O MÁS BONITO de escribir esta parte es que mis agradecimientos se clasifican en dos categorías distintas que, en buena medida, se solapan. Por un lado están todas aquellas personas que me ayudaron con el libro en algún aspecto concreto, y luego están las que formaron parte de las anécdotas que he contado y que enriquecen mi vida compartiendo mis aventuras y me animan a emprender otras nuevas. Estoy inmensamente agradecida de poder contar con todas ellas.

Mis compañeros de exploraciones fueron Dallas Campbell, Nicki Czerska, Irena Czerski, Lewis Dartnell, Tamsin Edwards, Campbell Storey y la perrita Inca. Los amables trabajadores del Green Britain Centre (cuya turbina eólica visité) fueron inmensamente hospitalarios y mostraron una paciencia extraordinaria en todas mis preguntas. El doctor Geoff Willmott y la profesora Cath Noakes me ayudaron muchísimo con los temas relativos a los aparatos microfluídicos y las enfermedades transmitidas por el aire. Helle Nicholson, Phil Hector y Phil Read tuvieron la amabilidad de leer algunos fragmentos del libro y de proporcionarme comentarios muy valiosos. La ayuda de Matt Kelly tiene mucho mérito, ya que me proporcionó observaciones de lo más atentas sobre la propuesta del libro y sobre algunos de sus capítulos, y además me he beneficiado enormemente de su experiencia como escritor, que ha compartido conmigo. La amistad de Matt y su apoyo incansable han significado mucho para mí a lo largo de este proyecto. Tom Wells me animó a ponerme manos a la obra, y me ha proporcionado sabios consejos a la vez que me ha dejado utilizarlo como cobaya durante todo el proceso. Jem Stansfield, Alom Shaha, Gaia Vince, Alok Jha, Adam Rutherford y los otros muchos amigos que he conocido gracias a la ciencia han estado ahí para apoyarme y hacerme reír de principio a fin.

El Churchill College de Cambridge fue mi hogar intelectual durante muchos años, y en mi corazón sigo considerándolo un hogar. En el Churchill College y en el Laboratorio Cavendish es donde pude adquirir una sólida base en el campo de la física. El doctor Dave Green, mi director de estudios, se merece una mención especial; espero que este libro cumpla con sus requisitos de precisión, y especialmente, que el número de PALABRAS que lo integran compensen la falta de DIAGRAMAS. Mis amigos del Churchill College son una parte importantísima de mi vida, y es maravilloso poder contar con unos compañeros tan fantásticos y constantes en la aventura de la vida.

Aterricé en el mundo de la física de burbujas prácticamente por accidente, cuando el doctor Grant Deane, del Instituto Oceanográfico Scripps, decidió darle una oportunidad a alguien a quien no había visto nunca y aceptó que me uniera a su equipo como posdoctorada. Grant es, a la vez, un ser humano increíble y un académico riguroso y apasionado, y me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de trabajar con él. Me mostró lo mejor que el mundo académico puede ofrecer, y fue para mí un ejemplo extraordinario de cómo trabajar siguiendo los valores más estrictos. Nunca podré agradecerle lo suficiente que me diera esa oportunidad, y que me prestara apoyo en todos los proyectos que he emprendido a partir de entonces.

La University College de Londres es mi morada académica en la actualidad, y me siento muy afortunada de trabajar allí. Estoy en el Departamento de Ingeniería Mecánica, y agradezco mucho a mi director de departamento, el profesor Yiannis Ventikos, el entusiasmo que mostró cuando le dije que iba a emprender este proyecto. El profesor Mark Miodownik es una fuente inagotable de energía y calidez, de buenos consejos y amistad, y me siento inmensamente en deuda con él por haberme ayudado a encontrar un hogar académico tan fantástico como este.

Mi agente literario, Will Francis, me animó a escribir este libro, tuvo una paciencia inquebrantable hasta que llegó el momento adecuado, y me ha apoyado y aconsejado muchísimo durante el proceso. Susanna Wadeson de Transworld ha sabido llevar el timón del proyecto con suma destreza, y le estoy muy agradecida por su perspicacia y su sinceridad.

Mi familia es extraordinaria; todos sienten una curiosidad incansable por el mundo, son un apoyo incondicional, siempre están dispuestos a probar cosas nuevas, y están locos en el mejor de los sentidos. Todo lo que he hecho se levanta sobre las bases de lo que ellos me han dado. Mi hermana Irena es increíble, y ella y Malcolm son seguramente las personas más hospitalarias y amables que jamás he conocido. Escuchar a mi abuela y a Pat Jolly, a mi tía Kath y a mi madre, contar historias sobre los primeros televisores y los misterios de los transformadores de líneas es algo que debería haber hecho muchos años antes. Mi mayor agradecimiento es para mis padres, Jan y Susan. Ellos nos enseñaron a explorar el mundo y solo nos pidieron que lo hiciéramos lo mejor que pudiéramos. Los quiero, y nunca podré agradecérselo lo suficiente.

Cuando estaba en la universidad, pasé un tiempo estudiando física en casa de mi abuela. La abuela, una norteña con los pies en la tierra, se quedó muy impresionada cuando le dije que estaba estudiando la estructura del átomo.

—Ah —me dijo—, ¿y qué harás cuando lo sepas?

Es una muy buena pregunta.

Para mis padres, Jan y Susan

INTRODUCCIÓN

V IVIMOS EN EL borde, posados en la frontera entre el planeta Tierra y el resto del universo. En una noche clara, cualquiera puede admirar el gran manto brillante de estrellas, conocidas y perennes, esos puntos de referencia que son exclusivos de nuestro lugar en el cosmos. Todas y cada una de las civilizaciones humanas han visto las estrellas, pero ninguna las ha tocado. Nuestro hogar, aquí en la Tierra, es todo lo contrario: es caótico y cambiante, rebosante de novedades y de cosas que tocamos y retocamos cada día. Es aquí donde hay que fijarse si queremos saber cómo funciona el universo. El mundo físico está repleto de una diversidad apabullante, una diversidad creada por los mismos principios y los mismos átomos que, combinados de distintas formas, producen una gran cantidad de resultados. Pero dicha diversidad no es aleatoria. Multitud de patrones rigen nuestro mundo.

Si añades leche al té y lo remueves rápidamente verás formarse un remolino, una espiral de dos fluidos que se rodean mutuamente pero que apenas se tocan. En tu taza, la espiral durará solo unos segundos antes de que los dos líquidos terminen de mezclarse. Pero habrá durado lo suficiente para que hayas podido verla, como si tratara de recordarnos que los líquidos se mezclan en forma de preciosos patrones espiralados y no de manera instantánea. Observamos el mismo patrón en otras situaciones por esta misma razón. Si miramos hacia la Tierra desde el espacio exterior, no será raro ver remolinos muy parecidos en las nubes, justo donde el aire frío y el caliente danzan entre sí en vez de mezclarse directamente. En Gran Bretaña, estos remolinos llegan muy a menudo desde el oeste rodando por el Atlántico, lo que causa ese archiconocido clima inestable. Se forman en el límite entre el frío aire polar del norte y el cálido aire tropical del sur; el aire frío y el caliente se persiguen en círculos y forman dicho patrón, que se puede apreciar perfectamente en las imágenes de satélite. Llamamos a estos remolinos «depresiones» o ciclones, y el tiempo cambia enseguida de ventoso a lluvioso o plenamente soleado cuando los brazos de la espiral pasan girando sobre nuestras cabezas.

Podría parecer que una tormenta giratoria tiene muy poco que ver con una taza removida, pero la similitud entre sus patrones es más que una mera coincidencia. Es una pista que apunta a algo más fundamental: ambas esconden la base sistemática que comparten todas las formaciones de este tipo, la cual ha sido descubierta, explorada y probada por medio de rigurosos experimentos llevados a cabo por muchas generaciones de humanos. La ciencia se basa en este proceso de descubrimiento: en el constante refinamiento y puesta a prueba de nuestro conocimiento, así como en las investigaciones que revelan todavía más cosas por entender.

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