EDUARDO JOSÉ MENÉNDEZ ALONSO
El economista que regresó a Babel
Un ensayo sobre la jerga de las finanzas
Índice
A mis padres, a María José y a Edu.
A las personas que trabajan sin que, en muchas ocasiones, su esfuerzo se vea recompensado o su talento sea reconocido.
Vita enim mortuorum in memoria est posita vivorum.
M. Antonium Oratio Philippica Nona [10] [V]
M ARCO T ULIO C ICERÓN
Algunas palabras o términos, más que contribuir a expresar una idea, parecen confundir al destinatario del mensaje. Así sucede, en ocasiones, en la jerga de las finanzas. Veámoslo con varios ejemplos. Imagínese qué pensará el inversor medio en las siguientes situaciones:
— Si le dicen que la empresa tiene «trampasparalangostas», aunque su objeto social no está relacionado ni con la actividad pesquera ni con la culinaria. La sorpresa aumenta cuando se entera que, por el mismo motivo, las empresas también recurren a la emisión de «bonosdecastidad».
— Si le dicen que a veces la bolsa está «llena detoros», pero otras veces que «predominanlososos»; que algunos inversores se comportan como «ovejas» mientras otros prefieren «seguiraloselefantes»; que muchos operan en bolsa como los «lemmings», o que en la salida a bolsa de algunas empresas se observan muchos «ciervos»... Lo curioso es que estamos en la bolsa, aunque parezca un zoológico.
— Si le ofrecen un producto financiero que se llama «participaciónpreferente», a pesar de que no es una participación (no incorpora derechos de voto sobre el emisor) ni tampoco es preferente (sino todo lo contrario, pues es un título ultrasubordinado en caso de liquidación del emisor). Por si no estaba claro, en los últimos años los bancos españoles han emitido el siguiente instrumento financiero para reforzar su solvencia: «NonStep-UpNon-CumulativeContingentConvertiblePerpetualPreferredTier1 Securities», una denominación de lo más breve, sencilla y esclarecedora. No hace falta leerse el folleto explicativo de la emisión. No se olvide que la ironía también es un recurso de los economistas.
— Si lee una recomendación bursátil de «mantener» una acción, y se entera que para algunos analistas significa que se espera que la acción se revalorice menos de un porcentaje prefijado, mientras que para otros supone que la acción se comportará de forma similar al índice representativo de la bolsa. También los hay que utilizan este verbo polisemántico para ocultar las malas expectativas del emisor, evitando decir la palabra maldita en este contexto: «vender».
— Si lee en la prensa económica la importancia del «EV/2P» para analizar una empresa energética, aunque parezca más bien que estamos, no en la sección de finanzas, sino en la de tecnología o robótica. Los analistas más optimistas también recurren al «EV/3P», que parece ser el último grito en este tipo de prototipos.
— Si lee que es probable que la «ViejaDama» suba los tipos de interés a corto plazo, ¿qué podría usted pensar si es un inversor medio? No es una señora cualquiera, sino la responsable de fijar los tipos de interés en Inglaterra desde hace más de 300 años. ¡Vaya longevidad!
— Si, al desayunar, observa que la prensa económica recoge las declaraciones del director financiero de un banco resaltando la importancia de la «optimizacióndelosAPR» para reforzar la solvencia. Al parecer, los expertos que siguen el valor están preocupados por el nivel del «BISIIIFL».
— Si un experto afirma que muchas empresas no siguen la «contabilidaddeLadyGodiva», aunque la tal Godiva nunca se dedicó a la contabilidad ni a las finanzas. ¿Qué influjo puede ejercer una bella amazona que vivió en Inglaterra en el siglo xi sobre las prácticas contables actuales?
— Si le recomiendan invertir en «Kaffirs» y no se refieren a la leche fermentada de yak, o le advierten de la alta volatilidad de las «Matildes». ¡Hay más de 50 términos para referirse a las acciones!
Está claro que el economista ha regresado a la bíblica Babel. El objetivo de este libro es mostrar algunas de las peculiaridades más destacables del lenguaje financiero: las referencias a la zoología, los términos psicológicos, las alusiones a personajes mitológicos o históricos... En fin, un recorrido por el léxico de las finanzas.
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L AS REFERENCIAS ZOOLÓGICAS
Cada disciplina científica dispone de una jerga específica que resulta incomprensible para los no iniciados en la materia. El mundo de las finanzas no es una excepción a esta regularidad. Una de las peculiaridades de la jerga financiera es la referenciazoológica, siendo frecuente la alusión a animales para describir un término, un concepto o una situación concreta. John Maynard Keynes, en su obra Teoría general sobre la ocupación, el interés y el dinero (1936), ya hablaba de los «espíritusanimales»(animal spirits) para referirse al comportamiento humano. Keynes advertía que los individuos en la práctica no eran como los describía la teoría económica clásica. En lugar de actuar como mentes frías y calculadoras que estimaban de forma no sesgada los resultados esperados de sus decisiones, guiados por cálculos probabilísticos, el ser humano está afectado por un fuerte componente emocional que condiciona sus decisiones: su excesivo optimismo en algunos contextos, los episodios de pánico en otros, su cambiante actitud frente al riesgo o la incertidumbre, la persistencia de ideas preconcebidas, los sesgos en el análisis de los problemas económicos... Para Keynes, precursor de las finanzas conductivas, el componente emocional de los mercados no debe ser ignorado en el ámbito de las decisiones económicas y financieras. Más adelante dedicaremos un apartado a analizar el uso de términos psicológicos en el ámbito de las finanzas.
Siguiendo con los animales, en este apartado no se pretende sino una descripción de esta singularidad del lenguaje financiero a través de ejemplos que la respaldan. Mamíferos, peces, aves, reptiles e incluso insectos aportan contenido informativo en el intrincado y complejo mundo financiero. Desde la ballena a los tábanos, pocos animales no están presentes en la jerga financiera. Parece aconsejable tener conocimientos de zoología para entender las finanzas. Aunque resulte sorprendente, es difícil encontrar un animal que no sea utilizado por los financieros en su peculiar jerga.
Empezaremos este itinerario con una de las referencias zoológicas más conocidas: el famoso «mono» del Wall Street Journal, que compite cada año con los analistas de valores más prestigiosos, seleccionando al azar los títulos que integran su cartera de inversión.