Somos Sara y Ani, dos hermanas soñadoras, alegres, creativas, inquietas, curiosas y muy cocinillas.
Como mucha gente, hemos luchado gran parte de la vida con la báscula, ya que tendíamos a engordar con facilidad. Y la forma de perder peso era la misma que tiene la mayoría: ¡ponernos a dieta!
Es obvio que cuando reduces las calorías ingeridas de manera drástica comienzas a
perder peso. El problema aparece cuando vuelves a comer «normal» y comienzas a recuperar todo lo que habías perdido. «Normal» significa comer como lo hacías antes de la dieta, que no es lo mismo que comer bien. De hecho, si hubieses comido bien hasta entonces no habrías tenido la necesidad de ponerte a dieta.
Es la historia de nuestra vida: a dieta los lunes, a dieta antes de verano, a dieta después de Navidad... Una continua lucha entre la comida, el peso y las dietas. Y es que cuando a uno le gusta comer, ¡le gusta comer!, y eso es difícil de cambiar.
El problema no era tanto la comida, sino el tipo de cosas que comíamos y la forma que teníamos de prepararlas; y cuando descubrimos eso... nuestras vidas cambiaron para siempre.
Ani
Mi primera dieta fue con siete años; a los diez me sobraban unos dieciséis kilos, y con trece yo misma quise ponerme a régimen: hervidos, ensaladas, pollo a la plancha y pescado al horno. Adelgacé más de diez kilos en poco tiempo, pero pasaba muchísima hambre y no me sentía bien.
En mi primer embarazo engordé veintitrés kilos. Al principio no me importó demasiado, pero al cabo de unos meses quise recuperar mi peso anterior. Alguien me habló de una dieta milagro donde se suprimían todos los carbohidratos, así de fácil. Perdí diez kilos en un mes, pero mis niveles de ansiedad y mal humor eran tales, que ni yo misma me aguantaba.
En mi segundo embarazo engordé veinte kilos, y esta vez quise hacer las cosas bien desde el primer momento. Y fue entonces cuando descubrí la healthylife y las dietas fitness. Pensé —al no restringir ningún grupo de alimentos— que era una buena opción.
Sara
Adoro la comida. Siempre he sido una persona que no tiene medida para comer, acostumbrada a raciones grandes y a no hacerle ascos a nada. Pero si te gusta tanto comer y no quieres «aparentarlo» tienes que controlarte, por lo que he pasado toda mi vida haciendo dietas: restringiendo los hidratos de carbono, tomando sopas «quemagrasa», pechuga y ensaladas…, hasta que me cansaba y me comía todo lo que pillaba. Lo de subir o bajar cinco o diez kilos continuamente formaba parte de mi vida.
Un día aparecí por casa de mi hermana —cuando estaba intentando perder esos veinte kilos después de su segundo embarazo— y la vi preparando un bizcocho de chocolate:
—Mira, pruébalo, no engorda, es un bizcocho fitness —me dijo.
Yo, ojiplática, le pregunté qué era eso mientras me llevaba un trozo a la boca...
Después de aquella sabrosa «revelación», decidí empezar también ese tipo de alimentación, y es entonces cuando creé la cuenta de Instagram @fit_happy_sisters.
Cómo surge este libro
Los primeros sesenta seguidores en la cuenta llegaron enseguida; y los cien; y en unos meses los primeros mil. Era increíble que nuestros platos pudieran interesar a tanta gente. Al año teníamos cien mil seguidores; y seis meses después, más del doble.
Este libro es un recopilatorio de las mejores recetas creadas durante este tiempo y de los principios de nuestro estilo de vida. Con él pretendemos ayudar a tomar conciencia de la importancia de llevar una vida sana en todos los ámbitos, incluida la alimentación. Una pequeña guía para aprender a vivir de la forma más saludable.
No existe una definición exacta del concepto healthylife (vida sana); podríamos decir que consiste en una serie de prácticas que hacen que llevemos una vida más saludable. Un estilo de vida healthy sería aquel en el que combinamos una alimentación saludable, la práctica habitual de deporte y un descanso adecuado. Todo esto influye en que la persona que practica esta vida sana tenga una mejor calidad de vida, y esto se refleja tanto por dentro como por fuera.
Alimentación saludable
Lo primero que nos viene a la cabeza al oír «alimentación saludable» es la palabra «dieta»; pues bien, vamos a tachar esta palabra porque no lo es. Una dieta se asocia a una forma de comer temporal para lograr unos objetivos concretos. Y no perseguimos eso, aquí lo importante es aprender a comer bien para el resto de tu vida. No es pasajero, no buscamos que pierdas unos kilos, sino una forma de comer para toda la vida que te mantenga en un peso saludable para siempre.
Actualmente, los supermercados están llenos de productos refinados, precocinados, empaquetados, aderezados, azucarados... Estos están llenos de aditivos que, además de engordar, no hacen ningún bien al organismo. Son productos carentes de nutrientes, de fibra, de vitaminas… Estos alimentos nos sacian un rato, pero nutricionalmente no aportan nada.
La «no dieta»
Cómo mejorar tu alimentación en 10 pasos
Lo primero es decidir que vas a cambiar tu forma de comer... para siempre. No se trata de una nueva dieta, sino de comer bien, y ese cambio te llevará a tu peso ideal y gozarás de mejor salud.
Cambia los alimentos de tu despensa y tu nevera. Hay que deshacerse de todo (o casi todo) lo que lleve azúcar, grasa saturada, mucha sal, harinas refinadas... Todos esos productos son enemigos de una cocina saludable. Sustituye estos por hidratos de carbono complejos, frutos secos naturales, frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables, avena, espelta, soja, tofu…
Comienza el día tomando un vaso de agua tibia con limón. Te ayudará a alcalinizar tu cuerpo.
Pásate a «lo integral». Tu cuerpo transforma los alimentos blancos y refinados en azúcar, además, nutricionalmente no te aportan casi nada, son alimentos vacíos. Sin embargo, los integrales aportan fibra y muchas vitaminas esenciales.
Haz mínimo 5 comidas al día; no comer es un error. Puede que pierdas peso por desnutrición, pero tu cuerpo puede acostumbrase a vivir con menos alimento y una vez dejes la dieta volverás a subir de peso rápidamente. Además, comiendo más veces al día controlas la ansiedad y, lo que es más importante, los niveles de azúcar en sangre.
Céntrate en la calidad de lo que comes, qué te aporta nutricionalmente y cómo lo va a utilizar tu cuerpo.
¡Muévete! Olvida las excusas. Estas son las que hacen que no te veas como realmente quieres verte. Deshazte de ellas y haz deporte.