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AGRADECIMIENTOS
En primer lugar me gustaría dar las gracias a Octàvia y Eugenia por haber confiado en mí, por todos los buenos consejos y por haber tenido tanta paciencia durante todo el proceso. Por ser las mejores editoras que podría tener.
A Marina, a Rosa, a Bei, a Andrea, a Isaac, a Estela y a Sara por querer formar parte en este proyecto regalándonos sus historias. Sois pura inspiración. Gracias a gente como vosotros se mueve el mundo en esa dirección que tanto nos gusta.
A todos los que han entrado algún día a leer mi blog y a los que entran cada vez que publico, porque sois el motor. Es por vosotros que sigo escribiendo mis recetas y aventuras.
A mis amigas, por estar siempre compartiendo dudas, preocupaciones y la mayoría de las veces risas y cariño.
A todas las blogueras y blogueros que tanto trabajan en sus blogs para difundir la vida vegana.
A todos los que en algún momento han comido algún «experimento» mío.
A mis padres y hermanos, y a mis cuñadas y sobrinos, que siempre están allí apoyando mis cosas con tanto amor.
A mi pequeña familia, por ser mis mejores y más afinados críticos, mi gran apoyo y mis maestros. Agradecerles también su paciencia, aunque les haga esperar antes de comer porque quiero hacer una foto del plato, o que les pida que se pongan a cortar fruta al más puro estilo de una cadena de montaje. Gracias también por darme esas buenas ideas que siempre me vienen tan bien. Porque me han aguantado todas las dudas, nervios y emociones de estos meses. Os quiero mucho.
Y, por último, quiero agradecer especialmente a Jonay, mi vegano favorito, que tanto me ha ayudado a escribir este libro, con sus sugerencias y también con sus críticas, dándome el tiempo necesario para poder cocinar y así escribir este libro. Gracias.
¿QUÉ ENCONTRARÉIS EN ESTE LIBRO?
Primero de todo quiero decir que este libro es simplemente un montón de ideas, cosas que nos han pasado, información que hemos encontrado en el camino desde que somos vegetarianos, curiosidades y alguna que otra estadística interesante. Todo esto sin ser nutricionistas ni médicos.
El gran peso del libro descansa en las recetas. Encontraréis todo tipo de recetas para el día a día, algunas fáciles y otras más elaboradas, pero todas ellas veganas con opción a ovolactovegetarianas y unas pocas crudiveganas.
También hablaremos de los niños. ¿Pensáis que pueden ser vegetarianos? Os contaré alguna anécdota de mis peques y algunos trucos para que coman más fruta y verdura. Y antes de los niños está el embarazo y la lactancia. ¿Las mujeres embarazadas pueden ser veganas? ¿O tienen que comer carne y pescado durante esa etapa de su vida?
Estas y otras dudas intentaremos resolverlas a través de falsos mitos, anécdotas y curiosidades.
RAZONES PARA ESCRIBIR ESTE LIBRO
Son varias las razones que han llevado a escribir este libro. La primera de ellas, ayudar a otros padres como los míos, que por no conocer el tema no pueden ayudar a sus hijos a ser vegetarianos desde pequeños.
Otro de los motivos es ayudaros si os interesa el tema y habéis pensado mil veces «me gusta el rollo vegetariano pero no tengo ni idea de por dónde empezar», o si simplemente queréis comenzar a introducir platos sin carne ni pescado en tu día a día y más verdura, legumbres y fruta.
También lo he escrito para aquellos que sois amigos, cuñados, hermanos... de alguien vegetariano y queréis entenderlos un poco más, invitarlos a cenar a vuestra casa y no sabéis qué cocinar, o simplemente deseáis impresionarlos con algunos datos o información sobre vegetarianismo, y dejarlos alucinados en vuestras próximas conversaciones.
Este libro también es para vosotros si disteis el paso para ser vegetarianos hace algún tiempo pero todavía os perdéis cuando entráis en la cocina.
UNA FAMILIA VEGETARIANA
Me llamo Alba. Vivo con Jonay, mi vegano favorito y marido; con nuestros tres hijos, dos niñas de seis y cuatro años y el peque de la casa, que tiene un año; y con Pajarito, un canario que rescatamos enfermo de la calle.
Somos una familia vegetariana. ¿Y qué significa esto? Pues que ninguno de nosotros comemos carne ni pescado. De hecho llevamos una vida vegana, aunque tanto los peques como yo ocasionalmente comemos algún huevo que, o bien es ecológico, o bien es de una vecina que tiene gallinas en su finca.
Digo que llevamos una vida vegana porque en nuestro día a día no consumimos ningún alimento de origen animal. Tampoco vestimos piel, cuero, seda ni lana. Ni vamos a espectáculos donde aparezcan animales, como en el zoo o en circos.
Os cuento un poco cómo empezamos para poneros en situación. Fue a los pocos meses de nacer nuestra primera hija que decidimos dar el paso. Era algo que latía en nuestro interior. Durante una temporada Jonay había dejado de comer carne —aunque sí que comía pescado— y a mí, desde pequeña, me había atraído el hecho de ser vegetariana.
La historia de Alba
No recuerdo muy bien el momento de mi niñez en el que comenzó a gustarme la idea de ser vegetariana. No me gustaba demasiado que un animal tuviera que morir para que yo me lo comiera. Por eso me atraía la idea de ser vegetariana. Pero mis padres, ya fuese por miedo o por desinformación, nunca dieron el paso. Yo vengo de una familia de abuelos dedicados al negocio de la charcutería y, por lo tanto, no se concibe una comida sin carne o pescado. Así que fueron pasando los años y yo seguía omnívora, aunque me disculpaban de comer bistecs y cierta carne que no me apetecía lo más mínimo. Y todo esto hasta que me fui a vivir con Jonay.
En nuestra propia casa seguí la línea que ya llevaba. Aparte, nos dedicamos a comprar comida congelada y preparada. Tuvimos a nuestra primera hija. Hasta que un día, lo recuerdo perfectamente, estaba preparando lenguado para la cena y ya no lo pude comer. Sentí en la cabeza como un clic, y le dije a Jonay que no quería cenar eso, que ya no quería volver a comer animales. Le pareció muy bien y no le sorprendió, ya que habíamos tenido conversaciones relacionadas con el tema.