Índice «No hay que ser un héroe para enviar a los soldados al campo de batalla. Hay que ser un héroe para ser uno de esos soldados.» N ORMAN S CHWARZKOPF , general del Ejército de los Estados Unidos y comandante del Mando Central de los Estados Unidos retirado; superviviente de un cáncer de próstata y abogado
A todos los pacientes que he tenido a lo largo de los años.
Es un honor y un privilegio formar parte de vuestros cuidados.
Este libro es tan vuestro como mío .
Gracias por ser mis héroes .
La parte no puede estar bien, a menos que lo esté el todo. P LATÓN
Introducción
Notas desde el filo
D E CÓMO UN ONCÓLOGO AFRONTÓ SU MAYOR DESAFÍO: PONER FIN A TODAS LAS ENFERMEDADES Si deseas la paz, debes entender la guerra. B. H. L IDDELL H ART en Estrategia: la aproximación indirecta (1967)
En el transcurso de las dos pasadas décadas he desarrollado un modo único de observar la relación entre el cuerpo humano y la salud y la enfermedad. Ello me ha permitido desafiar las convicciones más racionales sobre la salud que atesoran muchas personas. Quizá sea el resultado de lo que he venido haciendo durante los últimos veinte años aproximadamente: luchar en las líneas del frente como oncólogo e investigador del cáncer. Tengo la sensación de haber estado balanceándome al filo de un precipicio con mis colegas en busca de tratamientos mejores para esta enfermedad devastadora que se cobra más vidas en el presente de las que debería. El tratamiento del cáncer es el área de la medicina donde se asumen más riesgos porque, siendo franco, en muchos casos la esperanza de supervivencia es mínima y la curación de la enfermedad hoy sigue siendo tan evasiva como lo ha sido siempre. Me enfurecen las estadísticas, me decepciona el progreso que la profesión médica ha realizado hasta la fecha y me exaspera el pensamiento retrógrado que la ciencia continúa abrazando y que, sin duda, imposibilita nuestra obtención de la panacea.
Con el presente libro me tomo un momento para distanciarme de ese precipicio y compartir lo que he aprendido, obviamente en el campo de la salud. Es como ese viejo dicho de tener que ir a la guerra para entender la paz. La guerra contra el cáncer puede ser fea y destructiva en muchos niveles, pero la cara positiva de la moneda es que la experiencia de esta batalla enseña muchas lecciones que pueden aplicarse para prevenir guerras futuras y fomentar la paz. A fin de cuentas, el objetivo primordial debería ser evitar ir a la guerra, en lugar de ganarla. Sobre todo, en el terreno de la salud.
Es posible que usted no libre una batalla contra el cáncer, pero apuesto lo que sea a que le gustaría mantener las distancias con esta enfermedad. Y también supongo que le gustaría conocer cómo alcanzar la meta aparentemente intangible de disfrutar de «salud» en la vida, de potenciar al máximo el bienestar tranquilo de su organismo. Tal como mi trabajo me permite quebrantar determinadas «reglas» para poner a prueba nuevas teorías relativas al cáncer, este libro quebranta «reglas» con la misma intención: salvar vidas, al menos potencialmente. Tengo el presentimiento de que tal como he suscitado una mezcla de curiosidad, incredulidad, asombro y, en ocasiones, también enojo al exponer mis ideas en público, aquí haré lo propio, pero, una vez más, es por una buena causa: prolongar su vida y ayudarle a mejorar año a año. En suma, es poco probable que haya leído lo que encontrará en estas páginas en ningún otro libro sobre salud, ni de ninguna otra materia, para ser sincero. Se trata en parte de un manifiesto y en parte de un plan vital.
Tómese un momento para imaginar cómo sería vivir con una salud robusta hasta una edad avanzada, centenaria incluso, y que luego, como si el interruptor general se apagara de repente, su organismo dejara de funcionar sin más. Morir en paz mientras duerme tras su último baile una noche. Imagine no morir de ninguna enfermedad concreta ni haberse ido deteriorando bajo el hechizo de una dolencia atroz y debilitadora que dio comienzo años o décadas atrás. A la mayoría de nosotros nos cuesta imaginar que los achaques que interrumpen prematuramente la vida de otras personas, en ocasiones de manera repentina, pueden evitarse. Aun así, quiero que se convenza de poder vivir una vida longeva, satisfactoria y sin enfermedades, porque es posible hacerlo. El final de la enfermedad está más cerca de lo que imagina. Es mi deseo para usted. No obstante, para lograr esta hazaña sobrehumana, debe entender la salud desde una nueva perspectiva y abrazar unos cuantos preceptos nuevos sobre el bienestar que probablemente se opongan a lo que sabía hasta el momento.
Daré por sentado que es usted una persona razonable y sensata. Que está al corriente de las noticias y se mantiene al día de los últimos estudios sobre salud y medicina que se abren paso hasta los titulares de la prensa. Y que intenta recordar que tiene que tomar su dosis diaria del complejo multivitamínico y que encuentra el tiempo necesario para hacer ejercicio. Quizá le preocupe la contaminación, los pesticidas y la calidad del agua que mana de los grifos de su hogar. Es posible, incluso, que en el fondo sea consciente de que debería disfrutar de un sueño más reparador por las noches, comer más fruta y verdura frescas, y reducir las grasas saturadas de su dieta. Pero ¿y si le dijera que estos principios universales no son necesariamente ciertos? ¿Y si todo lo que pensaba acerca de la salud fuera erróneo ?
¿Qué es la salud? Parece una pregunta fácil para la que existe una respuesta sencilla. ¿Es una cifra, tal como son su peso o su nivel de colesterol? ¿O es un estilo de vida: ser una persona activa y comer «sano»? Ojalá fuera tan sencillo responder. En una era en la que la explosión de la información médica nos impide asimilarla en su totalidad, necesitamos una nueva estrategia para adoptar nuestras elecciones personales relativas a la salud. Si viene a mí en busca de ayuda para tratar un cáncer en estado avanzado que ha sido detectado en las fases finales de su evolución, lamento decirle que es muy posible que la partida para usted acabe en breve. Nada más lejos de mi intención que sonar desalmado o insensible; lo digo porque es la verdad. Soy realista, y los datos sobre el cáncer y muchas otras enfermedades mortales son enervantes. En una época en la que somos capaces de comunicarnos en cuestión de segundos con personas de todo el planeta utilizando elegantes dispositivos que transportamos en nuestros bolsillos, es una verdadera lástima que la tecnología y la innovación en el campo de la investigación y el tratamiento médicos sean tan arcaicas, desfasadas y, si se me permite, bárbaras, en según qué casos.
Al redactar este libro he perseguido tres objetivos: (1) proponer un nuevo modelo de salud que cambiará de manera radical su concepción del cuerpo humano; (2) mostrarle cómo aplicar ese modelo a su propia vida mediante estrategias tácticas y prescripciones prácticas, y (3) poner en su conocimiento tecnologías médicas reveladoras que o bien ya están disponibles o bien se hallan en fase de desarrollo y pueden ayudarle a alcanzar la calidad de vida y la longevidad que merece. Con la información desvelada en este libro se iniciará en un viaje por una senda completamente distinta a la que recorre en el presente, y su vida cambiará a mejor.
Una advertencia previa: algunos de los temas que abordo y de los consejos que propongo pueden incomodarle en un primer momento. Conocerá los hechos y se sumergirá en conceptos que quizá vayan en contra de todo lo que le han enseñado o le han condicionado a creer que está «bien» o «es sano». Mis ideas sobre qué sienta bien o mal al ser humano quizá no se adecuen al pensamiento ortodoxo. En este sentido, el presente libro es un manifiesto en la acepción literal de la palabra: una declaración osada que plantea una imagen no tradicional del cuerpo y de los múltiples mecanismos que o bien lo conducen de manera inexorable hacia la salud o bien lo alejan de ella, también de manera inexorable.
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