AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer muy sinceramente la confianza de Misael Blanco Fuentes, Leonardo Archila, Constanza Orozco y los amigos de Intermedio Editores que creyeron en este proyecto.
Este trabajo también es deudor de la magnanimidad de periodistas, consultores y profesores universitarios que accedieron a ser “la voz de los expertos” en este trabajo. Un especial agradecimiento va dirigido a los colegas del periódico Washington Post, de la Agencia de Noticias EFE, National Public Radio (NPR) y The Hill y Univisión. De manera especial, el criterio de Ricardo Amado, Alfredo Avendaño, Marco Granda, Jaime Aparicio-Otero, Pedro Alonso y Juan Andrés Muñoz ha sido de enorme valor en esta investigación.
Muy importantes han sido también los aportes de las siguientes universidades: The George Washington, Georgetown University, Florida International University, University of Maryland, Universidad Externado de Colombia, Universidad de La Sabana, Universidad Sergio Arboleda, Universidad de los Andes y la Universidad del Rosario. A todos sus expertos académicos y científicos les extendemos un cordial agradecimiento.
Valoramos los aportes de información hechos por Pew Research Center, The United States Census Bureau, United States Citizenship and Immigration Services, United States Department of Labor, Casa Maryland, Mi familia Vota, National Hispanic Council On Aging (NHCOA) y National Association of Latino Elected and Appointed Officials.
No podemos olvidar tampoco el apoyo del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de Estados Americanos, las Embajadas de Canadá, España, Suiza, Italia, México y Paraguay. Poder contar con la opinión de profesionales con amplia experiencia en las lógicas del liderazgo político, no solo de Washington y Estados Unidos sino internacionalmente, ha iluminado muchas páginas de este libro. Ellos saben quiénes son y a ellos va un sincero abrazo.
A Pablo Zúñiga, Yeferson Asprilla, Lorraine Ocampos, Roberto Izurieta, Michael Cornfield, Erick Langer, Philippe G. Nell, Yanira Cruz, Daniel Coronell, Nacho Gómez, Yezid Baquero, Milena Gómez, Liliana Serrano, Víctor Beltrán, Diego Páez, Javier Letamendi, Iván Garzón, Virginia Esteban-Somalo, Isabel Bucaram, Luis Ávila, Paola Rivera y Claudia Márquez va un sentido agradecimiento.
ANEXO
DISCURSOS
Discurso de Donald Trump en la Convención Republicana
Quién habría pensado que cuando nosotros comenzamos este viaje el 15 de junio del año pasado, y digo «nosotros» porque somos un equipo, íbamos a recibir casi 14 millones de votos, el número más alto en la historia del Partido Republicano. Y que el Partido Republicano tendría un sesenta por ciento más de votos que hace ocho años.
Los demócratas, por el contrario, recibieron veinte por ciento menos votos que hace cuatro años, nada bien, nada bien.
Juntos, llevaremos a nuestro partido de nuevo a la Casa Blanca y conduciremos nuestro país de nuevo hacia la seguridad, la prosperidad y la paz. Seremos un país de generosidad y cordialidad. Pero también seremos un país de ley y orden.
Nuestra convención tiene lugar en un momento de crisis para nuestro país. Los ataques a nuestra policía y el terrorismo en nuestras ciudades amenazan nuestra forma de vida. Cualquier político que no comprenda este peligro no sirve para liderar este país.
Los estadounidenses que están siguiendo este discurso esta noche han visto las recientes imágenes de violencia en nuestras calles y de caos en nuestras comunidades. Muchos han sido testigos de esta violencia en persona, algunos incluso han sido sus víctimas.
Tengo un mensaje para todos ustedes: el crimen y la violencia que hoy afligen a nuestra nación pronto llegarán a su fin. La tarea fundamental del Gobierno es defender las vidas de sus propios ciudadanos. Cualquier gobierno que fracase en esto es un gobierno indigno de tomar el mando.
Por fin ha llegado el momento de hacer una valoración franca sobre el estado de nuestra nación. Les presentaré los hechos de manera sencilla y honesta. Ya no podemos permitirnos ser tan políticamente correctos.
Si quieren escuchar el discurso manido de las empresas, mentiras cuidadosamente elaboradas y los mitos de los medios, la convención de los demócratas es la semana que viene.
Pero aquí, en nuestra convención, no habrá mentiras. Honraremos a los estadounidenses con la verdad, y nada más.
Estos son los hechos:
Estamos viendo cómo se retrocede tras décadas de progresos realizados para erradicar el crimen, a causa de la reducción que ha hecho esta Administración de las fuerzas del orden.
Los homicidios aumentaron el año pasado un diecisiete por ciento en las cincuenta mayores ciudades americanas. Es el mayor incremento de los últimos veinticinco años.
En la capital de nuestra nación los asesinatos se han incrementado en un cincuenta por ciento. En los alrededores de Baltimore han alcanzado cerca de un sesenta por ciento más.
En Chicago, la ciudad natal del presidente, más de 2 000 personas han sido víctimas de tiroteos en lo que va del año. Y más de 3 600 han sido asesinadas en la región de Chicago desde que asumió el cargo.
El número de policías asesinados en acto de servicio ha aumentado cerca de un cincuenta por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.
Cerca de 180 mil inmigrantes ilegales con antecedentes penales, con órdenes de deportación de nuestro país, están esta noche vagando libres y son una amenaza para los ciudadanos pacíficos.
El número de familias de nuevos inmigrantes ilegales que ha cruzado la frontera en lo que va de año ya supera las cifras de 2015. Decenas de miles se están dejando libres en nuestras comunidades sin tener en cuenta su impacto en la seguridad pública ni en los recursos.
Uno de los que cruzó la frontera fue soltado y llegó hasta Nebraska. Allí, acabó con la vida de una chica inocente llamada Root. Tenía veintiún años y fue asesinada el día después de graduarse con las máximas calificaciones, primera en su clase. Su asesino fue liberado una segunda vez y ahora es un fugitivo.
Conocí a la hermosa familia de Sarah. Pero para esta Administración, su increíble hija solo era una vida americana más que no merecía ser protegida. Nunca más. Una vida más que sacrificar ante el altar de las fronteras abiertas.
¿Y qué hay de nuestra economía? De nuevo, les contaré los simples hechos, los que no están en las noticias que siguen cada noche ni en el periódico que leen por las mañanas: Casi cuatro de cada diez niños afroamericanos viven en la pobreza, mientras que el 58 por ciento de los jóvenes afroamericanos está en paro. Dos millones más de hispanos viven en la pobreza desde que el presidente Obama juró el cargo hace menos de ocho años.
Otros catorce millones de personas han quedado completamente fuera del mercado de trabajo.
Los ingresos de los hogares han bajado más de 4 000 dólares desde el año 2000. Nuestro déficit comercial ha alcanzado cerca de 800 000 millones de dólares –piensen en eso– solamente el año pasado. Vamos a arreglar eso.
El presupuesto no está mejor. El presidente Obama ha casi duplicado nuestra deuda nacional hasta más de diecinueve billones de dólares y esta sigue creciendo. ¿Qué es lo que podemos mostrar? Nuestras carreteras y puentes se hacen pedazos, nuestros aeropuertos están en condiciones tercermundistas, y 43 millones de estadounidenses se alimentan con vales de comida.
Ahora, veamos cómo están las cosas fuera:
Nuestros ciudadanos no solo han sufrido el desastre dentro de casa, también han vivido una humillación internacional tras otra, una tras otra. Todos recordamos las imágenes de nuestros marines forzados a arrodillarse a punta de pistola por secuestradores iraníes. Esto fue justo antes de la firma del acuerdo con Irán –por el que se devolvieron a ese país 150 000 millones y nosotros nos quedamos sin absolutamente nada–, el cual pasará a la historia como uno de los peores acuerdos jamás alcanzados.