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© 2012 por Grupo Nelson®
© 2003 por Caribe-Betania Editores
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Título en inglés: Attitude 101
© 2003 por John C. Maxwell
Publicado por Thomas Nelson, Inc.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio—mecánicos, fotocopias, grabación u otro—excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.
Traducción: Ricardo Acosta
Adaptación del diseño al español: www.blomerus.org
ISBN: 978-1-60255-294-4
Epub Edition October 2018 9781418535353
¿Q uién se preocupa por la actitud de una persona? Mientras alguien realice el trabajo, usted no debería preocuparse demasiado de eso, ¿no es verdad? Si John Maxwell creyera esto, usted no tendría ahora Actitud 101 en las manos.
Como experto en liderazgo estadounidense, el Dr. Maxwell ha dedicado su vida a ayudar a la gente a triunfar. Sus libros y seminarios enseñan que cualquiera puede tener VERDADERO éxito si llega a dominar cuatro áreas: relaciones, equipamiento, actitud y liderazgo. Este libro se ha diseñado para mostrarle a usted los puntos esenciales de las actitudes en un formato breve y fácil de leer.
La vida de las personas es muy agitada. Su tiempo es valioso, y sin embargo, también están sobrecargadas de información. En los últimos treinta años se ha producido más información que en los cinco mil años anteriores. Una edición semanal del Times de Nueva York contiene más información de la que probablemente el promedio de individuos en la Inglaterra del siglo diecisiete recibiría en toda su vida. La cantidad de infor-mación disponible en el mundo se ha doblado en los últimos cinco años, y seguirá duplicándose.
Por eso este libro, compañero de Liderazgo 101, Relaciones 101 (disponible en enero del 2004) y Equipamiento 101 (disponible en enero del 2004), es un cursillo sobre la actitud. El Dr. Maxwell reconoce que la actitud de usted como individuo influye profundamente en su vida. Como líder no puede hacer caso omiso de las actitudes de la gente que dirige y al mismo tiempo esperar llegar al éxito (ya sea que dirija un negocio, una familia, un equipo deportivo o un grupo de voluntarios). La actitud de una persona afecta sus relaciones, influye en su visión del fracaso y define su enfoque para triunfar. La actitud puede llevarle al éxito o a la ruina.
Publicar Actitud 101 nos llena de alegría porque comprendemos que pocas cosas en la vida son un activo mayor que una actitud de determinación positiva. Actitud 101 está diseñado para conferir poder a usted y a su equipo para alcanzar el éxito al ayudarles a equiparse con la clase correcta de actitud. Está aquí para que usted triunfe, ¡y para que alcance el siguiente nivel!
La actitud es siempre un «jugador» de su equipo.
A medida que crecía me gustaba el básquetbol. Todo se inició para mí en cuarto grado, cuando presencié por primera vez un partido de básquetbol colegial. Me fascinó. Después de eso, por lo general me encontraba practicando mis tiros y mejorando mi estilo en el pequeño patio de mi casa.
Cuando llegué a la secundaria, ya me había convertido en un jugador bastante bueno. Me inicié en el equipo juvenil como novato, y cuando estaba en segundo año nuestro equipo juvenil tenía un récord de 15-3, que era mejor que el del equipo de estudiantes de último año. Estábamos orgullosos de nuestro desempeño... quizás demasiado orgullosos.
Al año siguiente los críticos que seguían el básquetbol colegial en Ohio pensaron que nuestro equipo tenía posibilidades de ganar el campeonato estatal de nuestra división. Imagino que examinaron a los jugadores que volvían del equipo universitario del año anterior, vieron el talento que surgía de los juveniles, y se imaginaron que seríamos una potencia. En realidad teníamos mucho talento. ¿Cuántos equipos colegiales de finales de la década del 1960 podían decir que, a excepción de dos, todos los jugadores del equipo podían clavar la pelota sobre la canasta? Sin embargo, la temporada resultó muy diferente de las expectativas de todo el mundo.
DE MAL EN PEOR
El equipo tuvo problemas desde el inicio de la temporada. Dos de los juveniles teníamos talento de iniciadores para el equipo: John Thomas, que era el mejor rebotador del equipo, y yo, el mejor encestador. Pensábamos que el tiempo de juego se debía basar estrictamente en la habilidad, e imaginábamos que merecíamos nuestro lugar en el equipo. Los estudiantes de último año, que el año anterior se habían sentado detrás de los de último año, pensaban que debíamos pagar el precio y esperar en la banca.
Lo que el año anterior comenzó como una rivalidad entre juveniles y universitarios se convirtió en una guerra entre los de segundo año y los de último año. En las escaramuzas de los entrenamientos jugábamos unos contra otros. Durante los partidos, los mayores no hacían pases a los juveniles y viceversa. Las batallas se volvieron tan feroces, que al poco tiempo ni juveniles ni universitarios podían trabajar juntos en la cancha durante los partidos. Nuestro entrenador, Don Neff, debió separarnos. Los de último año iniciaban el partido, y cuando era necesario hacer un cambio no ponía a jugar a uno de segundo año sino a cinco. Nos convertimos en dos equipos en una lista.
No recuerdo exactamente quién empezó la rivalidad que dividió a nuestro equipo, pero sí recuerdo que John Thomas y yo la adoptamos desde el principio. Siempre he sido un líder, e hice mi parte al influir en otros miembros del equipo. Lamentablemente debo confesar que llevé a los juveniles en la dirección equivocada.
Lo que empezó como una mala actitud en uno o dos jugadores convirtió la situación en un desastre para todos. Cuando llegamos a lo más reñido de la programación, incluso los jugadores que no querían tomar parte en la rivalidad ya estaban afectados. La temporada fue un desastre. Al final quedamos con un pésimo récord y ni siquiera estuvimos cerca de alcanzar nuestro potencial. Con esto quiero mostrar que las actitudes pésimas arruinan a un equipo.
EL TALENTO NO BASTA
De mi experiencia del colegio aprendí que el talento no es suficiente para darle el triunfo al equipo. Por supuesto, el talento es necesario. Mi amigo Lou Holtz, el extraordinario entrenador de fútbol universitario, observó: «Para ganar tienes que tener grandes atletas... No puedes ganar sin buenos atletas, pero puedes perder con ellos». Sin embargo, para ganar también se necesita mucho más que personas talentosas.
Mis compañeros de la secundaria estaban llenos de talento, y si eso hubiera sido suficiente habríamos sido campeones estatales. Pero también estábamos llenos de actitudes dañinas. Usted sabe quién ganó al final la batalla entre el talento y la actitud. Quizás por eso hasta el día de hoy comprendo la importancia de una actitud positiva, y he puesto un gran énfasis en ella para mí mismo, para mis hijos mientras crecían, y para los equipos que dirijo.