A cada plato su vino
Isabel Sampere Sánchez
A CADA PLATO SU VINO
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno res ponsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaci ones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A.
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Dibujos del interior de Juan Castaño Núñez, excepto los de las páginas 15, 20, 30, 32, 33y 36 (archivo DVE).
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La suma multiplica
Según la Real Academia Española, la definición de maridaje es la «unión, analogía o conformidad con que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí». Respecto al mundo del vino, podríamos considerar que el maridaje es el proceso que permite armonizar un alimento y un vino con el objetivo de realzar el sabor de ambos. O lo que es lo mismo: buscar que la suma multiplique.
Aunque existen normas no escritas que dicen que los blancos son adecuados para pescados, los tintos para carnes y los generosos para postres, en cuestión de maridaje no existe una verdad absoluta. No en vano, cada vez existen más bodegas, más variedades disponibles y más marcas en el mercado. Todo ello hace más complejo el hecho de escoger un vino para un plato u otro. En consecuencia, es necesario tener en cuenta muchas variables, tanto de la parte del vino como de la del plato que lo acompaña.
Así, cuando pensemos en un plato que queramos maridar, debemos tener muy presente tanto los ingredientes que lo componen como la forma en que se ha cocinado, e incluso su presentación.
En cuanto a la selección del vino, es importante conocer la variedad, si es un vino joven, si tiene o no barrica, la temperatura a la que se ha de servir, si se debe decantar o no... Todos ellos son elementos que reaccionan de manera diferente al interactuar o mezclarse entre sí.
Encontrar la combinación adecuada puede hacer del maridaje una experiencia muy placentera para el paladar, pero a priori no parece tarea fácil. La máxima del maridaje es crear sensaciones nuevas, tanto en la degustación del vino como en la de la comida con la que se acompaña, para que ninguno de los dos se quede corto, ni que domine uno sobre el otro. Repito: en este caso la suma debe multiplicar.
Por eso, para conocer bien todas las posibilidades, este libro nos ofrece mucha y buena información que resulta muy útil a la hora de realizar combinaciones perfectas que dejen a nuestros comensales boquiabiertos: repaso a la elaboración del vino, cómo servirlo, información detallada de todas las DO de nuestro país, así como normas generales sobre qué tipos de vinos suelen maridar con qué tipo de platos. Seguro que con su lectura disfrutará, pero es posible que disfrute más si pone en práctica sus consejos.
M ONTSE F ERNÁNDEZ
Directora Cocina Viva , CocinaSana,
Comer y Beber y Cocinar con TMX
Introducción
El vino es una bebida exquisita que ve potenciados los matices de su sabor cuando acompaña a otra fuente de placer: la comida.
Este libro pretende ayudar a combinar ambos elementos de una forma armoniosa; partiendo del precepto de que, sin lugar a dudas, el vino más adecuado será el que más guste al comensal, no hay que olvidar, sin embargo, una serie de pautas contrastadas por la experiencia de muchos a la hora de combinar vinos y platos.
Así, en primer lugar, es necesario examinar el origen y el proceso de elaboración de los caldos, tarea fundamental para comprender de dónde nacen el carácter y las cualidades del vino.
A continuación, se establece un recorrido por las distintas regiones vinícolas de España, país de excelentes vinos.
Finalmente, se centra la atención en las pautas, orientaciones y sugerencias sobre la acertada combinación de vinos y platos concretos de la gastronomía.
En definitiva, el lector encontrará en esta obra los conocimientos indispensables para poder elegir el vino más adecuado para cada ocasión, sin miedo a equivocarse y con la garantía de un acierto seguro.
CUESTIONES
GENERALES
Elaboración del vino
La vid, originaria de Asia, es un arbusto del género Vitis , cuyo cultivo en el mundo se ubica en ambos hemisferios, entre los paralelos 30° y 50°.
El fruto de la vid, la uva, crece en forma de racimo, y se divide en dos partes: el raspón, conocido también como raspa o escobajo (es la parte leñosa que configura el armazón del racimo), y los granos de uva, formados, a su vez, por la piel u hollejo (aporta color y aroma al vino), las pepitas o semillas (proporcionan los taninos, sustancias astringentes que otorgan carácter al vino y permiten su conservación) y la pulpa (contiene el jugo o mosto).
El ciclo vegetativo de la uva se divide en tres periodos:
— periodo herbáceo, que abarca desde que se forman las uvas hasta el momento en que empiezan a cambiar de color;
— periodo traslúcido, durante el cual el grano engorda y cambia de color, desaparece la clorofila que lo coloreaba y aparecen los pigmentos de los hollejos (envero);
— periodo de maduración, en el cual la uva engorda, forma los taninos, acumula azúcares y pierde acidez hasta alcanzar el momento óptimo de maduración, en el que se inicia su recolección.
Además del factor humano, hay otros factores que intervienen en la calidad de un vino. Así, por ejemplo, antes de la vinificación (o transformación del mosto de la uva en vino), resultan determinantes las condiciones del suelo, la elección de la cepa y el clima.
EL MOSTO El mosto es un líquido espeso compuesto por un 80 % de agua y un 15-20 % de azúcares (glucosa y fructosa) y ácidos libres (málico y tartárico). |
En ocasiones, las raíces de la vid alcanzan los diez metros de profundidad. Los mejores suelos para cultivarla son los blancos, con poca materia orgánica y una composición mineralógica rica en fósforo y potasio (es decir, los terrenos calizos y arenosos). En contraposición, los suelos arcillosos son los menos adecuados para el cultivo de esta planta.
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