Fabián Medina Flores - Salir de la jaula: Vivir y vestir en un mundo nuevo

Mascotas con estilo

D urante la cuarentena, la adopción de perros aumentó un 200%. La angustia y la incertidumbre de la pandemia también se paliaron abriendo los brazos a un nuevo integrante en casa. Fueron la salida terapéutica a un momento crítico, y así ingresaron a los hogares con amor incondicional, listos para modificar el humor y mantener en eje el ánimo de muchos. Y no pasó casi nada hasta que se convirtieron en protagonistas absolutos.

Así, en el deporte diario de mirar Instagram también empezamos a notar que había un look para cada día de nuestra mascota. Que había una manta, un comedero y un collar especial por adquirir. Y los había para cada día, cada raza y cada estilo (de dueño y animal). Los perros fueron las Barbies del 2020. Porque con ellos llegaron tiempos de cuidados y alimentación súper específicos, y porque desde la peluquería hasta el baño se convirtieron en una actividad placentera y esperada, casi un juego.

También fui de los que sucumbió a este amor; el mío también fue un hijo de la pandemia. Un lebrel, mini galgo italiano, llegó a mí como el mejor regalo de una amiga y mi novio. Pese a mi resistencia inicial, lograron seducirme para que esa nubecita gris de pelo corto (condición más que importante para mí) invadiera mi espacio, lo colonizara y convirtiera en su reino.

Él es Hannibal, o @hanniballebrelmf. Su mirada y el color de su pelaje lo hacen único. Es un mini galgo que ya tiene su comedero intervenido, su pretal customizado e incluso es embajador de Optimus, un alimento premium para perros. También tiene a su veterinaria, Fernanda, que lo cuida y mima cada vez que lo ve. Y hasta un retrato en óleo hecho por el artista Lisandro Guma, que lo pintó con su huesito preferido de @waucompany. En “La jaula de la moda” le hicieron su propio trono-cucha con el mismo estilo francés del decorado. Sí, ¡todo parece mucho! Pero sé que varios de los que me leen hacen lo mismo y más por los suyos.

En este tiempo descubrí que hay un mercado maravilloso e inmenso para mascotas. Gracias a Dios pasó la época de las cuchas plásticas naranjas y verdes que parecían juguetes de los 90. Hoy podés tener tu estilo y que el de tu mascota sea una prolongación del mismo. Hannibal, por ejemplo, tiene una correa de cuero gris con herrajes en oro amarillo que es la envidia de la plaza. También tiene su bolso negro con iniciales, su manta gris, su plato para el agua y golosinas. Junto a la puerta de entrada están las bolsas para sus heces, tan necesarias al salir como el barbijo para nosotros.

El primero que empezó con esta moda de accesorios y ropa para mascotas fue Tom Ford hacia finales de los 90. A él lo siguieron todos los otros diseñadores, pero fue el pionero. Otro empuje de sus comienzos fue que hacía correas y arneses en una línea muy