Prólogo
No esperen encontrar en Fundamentos del análisis técnico un manual al uso, trufado de pesada teoría sobre lo que pretende explicar. No lo hallarán. Estamos ante un libro esencialmente divertido que, más allá de los apriorismos con los que usted se puede acercar a sus páginas, le sorprenderá por sus constantes referencias filosóficas, históricas, literarias, cinematográficas y hasta... ¡económicas y financieras! Un compendio bien estructurado que no cae en la tentación de una erudita prosa pesada sino que se entretiene en recovecos que permiten al lector comprender lo que sus autores defienden de una manera amena y espontánea.
Es verdad, el análisis técnico ha sido demonizado durante años por aquellos que propugnan que, en la diferencia entre valor y precio, los gráficos estorban más que ayudan y su interpretación es más ficción que ciencia. Olvidan, sin embargo, que es precisamente en los movimientos que se derivan de la ruptura de resistencias y soportes, del cumplimiento de determinados patrones que se repiten en el tiempo, donde encuentran los llamados inversores ‘value’ el caladero necesario para comprar lo que nadie quiere y la puerta ancha para vender lo que enloquece a la masa. También para ellos es una herramienta útil.
No se puede negar, por tanto, la evidencia: el análisis técnico existe, es seguido por millones de operadores a lo largo y ancho del planeta y es fuente de oportunidades tanto para los que lo utilizan de manera exclusiva como para los que lo aplican como refrendo temporal a una previa decisión fundamental. Incluso para los que lo denostan. Su conocimiento se convierte, de esta manera, en obligado. Y este libro es un buen punto de partida tanto para familiarizarse con sus conceptos básicos como para profundizar en la operativa que de los mismos se deriva.
Una advertencia previa antes de que se sumerjan en sus páginas. No las lean de modo aséptico o profesional. Sería una aproximación errónea. Háganlo de manera vital, poniendo sus asertos y aseveraciones frente al espejo de su forma de aproximarse a los mercados financieros. Se sorprenderán. Tampoco den a estos «Fundamentos» carácter de dogma, más allá de los básicos imprescindibles. Como Carlos Doblado e Isaac de la Peña se encargan de recordar varias veces a lo largo del texto, su visión es, en muchas ocasiones, «herética». Caigan en su provocación, diviértanse con sus digresiones, disfruten de los retos intelectuales que plantean. Aprendan, no estudien. Ése es el verdadero objetivo que sus autores persiguen.
En definitiva, entréguense a sus gráficos con la fogosidad del amante y la cautela del amado, poniendo todo el interés pero resistiendo la tentación de precipitarse. A andar se aprende andando. Y a operar, operando. Les dejo ya dando los primeros pasos. Todo suyo.
ALBERTO ARTERO
Analista financiero (S. McCoy)
y director general de El Confidencial
Introducción
El análisis técnico es un terreno controvertido. Suscita tanto interés como repulsa por diferentes y variados motivos. En este libro pretendemos acercarnos a la parte más accesible, eminentemente chartista, de su vasto terreno de acción de un modo razonado. Un acercamiento más meditado es algo que quizá ha faltado en demasía cuando se ha escrito sobre esta temática, lo que ha favorecido una visión pseudorreligiosa de la misma. Sin duda, parte de la animadversión que algunos círculos le dedican es merecida por provenir de esta concepción casi mística, de la cual pretendemos encarecidamente alejarnos.
Queremos pensar que con estas páginas podemos paliar, un poco al menos, ese estado de ánimo que parece separar de forma irreconciliable la metodología técnica de otros acercamientos más formales, con una mayor apreciación del peso teórico frente a los resultados de campo.
Este libro está organizado de forma didáctica, con un hilo conductor que se va desplegando progresivamente, así que le recomendamos que lo lea de forma secuencial, respetando la estructura original. La parte inicial es intencionalmente abstracta y rebosante de teoría, precisamente para convencerle de lo epistemológicamente justificado que está el mantener un acercamiento conductual en estos menesteres. Es una tarea de reeducación si se quiere, de destrucción creativa frente a una industria en la que todavía prima demasiado el academicismo. Resista la tentación de saltar directamente a los gráficos por muy jugosos que se le antojen; si empieza por los postres va a arruinar el ágape por completo.
Para empezar la Parte I, en los capítulos «El camino del acontecimiento más probable» y «Un poco de filosofía» asentamos los principios de nuestra filosofía de inversión: siendo conscientes de lo limitada que es la capacidad cognitiva humana para percibir la realidad, lo más sensato es apostar sistemáticamente por el acontecimiento más probable, buscando establecer un proceso de esperanza matemática positiva a largo plazo.
En el capítulo «Las premisas que sustentan el análisis técnico» extendemos estos fundamentos generales a los mercados financieros, deteniéndonos a explicar cuáles son las condiciones bajo las cuales el análisis técnico, como expresión de esta filosofía, puede funcionar: la libre participación y la acción de mercado, que posibilitan la presencia de pautas y tendencias con fractalidad —de forma recursiva, a diferentes niveles—, las cuales pueden resultar susceptibles de ser operadas en el mercado. Resulta esto muy importante para entender también los límites del análisis técnico —dejará de funcionar cuando no se den dichas condiciones—, así como para dejar de ver sus patrones como algo esotérico, venido del más allá.
A continuación, «El enemigo interior», «Los mercados adaptativos» y «La función del análisis técnico» penetrarán con más detalle en los sesgos cognitivos que le convierten a usted mismo en su peor enemigo cuando debe enfrentarse a la incertidumbre característica de los mercados, y cómo eso resulta en entornos que, tirando de la manta de la «eficiencia» con la que algunos académicos pretenden cubrirlos, describimos como «adaptativos», pues se ajustan como mejor pueden a un hecho fundamental: que la irracionalidad puede ser la opción más racional en muchos entornos prácticos. De ahí surge la principal finalidad del análisis técnico: permitir esclarecer la situación tendencial, separando la señal del ruido que la envuelve.
La Parte II nos enseñará cómo trabajar con gráficos de manera productiva. Es importante que la lean tanto los legos en la materia como aquellos que tienen cierta historia con su manejo, ya que nuestro acercamiento es bastante herético. Lo podrá intuir en la pedagógica «Empecemos a hablar de gráficos» cuando le mostremos que el volumen —por lo general— es algo accesorio, y lo comprenderá plenamente en «Los gráficos ajustados» cuando hagamos una apología a ultranza de la necesidad de realizar ajustes por dividendo y ampliación —si nos conoce le sonará la expresión