Contenido
Primera parte
El problema metabólico
Segunda parte
Los mitos metabólicos
Tercera parte
El milagro metabólico
de proteína adecuada para usted
Desayunos
Platos fuertes
Postres
“Carlos Jaramillo encontró la sabiduría de la Medicina Funcional muy joven. Y esa mixtura entre su juventud, su espíritu investigativo y su vocación lo hace brillante, innovador y un gran médico”.
D ARÍO A RIZMENDI
“Carlos Jaramillo enseña con ciencia cómo vivir en armonía y equilibrio de adentro hacia afuera. Es un ser humano que admiro y de quien espero seguir aprendiendo”.
E STEFI B ORGE
“El doctor Jaramillo tiene en su poder el código para descifrar cómo puede funcionar mejor nuestro organismo, y es lo suficientemente generoso y sabio para compartir ese conocimiento. De su mano mi proceso ha venido acompañado de una lucidez maravillosa y por eso le estaré eternamente agradecido”.
S ANTIAGO C RUZ
A ti, mi Mona, a Luciano
y a mis padres, por supuesto
El metabolismo y su funcionamiento son hoy el punto de mira de la ciencia para comprender el origen y encontrar posibles soluciones a las afectaciones más comunes en la salud de los habitantes de este nuevo milenio. La evidencia investigativa sobre este tópico pone de manifiesto que el estilo de vida actual tiene serias repercusiones en el funcionamiento del metabolismo. Los malos hábitos alimenticios y la vida agitada, entre otras cosas, obligan a nuestro organismo a transitar por caminos antinaturales que tarde o temprano desembocan en padecimientos de toda índole e, incluso, en enfermedades graves. De ahí el incremento en los índices de obesidad, fatiga, estrés, ansiedad, insomnio, depresión, diabetes, cáncer y enfermedades autoinmunes y cardiovasculares, entre muchas afecciones más. Pero no todo está perdido: comprendiendo el origen del problema tendremos la clave para modificar estos efectos.
El entendimiento comienza asumiendo la responsabilidad que cada uno tiene en su propio bienestar, evitando sentirse víctima indefensa de un sistema que crea, fomenta y fortalece la mala salud y, por el contrario, haciéndose parte activa de la solución. Por eso encuentro esencial esta obra del doctor Carlos Jaramillo. En un momento en el que hay una sobreinformación abrumadora sobre el tema del metabolismo, la alimentación y la salud, es necesario tener respuestas claras y contundentes como las que aquí se revelan.
En El milagro metabólico , el autor no solo comparte una solución aplicable a la vida de todos, sino que desmonta los mitos y falsas creencias (en gran parte fomentadas por la industria alimentaria y la misma escuela médica) que nos han llevado al momento actual de mala salud generalizada. Con este libro, el lector comprenderá el proceso que lleva a crear enfermedad o salud. Más importante aún, obtendrá las herramientas necesarias para cambiar sus hábitos de vida y empezar a disfrutar los beneficios de esa transformación. Se sentirá alentado a convertir el aprendizaje teórico en un ejercicio cotidiano donde día a día pueda tomar las elecciones correctas, en favor de su salud.
El entendimiento profundo que el lector recibirá de estas páginas y la inspiración que obtendrá para hacerse cargo de sí mismo son dos de los grandes logros de este libro. Dos vertientes innovadoras que harán posible que la salud individual sea mejor y que, en consecuencia, también la sociedad se modifique de manera sustancial. Así le daremos vida a los años y muchos más años a la vida.
Gracias a Carlos por su búsqueda permanente del conocimiento y por el impulso generoso que lo lleva a compartir lo que sabe con todos los que podamos aprender de él. Esta obra es el resultado de ese esfuerzo y estoy seguro de que, sin duda, alcanzará su objetivo.
D R. S ANTIAGO R OJAS
B OGOTÁ, FEBRERO DEL 2019
Eran casi las 3:00 de la mañana de un día de agosto del 2011. Era el último turno de mi ciclo como residente en cirugía general. Había estudiado Medicina porque quería ser cirujano; no me interesaba otra especialidad. Ese siempre fue mi sueño. Pero esa madrugada, mientras me tomaba un terrible café azucarado en la estación de enfermería del sexto piso de un conocido hospital de Bogotá, miraba con desaliento la carta con la que presentaba mi renuncia a esa institución, donde había pasado los últimos años de mi vida.Mi sueño dorado se había convertido en una historia dolorosa.
Esa madrugada tuve mucho temor. Me despedía. Ya no sería cirujano. ¿Qué demonios iba a hacer? ¿Para qué podría servir? Mis miedos internos no dejaron de manifestarse cada día, cada semana y cada mes que duré a la deriva. La decisión que tomé no le agradó a mi familia. En ese momento pasé de ser el hijo ejemplar a convertirme en una suerte de pariente que era mejor ocultar en el desván. Con el paso de los años comprendí que sus prevenciones y sus miedos eran tan solo el reflejo o una proyección de los míos.
Empecé una búsqueda que me hizo recorrer un hermoso proceso interior con el que pude entender por qué quería ser cirujano. Comprendí que, además de operar, me atraía: 1) poder sanar a la gente y 2) el encantador universo de la nutrición, que había aprendido en mis días de estudiante en la Universidad de Yale, con mi maestro y mi inspiración, el reconocido doctor Stanley Dudrick, creador de la nutrición parenteral (intravenosa) y eterno candidato al Nobel de Medicina. Busqué entonces un camino que me permitiera poner en práctica esas dos motivaciones, y lo hallé en la Medicina Funcional. Usted se preguntará: “¿Medicina Funcio… qué?”. Se lo voy a explicar con mucho más detalle en las próximas páginas.
También me lo preguntaron mis padres cuando les avisé que me iba a Estados Unidos a estudiar Medicina Funcional. “¿Qué es eso? ¿Enloqueciste? ¡Esperamos que cuando regreses a Colombia no vuelvas descalzo, con barba, un turbante y oliendo a incienso!”. Usted, que apenas empieza a conocerme, tal vez quiera saber la respuesta. No. Ni turbante. Ni incienso. La Medicina Funcional es una rama de la Medicina que se pregunta por el origen de las enfermedades y no por sus síntomas. Quiere hallar la “raíz del problema”. Si usted tiene una migraña, por ejemplo, hay que entender de dónde y cómo surgió; la solución del médico funcional no es recetarle un medicamento y darle las buenas tardes para que pase el siguiente paciente. La Medicina Funcional es la medicina de los porqué. Muchas de las personas que atiendo lo explican de una manera más fácil: “Ustedes los ‘funcionales’ dan en el clavo. Eso hacemos. O al menos lo intentamos. No somos infalibles. Nadie lo es.
Al estudiar Medicina Funcional entendí que no existen las enfermedades, pero sí las disfunciones. Entendí que el ser humano es único en su individualidad fisiológica, en su bioquímica inmune, en su social genética, entre otras características. Cada paciente es una carta irrepetible de navegación. Yo conozco las cualidades de esta profesión porque yo mismo fui mi primer paciente. Después de tomar omeprazol durante 14 años, tratando de calmar un reflujo que me persiguió desde la infancia, pude sanarlo sin pastillas ni pociones. Simplemente puse en práctica lo que había estudiado. ¡Adiós omeprazol! Adiós, reflujo. Ese pequeño logro me animó a seguir aprendiendo, investigando, leyendo y comprendiendo el comportamiento del cuerpo humano. Desde entonces he puesto esas mismas herramientas a disposición de los miles de pacientes que he atendido y con quienes hemos encontrado su curación.
Somos pocos los profesionales sudamericanos que hemos estudiado Medicina Funcional de manera formal en Estados Unidos; somos pocos los que la practicamos en el mundo hispanoparlante, y somos aún menos los que hemos empezado a escribir sobre el tema en español. Por eso este es un libro raro en su especie. Lo comencé a escribir hace casi un año. Y, si no me equivoco, es el primero que aborda desde esta óptica, y en español, la curación del metabolismo.