ÁNIMO Y ESPERANZA
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30 DEVOCIONALES PARA MUJERES CRISTIANAS
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C opyright © 2022 Ben Dice
Ministerio: Devocional que Bendice
Revisión: Pastora Ana María Guthrie
Editor: Ben Dice
Todos los Derechos Reservados.
El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina © Renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Las cursivas agregadas a los versículos bíblicos son énfasis del autor.
ÍNDICE
“Medita día y noche el libro de esta ley teniéndolo siempre en tus labios; si obras en todo conforme a lo que se prescribe en Él, prosperarás y tendrás éxito en todo cuanto emprendas. Te he mandado que seas fuerte y valiente. No tengas, pues, miedo ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.”
Josué 1:8-10
E ste libro está diseñado para avivar y sanar corazones que por alguna razón hayan pasado por un momento de duda sobre La Soberanía de Dios.
Oro al Padre para que en estas cuatro semanas tu fe sea alimentada y fortalecida. Que este libro aumente tu sed por saber más de la Palabra de Dios y estreche principalmente tu relación con Nuestro Señor Jesucristo.
Mi propósito es inspirarte a tener una vida devocional ferviente. Creo firmemente que uno de los hábitos que más debemos inculcar en nuestras vidas son los devocionales diarios, esto nos permitirá tener una vida serena y centrada en Dios mientras estudiemos y meditemos Su Palabra y busquemos Su Voluntad mediante la oración.
Devocional que Bendice
Ministerio Cristiano
Primera Semana:
TU IDENTIDAD COMO HIJA DE DIOS
¿Quién soy para Dios?
L ectura bíblica:
"Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
Juan 1:12
Todas en cierto punto buscamos ser felices, alcanzar la madurez y la plenitud en un mundo que cada vez parece ser más complejo. La vida nos exige crecimiento pero rechaza nuestra sensibilidad, nuestra verdadera esencia. ¿Cómo podemos crecer en un lugar tan hostil?
Allí Dios hace su llamado. Susurra suavemente un mensaje de esperanza que alivia nuestros corazones. Nos regala la oportunidad de hacernos de nuevo para agradarle a Él y no al mundo.
Y podríamos preguntarnos ¿Por qué Dios haría esto? ¿Quién soy para Dios?
Hay tantas respuestas posibles y cada una es más bella que la otra. Antes que nada somos sus hijas.
Descubrir las posibilidades que hay en nuestra identidad desde la mirada amorosa de Dios, es una experiencia capaz de transformarnos, sanarnos y plantarnos.
Sin embargo, no es fácil. Pero la buena noticia es que nada que valga la pena será fácil. Sí, descubrirnos a nosotras mismas requiere esfuerzo, pero también es una increíble fuente de calma.
Algunas no conocen que una nueva vida es posible, que Dios nos ha dado la oportunidad a todas. No hay prejuicios aquí, no importa el pasado, solo el momento presente es necesario para comenzar.
Vivir como hijas
Apropiarnos de esta gran verdad significa empezar a vivirla cada día. No hay fecha exacta en el calendario para recibir a Cristo. Él llama constantemente a nuestra puerta, es necesario estar alertas.
Entonces, el día correcto para vivir como hijas de Dios es hoy. ¿Lo vas a dejar pasar?
Confiar con verdad
La confianza será la piedra angular de nuestra nueva identidad. Es necesario entender que Dios nos cuida como un Padre y gracias a esta bella promesa, no hay nada que temer. Cuando confiamos en verdad ningún miedo será suficiente para alejarnos del Padre, ninguna muralla será demasiado alta.
Es importante recordar que este privilegio no fue ganado por mérito propio o porque hicimos una buena obra para ser dignos hijos, sino porque Dios nos amó a nosotros primero, esto es a lo que llamamos su divina gracia (1 Juan 4: 9-10).
No volver atrás
Cuando el enemigo te quiera hacer creer que no eres hija de Dios, a través de problemas o circunstancias no muy agradables, no le creas.
Tenemos la libertad de elegir a quién creer y en quién confiar cuando las cosas no andan como las planeamos. Y esta elección es esencial para construir una nueva identidad.
Saber quiénes somos nos da las herramientas para encontrar la experiencia de vivir como algo bueno. Esto no significa que el dolor no existirá jamás. La diferencia es que ahora nunca más estaremos solas. Ahora siempre habrá un abrazo en el camino, una dulce voz que nos alienta a seguir.
Para reflexionar
¿Sientes que has perdido el camino? ¿No te sientes cómoda en los lugares que antes frecuentabas? Comienza a vivir conforme a tu identidad de Hija de Dios y entonces comenzarás a disfrutar de la plenitud verdadera.
Oración
Dios ayúdame a encontrar mi identidad como tu Hija, no permitas que nada ni nadie me aleje de tus caminos y ayúdame a hacer siempre Tu Hermosa Voluntad.
Doy gracias por:
Oro por:
Arrepentirnos para encontrar a Dios
L ectura bíblica:
“Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente"
Lucas 13:3
Para convertirnos en discípulas de Cristo e hijas de Dios, el primer paso es arrepentirnos con verdad y de corazón. Esto significa cambiar de mentalidad o tener otra opinión, reconocer que lo pasado no corresponde a los principios del Padre.
Sin embargo, no solo se trata de aceptarlo de palabras, sino que esta declaración debe estar llena de acciones y hechos que hablen por nosotras.
Probablemente hemos recibido crianzas dispares, conocimientos que no se alinean a los del Padre y una educación que debió ser llena de amor. No debes sentirte culpable por ello, porque ahora tienes el momento de redimirte.
Somos carne, más no vivimos en la carne
Cuando nos arrepentimos esto empieza a marcar una diferencia considerable en nuestra percepción del mundo. Comenzamos a entender que pertenecemos a algo mucho más divino y que el verdadero placer está de la mano del Señor.
Cuando el perdón toca nuestra puerta, debemos dejar que profundice en nuestras almas y nos sane para empezar de nuevo.
¿Piensas que tus pecados son imperdonables? Te aseguro, hermana, que la paz de Dios es mucho más inmensa.
¿Por qué debemos arrepentirnos?
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