Introducción
El acoso escolar, conocido también como hostigamiento o bullying , por su nombre en inglés, es un tipo de violencia cada vez más frecuente dentro del ámbito educativo. Es un abuso, un desequilibrio de poder, que se da por una situación de asimetría de fuerzas.
Hablamos de acoso escolar o bullying para referirnos a situaciones en las que uno o más niños persiguen e intimidan a otro, a través de insultos, rumores, aislamiento social, agresiones físicas, amenazas y coacciones. Esto puede desarrollarse a lo largo de meses e incluso años, y en ese caso lo que sucede es una conducta reiterada en el tiempo. Las consecuencias para el niño que es blanco del acoso son ciertamente devastadoras.
El acoso escolar puede clasificarse de acuerdo al tipo de acto violento en:
Físico: situaciones en las que se pueden provocar lesiones corporales. Algunos ejemplos son los golpes, patadas, puñetazos, empujones, escupidas, agresiones con objetos, etcétera.
Verbal: todas las acciones violentas a través de la palabra, como los insultos, los sobrenombres descalificativos, humillación por los dichos, burlas por defectos físicos o por diferencias sociales.
Psicológico: son acciones, omisiones o actitudes que pueden provocar o provocan daños emocionales. Se dan a partir de acciones como la exclusión, el aislamiento, la difusión de rumores sobre un compañero, y otro tipo de conductas similares. Cabe señalar que algunos autores incluyen el acoso verbal como una forma de acoso psicológico.
Cyberbullying: se refiere a las manifestaciones violentas que se dan entre compañeros mediante el uso de la tecnología (teléfonos móviles, internet, redes sociales).
Sexual: son acciones violentas haciendo uso de lo sexual para amedrentar y molestar a la otra persona. Ejemplos claros de este tipo de maltrato se observan cuando se echan a correr rumores sobre la sexualidad de alguien, por ejemplo, con comentarios homofóbicos o con contenido sexual ofensivo. Llegando hasta situaciones mucho más graves, como tocar los órganos genitales de un compañero o compañera.
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Acoso escolar, un factor de riesgo
El bullying puede convertirse en una conducta antisocial permanente, por esta razón, varias investigaciones señalan que este modo de vincularse puede instalarse como la antesala de distintos tipos de delincuencia juvenil. Esta afirmación que podría parecer exagerada se presenta como un dato objetivo confirmado luego de múltiples estudios.
El psicólogo Andreas Hein afirma en su obra Factores de riesgo y delincuencia juvenil que, “el fenómeno de la delincuencia responde a múltiples causas, tanto de orden estructural (vivienda, empleo, salud) como de desarrollo humano (individuo, familia, escuela, comunidad). Tratándose de menores en conflicto con la ley, diversos autores plantean la relación causa y efecto entre variables que pueden afectar negativamente el desarrollo de las personas”. Estos factores, de acuerdo al mismo autor, tienen seis ámbitos de procedencia.
Factores individuales : pobre capacidad de resolución de conflictos, actitudes y conductas de riesgo (uso y abuso de alcohol, drogas y vandalismo), hiperactividad, temperamento difícil en la infancia, frustración, ansiedad y depresión.
Factores familiares : baja cohesión familiar, estrés en el hogar, desintegración en la familia, vivencia de maltrato, estilos parentales coercitivos.
Factores ligados al grupo de pares : pertenencia a grupos de pares involucrados en actividades riesgosas (comportamiento trasgresor o consumo de drogas, por ejemplo).
Factores escolares : violencia escolar, falta de reglas y límites claros en la institución, relaciones poco afectivas, indisciplina.
Factores sociales o comunitarios : bajo apoyo comunitario, estigmatización y exclusión de las actividades sociales.
Factores socioeconómicos y culturales : vivir en condición de pobreza.
Tal como indican los expertos, la problemática del bullying tiene efectos nefastos a corto, mediano y largo plazo para todos los que están atrapados en este tipo de conductas más allá de su rol.
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Cómo prevenir los casos de bullying en las escuelas
Es indudable que la problemática del bullying no es nueva. Sin embargo, también es cierto que en la sociedad actual se han producido múltiples cambios, se observan conductas cada vez más agresivas y, en general, una menor habilidad para la resolución constructiva de los conflictos en todos los ámbitos. Los medios masivos de comunicación suelen consignar casos de acoso escolar y llama la atención que las edades en las que se producen estas prácticas tan perniciosas tienden a descender con el transcurso de los años.
Hay una serie de pautas y metodologías útiles para prevenir estos abusos desde las escuelas, a continuación algunas sugerencias.
La escuela debería incluir el concepto o definición de bullying que utilizará. Se puede “co-construir” una definición que sea propia para el aula, propia de ese grupo, ya que no hay que olvidar que el acoso es un fenómeno de grupo, no es solo un problema entre “A y B”.
Realizar una encuesta o test, para medir el tipo de bullying que se da con más frecuencia y saber si en realidad es bullying , conflicto u otro tipo de violencia.
Desarrollar un lenguaje común sobre el acoso escolar que sea compartido por la comunidad educativa.
Comprender las consecuencias que tiene el acoso escolar para los alumnos y para la escuela.
Crear una convivencia que promueva el buen trato.
Suele ser muy útil que las escuelas promuevan en sus planes de estudio capacitaciones, talleres y protocolos sobre bullying .
El docente no es el único que debe ocuparse de esta situación, también deben tomar carta en el asunto los directivos, estudiantes, padres, psicólogos y psicopedagogos, ya que el acoso escolar es una problemática multicausal y multimodal.
El bullying es un fenómeno que refleja problemas de intolerancia, discriminación, negación de la diversidad, distinciones de género, prejuicios, estereotipos, y está asociado además, con severos trastornos de salud mental y física, incluyendo depresión, ansiedad y suicidios. Cuando esto sucede, el clima escolar se ve categóricamente afectado, y por ende, se ve afectado también el derecho a la educación del niño.
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Técnicas efectivas para los docentes
Los educadores tienen un rol esencial: son responsables de ayudar a un buen trato e incentivar una buena convivencia. Si usted es docente, estas siete técnicas efectivas lo ayudarán a manejar una situación de bullying en su aula. Si es padre, podrá acercar algunas sugerencias efectivas en caso de que sea necesario.
Enseñar a los niños las reglas que la escuela tiene con respecto al bullying , es necesario hablar sobre este tema desde el primer día de clase.
Testear si los estudiantes saben qué es el acoso escolar.
Apoyar al niño que es blanco de bullying . Realizar una reunión de seguimiento entre los padres y la dirección del colegio.
Mostrarle a los testigos de bullying la importancia que ellos tienen en estas situaciones, debe ser claro que siempre pueden ayudar a quienes están siendo agredidos. Es importante explicar la diferencia entre “denunciar” y “reportar”.
Los niños debe saber el por qué y el para qué. En el caso de que se estableciera una sanción disciplinaria, que la misma sea educadora y reparadora.
Es indispensable intervenir cuando se ha detectado un caso de bullying . Siempre hay que hacer lo necesario para terminar con este tipo de conductas de inmediato.
Tal como se dijo anteriormente, vale recalcar que los especialistas declaran que esta problemática se compone de acciones “violentas sostenidas en el tiempo, físicas o psicológicas, realizadas por un niño o por un grupo en el ámbito escolar, y dirigidas contra otro niño, también en edad escolar, que no es capaz de defenderse a sí mismo”.