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Dedico este libro...
L e dedico este libro ante todo a Jerry Trujillo, quien más allá de ser mi esposo es mi consejero, mi compañero de vida, mi manager y mi mejor amigo.
Gracias, amor, por ayudarme a ser la mujer en quien me he convertido al día de hoy, por dejarme ver las cosas claras, por ponerme en mi lugar cuando creo que ya aprendí demasiado y por ponerme los pies sobre la tierra. Gracias por impulsarme a trabajar por mis sueños, por decirme que le baje tres rayitas cuando se me sube el ego. ¡Eres lo mejor que me ha podido pasar en la vida! Te amo siempre.
También dedico este libro a mi madre, a quien amo con todo mi corazón, Margarita Icedo de Ramos, que sé que desde el cielo se siente profundamente orgullosa de mí, pues siempre me impulsó a pensar en grande y a perseguir mis sueños. De ella nunca tuve un “no puedes” por respuesta, y siempre me dio la fuerza para entender que ser mujer no es un obstáculo, sino es lo más maravilloso que pueda suceder. Y cada noche le agradezco que me siga guiando desde el cielo, porque siempre, siempre, está presente en mi corazón.
También dedico este libro a mi hermana Lety Ramos Icedo y a mi cuñado Florentino Ríos Tarin, quienes en vida fueron de las personas que más nos apoyaron, en los buenos y en los malos momentos. Fueron ellos con quienes más platicaba mis locuras y me escuchaban; con ellos nos divertimos muchísimo. Cómo olvidar los consejos siempre oportunos de mi cuñado Tino, que siempre vio en mí una guerrera y que me decía “no pares, sálganse de este pueblo, crezcan, vuelen a donde están las oportunidades”. De verdad gracias, gracias mi Tino por esa mentalidad de triunfador. Tú eras un triunfador y nos contagiaste. Cuando las cosas se ponían difíciles nos decías a Jerry y a mí “nunca deben decir NO PUEDO”, esa frase la aprendí de ti, mi querido cuñado. Y tampoco podré olvidar cuando ambos, como abogados, bailábamos la danza del cheque, “CHEQUE, CHEQUE, CHEQUE”, cada que ganábamos un juicio y nos pagaban. Los amo al infinito y más allá.
Y por último a mi papá, Benito Ramos Beltrán, que aunque poco nos hemos visto estos últimos años, siempre que hablo con él me hace reír mucho, y nunca hay nada negativo que me cuente. Sus palabras son “yo estoy a toda madre y veo que tú estás igual”. Gracias, papá, por enseñarme a siempre ser positiva y a que me valga madre hacer lo que sea, pues de ti aprendí que lo peor que puede pasar es que te digan que no, y que jamás hay que dejar de intentar perseguir lo que uno quiere. Gracias por sentirte tan orgullosa de mí, la loca de tus hijas. Gracias por apoyarme en la locura de ser aviadora cuando los ingresos familiares eran muy reducidos y había que estirarlo para dar educación a mis seis hermanos y a mí, y porque me cumplieron ese deseo aun sabiendo que ese gasto se ocupaba en casa. Un sacrificio que jamás olvidaré de ti, de mi mamá y de mis hermanos. Te amo, papá. Los amo, familia.
Cómo llegué a convertirme en vendedora #1
D e seguro no me vas a creer si te digo que ya había yo cumplido 40 años y era todo un desastre. Básicamente mi vida no caminaba hacia ningún lado. Tenía varios kilos de más y no me arreglaba mucho, sino que usaba ropa holgada para ocultarlos. Y así podría haber pasado diez o quién sabe cuántos años más, de no haber sido porque un día acompañé a mi esposo, Jerry, a una cena con Jürgen Klarić. A hí fui yo, toda presumida, vestida de Gucci y supermaquillada.
En cuanto Jürgen me ve entrar, se me acerca y me dice: “Oye, bella, no es justo que Jerry trabaje tanto y tú no hagas nada”.
Es que mi esposo llevaba muchos años de trabajar con Klarić, desde antes de que se convirtiera en uno de los más prestigiosos conferencistas de Latinoamérica. Jerry se encargaba de la producción de sus videos y de administrar la fundación Biia Lab México.
Ese día me picó el orgullo y le respondí: ¡Ponme a prueba! Me atreví a retarlo así porque en el fondo siempre me apasionaron las ventas. Y este es el primer secreto que te voy a compartir: las ventas lo son todo.
R ecuerdo que, cuando era adolescente, con mis primas reuníamos toda la ropa que ya no usábamos y la llevábamos a vender: abríamos la cajuela del coche y ahí nos la pasábamos como de fiesta, vende y vende. Luego parece que esta pasión se fue apagando. Un poco porque en mi familia era bien importante que estudi áramos una carrera para ser alguien en la vida. Y toda mi energía entonces la puse en la escuela, tanto que terminé estudiando derecho, economía y hasta aviación, que suena bien extraño pero que quizá fue así porque andaba yo en las nubes, sin terminar de encontrarme conmigo misma.
No estoy diciéndote que me iba a mal, y además todos esos estudios fueron experiencias muy enriquecedoras, pero definitivamente algo me faltaba. No me sentía feliz, tanto, que incluso empecé a subir de peso. Ahora sé que me faltaba pasión por lo que hacía, así que terminé por renunciar.
A la distancia puedo ver ese tiempo como una etapa de hibernación, que rompí cuando entré a trabajar con Jürgen. Tres años después, ya era yo era la mejor vendedora de Biia Lab, generaba ingresos como no te imaginas.
Aprendí a mezclar las neuroventas con el manejo de redes sociales y aplicaciones de mensajería desde mi celular, sin marcar directamente un solo número telefónico. La verdad es que al principio me sentía más cómoda así. ¿Por qué? P orque podía ocultarme detrás de las aplicaciones. P ero conforme fui viendo los resultados, empecé a tener cada vez más confianza.
Ahora soy una persona diferente. Una mejor versión de mí misma. Bajé de peso, gané seguridad en mí misma. Y todo eso preparó el camino para que pudiera independizarme y fundar junto con mi esposo nuestra empresa de capacitación.
Hoy te puedo decir que G&G Studio es una empresa que ha impactado a más de 200 mil personas de manera presencial en toda Latinoamérica, y prácticamente medio millón en redes sociales.
Jerry, yo, y un maravilloso equipo de colaboradores nos dedicamos intensamente a dar conferencias y talleres, enseñando un sistema superefectivo que revoluciona las ventas tradicionales y con el que puedes venderlo todo.
Ahora, todo este método está aquí, en este libro, donde voy a compartirte las herramientas que me permitieron convertirme en vendedora #1, y con las que ahora he tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo dando pláticas que impactan a miles de personas.
Así que aquí voy a enseñar cómo hacer crecer tus ventas de manera exponencial, utilizando el poder de la tecnología y las redes sociales a tu favor.
Recuerda: vender es fácil, y nunca como hoy han existido tantas oportunidades para lograrlo. Si yo lo logré, seguro que tú también puedes hacerlo.
N o estoy inventando el hilo negro si te digo que tú puedes venderlo todo por tu celular, pues últimamente se ha estado hablando mucho de usar las aplicaciones de redes sociales para impactar a tus clientes. Seguro que tú ya has intentado vender por WhatsApp, por Facebook, por YouTube o por Instagram. Y te apuesto a que si estás leyendo este libro es porque no te ha funcionado como te lo imaginaste.
Antes de empezar, debes saber que no importa si ya tienes un negocio o si apenas estás pens a ndo en emprender uno,