John C. Maxwell - A Veces se Gana--A Veces Aprende: Las grandes lecciones de la vida se aprenden de nuestras perdidas

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Copyright © 2013 por John C. Maxwell

Edición en español copyright © 2013 por Casa Creación/Hachette Book Group, Inc.

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Primera ebook edición: Octubre 2013

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ISBN 978-1-4555-7573-2

Disponible por FaithWords o Casa Creación en cualquier tienda de libros.

A Paul Martinelli, Scott Fay, y los miles de coaches alrededor del mundo que son parte del Equipo John Maxwell:

Ustedes comparten mi corazón.

Ustedes comunican mis valores.

Ustedes viven mi visión.

Ustedes están añadiendo valor a otros muchos más allá de mis esperanzas y expectativas.

Gracias por crear un legado para mí mientras estoy aquí para verlo.

Durante muchos años tuve la oportunidad de reunirme regularmente con el exentrenador de baloncesto de UCLA, John Wooden. Me pasaba un día haciendo los preparativos para reunirme con él, decidiendo qué preguntas le haría. Yo era muy consciente del privilegio que era aprender de un mentor como él.

El entrenador era siempre muy amable y considerado. La última vez que me reuní con él, me preguntó en qué estaba trabajando. Yo acababa de terminar el bosquejo para A veces se gana, a veces se aprende, y estaba muy emocionado al respecto. Saqué las páginas del maletín y se las enseñé a él, detallando la tesis y lo que me había impulsado a escribirla.

“Qué idea tan tremenda. Puedes ayudar a las personas con esto”, dijo el entrenador. Entonces realmente me sorprendió cuando me preguntó: “¿Puedo escribir el prefacio del libro?”.

¡Qué honor! Desde luego, dije que sí.

El entrenador escribió el prefacio tal como prometió, y meses después murió. Eso me llenó de humildad, al darme cuenta de que fue una de las últimas cosas que él probablemente escribió.

El mundo de la escritura de libros es algo divertido. Mi editor decidió que quería que escribiera primero Los 5 niveles de liderazgo, y después Las 15 leyes irrefutables del liderazgo. Durante esa época, este libro tuvo que esperar. Después de un par de años de retraso, finalmente llegué a escribirlo.

Así que esa es la historia de cómo John Wooden llegó a escribir el siguiente prefacio. Estoy agradecido por sus ideas. Puede que él se haya ido antes que nosotros, pero sin duda alguna no ha sido olvidado.

John C. Maxwell es un hombre al que me enorgullece llamar amigo.

No es sólo que haya escrito más de cincuenta libros sobre liderazgo y carácter, aunque eso es bastante impresionante. No es sólo que sus palabras de aliento hayan inspirado a millones de personas a reevaluar sus decisiones y sus prioridades, aunque eso es importante. No es sólo que él es un hombre de principios y de fe, aunque esas son cualidades admirables. Me enorgullece llamar amigo a John porque es un hombre que entiende que, sobre todas las cosas, la vida se trata de aprender y de utilizar esas lecciones para llegar a ser un mejor empleador, un mejor empleado, un mejor padre, un mejor hermano, un mejor amigo, un mejor vecino, un mejor administrador de nuestras bendiciones.

Esta filosofía ha sido el fundamento de mi propia vida, y le doy el mérito a John por servir siempre como un maravilloso recordatorio de lo mucho más que se puede aprender. Yo nunca me vi a mí mismo como un entrenador, sino más bien como un maestro cuyo principal salón de clases era la pista de baloncesto. Pero además entendía que yo también era un alumno eterno. He intentado cada día aprender algo nuevo, obtener una perspectiva diferente, o albergar un entendimiento más maduro del mundo. Esa manera de pensar es lo que mantiene una mente joven, optimista y alegre. Cada vez que John me visitaba, con su cuaderno amarillo con las preguntas que había planeado hacerme, yo siempre bosquejaba una sonrisa al ver a uno de los principales hombres con respuestas del mundo profesional aún con deseo de obtener perspectivas más profundas y aún dispuesto a hacer preguntas para conseguirlas. Era un maravilloso recordatorio de que yo debería hacer lo mismo.

Después de todo, el aprendizaje no es algo que se detiene cuando nos entregan un diploma; de hecho, ese es realmente el punto en que comienza el verdadero aprendizaje. Las lecciones que recibimos en la escuela no son las cosas que nos sostienen en la vida; son solamente las lecciones que nos dan las herramientas básicas para enfrentarnos al mundo real fuera de las paredes del salón de clases. Y ese mundo real va a morder; va a herir. A veces golpeará y causará heridas; otras veces sacudirá. Las pérdidas llegarán a su camino en todas las formas y tamaños, y le golpearán en cada área de su vida, desde las finanzas hasta su corazón y su salud, y muchas otras: todo eso está garantizado. Lo que no está garantizado es el modo en que usted reacciona ante esos desafíos.

Como John aborda en este libro, existe una marcada diferencia entre las personas que aprenden de sus pérdidas y las personas que no lo hacen. ¿Quiere que su espíritu se quede atascado en el hospital, con demasiadas heridas de batalla para volver a intentarlo? ¿O quiere aprovechar la oportunidad de estudiar, evaluar y reconsiderar lo que sucedió, y usar ese conocimiento para armarse y salir otra vez a la carga en la vida?

Los elementos del aprendizaje que John bosqueja en las páginas siguientes son profundas observaciones sobre cómo se produce el proceso, y él precisa qué rasgo de carácter o atributos provienen de cada una de ellas. Al diseccionar el “ADN de quienes aprenden”, como lo expresa tan sucintamente, John nos lleva a recorrer los componentes necesarios para tratar diferentes tipos de pérdidas y convertir esas lecciones en valiosas armas para evitar y pelear contra futuros desafíos.