Título original: The Baby Whisperer Solves All Your Problems
© Tracy Hogg y Melinda Blau, 2009.
© de la traducción: Elena Martí Segarra.
© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2018.
Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.
www.rbalibros.com
REF.: ODBO305
ISBN: 9788491871187
Composición digital: Newcomlab, S.L.L.
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Índice
Para mis hijas Sara y Sophie, que tanto amor me profesan (TH), para Henry, mi precioso nieto (MB), y para todos los bebés y niños pequeños que nos permiten amarlos y ser menos que perfectas.
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a todos los padres de «mis» bebés y niños pequeños sus historias, su colaboración y sus continuas aportaciones a mi página web.
Me gustaría dar las gracias especialmente a Melinda Blau y a su hijo Henry, no sólo por ser un bebé angelical, sino por haberse convertido además en nuestra especial mascota. ¡Pero que nunca se diga que fue nuestro conejillo de Indias!
Por último, dar las gracias a mi familia y fieles amigos, en especial a mi abuela, cuyo amor, consejos y fortaleza continúan sorprendiéndome cada día.
Tracy Hogg
Los Ángeles, California
Cuando en otoño de 1999 bajé de un avión para conocer a Tracy Hogg en Los Ángeles, ella me condujo a una modesta casa en el Valle Central de California, donde nos recibió una joven madre. Iba desaliñada y lo primero que hizo, literalmente, fue poner en brazos de Tracy a un bebé de tres semanas que no paraba de berrear. «Los pezones me están matando. No sé qué hacer», le dijo con lágrimas deslizándose por sus mejillas. «El niño quiere que le dé el pecho cada una o dos horas.» Tracy acercó el bebé a su cara, susurrándole «ssst… ssst… ssst» al oído, y en cuestión de segundos, el bebé se tranquilizó. Luego se dirigió a la madre y le dijo: «Ahí tienes, esto es lo que tu hijo te está diciendo».
A lo largo de estos últimos cinco años, he presenciado decenas de escenas similares: he visto cómo Tracy entra majestuosamente en un hogar, conecta con el bebé o el niño de uno o dos años y consigue dar con el quid del problema. Observar el trabajo de Tracy y estudiar la forma de explicarlo por escrito ha sido una delicia y un motivo de asombro constante para mí, así como llegar a conocerla durante el proceso. Gracias, Tracy, por invitarme a tu universo y por permitirme ser tu voz. Tres libros después, nos hemos hecho amigas y yo misma me he convertido en casi una experta a la hora de comunicarme con los bebés: justo a tiempo para poner en práctica mis conocimientos con Henry.
Este libro no habría sido posible sin la sensatez y la inteligencia de Eileen Cope de Lowenstein Literary Associates, nuestra intrépida agente, quien una vez más nos ha ido guiando desde la propuesta inicial hasta la obra terminada. Y tampoco sin la ayuda de Barbara Lowenstein, siempre entre bastidores, aconsejándonos, estimulándonos y, a veces, aguijoneándonos a todas para hacerlo aún mejor.
También estoy en deuda con nuestra editora en Atria Books, Tracy Behar, la cual compartió nuestra visión para este libro y lo mejoró; y con Wendy Walker y Brooke Stetson, quienes nos ayudaron a estar al día.
Y por último, aunque no menos importante, doy las gracias de corazón a mis numerosos parientes y amigos, que siempre están a mi lado a lo largo de todo el trabajo. Vosotros ya sabéis quienes sois.
Melinda Blau
Northampton, Massachusetts
Introducción
RESOLVER PROBLEMAS ESCUCHANDO AL BEBÉ
M I SECRETO MÁS IMPORTANTE
C ÓMO ME CONVERTÍ EN « LA SEÑORA A RREGLALOTODO »
Queridas mamás y papás, bebés y niños pequeños, con alegría y humildad os ofrezco lo que en muchos sentidos es mi secreto más importante: cómo solucionar cualquier problema. Siempre me he sentido orgullosa de mis dotes para ayudar a los padres a entender y cuidar de sus hijos pequeños y me siento honrada cada vez que una familia me pide que entre en su vida. Es una experiencia muy íntima y sumamente gratificante. Al mismo tiempo, convertirme en autora ha hecho de mí un personaje popular. Desde la publicación de mis dos primeros libros en 2001 y 2002, he vivido una serie de aventuras y sorpresas que jamás hubiera podido imaginar de jovencita en mi Yorkshire natal. Aparte de mis habituales consultas privadas, he sido invitada a distintos programas de radio y televisión. He viajado por todo el país y por todo el mundo y he conocido a algunos de los padres e hijos más maravillosos, los cuales me han abierto sus hogares y sus corazones. Y a través de mi página web, también me he relacionado con miles de padres más, leyendo y respondiendo a sus mensajes de correo electrónico y uniéndome a ellos en mis sesiones de chat.
Pero no os preocupéis. A pesar de mi recién adquirido éxito público, continúo siendo la misma persona de siempre, aún sigo ahí abajo, trabajando en las «trincheras». No obstante, en cierto modo, sí he cambiado un poco: ya no soy sólo «la mujer que susurra a los bebés». Ahora además me he convertido en «la señora Arreglalotodo». Y todo ha sido gracias a vosotros.
En mis viajes, en mi página web y en mi buzón de correo, he recibido muchas cartas y mensajes de agradecimiento de madres y padres que han seguido mis consejos. Pero también me he visto inundada de peticiones de ayuda de aquellos de vosotros que comprasteis mi primer libro demasiado tarde. Quizás estáis tratando de acostumbrar a vuestro bebé a una rutina estructurada, como yo os sugiero, pero no estáis seguros de si los mismos principios son igualmente válidos para los bebés de ocho meses y para los recién nacidos. Quizás estáis confundidos y os preguntéis por qué vuestro hijo no está haciendo lo que hacen otros niños y niñas de su edad. O puede que tengáis que afrontar una alteración del sueño profundamente arraigada, dificultades a la hora de alimentar a vuestro bebé o algún otro problema relacionado con su comportamiento; o bien, pobres de vosotros, las tres cosas a la vez. Sea cual sea el dilema, la cantinela angustiada es casi siempre la misma: «¿Por dónde empiezo, Tracy? ¿Qué debo hacer primero?». Y seguro que también os preguntáis por qué algunas de las estrategias que propongo en el libro parecen no funcionar con vuestro bebé (véanse las páginas 17-21).
Hasta el día de hoy, he estado sorteando este tipo de preguntas y he atendido a algunos de los casos más difíciles con los que me he encontrado nunca: un gemelo de tres meses que padecía un reflujo tan agudo que apenas podía comer sin vomitar y jamás dormía más de veinte minutos seguidos, de día o de noche; una niña de diecinueve meses que no quería ingerir alimentos sólidos porque se despertaba prácticamente cada hora para tomar el pecho; un bebé de nueve meses cuya angustia al separarse de sus padres era tan extrema que su madre no podía dejar de sostenerla en brazos ni un segundo; un niño de dos años, con la costumbre de golpearse la cabeza, cuyas rabietas eran tan frecuentes que a sus padres les daba miedo salir de casa. Fue resolviendo casos de este tipo como me gané el apodo de «la señora Arreglalotodo»; y por eso ahora sé que debo ayudaros más allá de las estrategias básicas que expuse en mis libros anteriores.
En esta obra, por tanto, quiero llevaros de la mano, calmar vuestros temores y mostraros cómo hacer uso de vuestro poder de padres. Quiero enseñaros lo que he aprendido a lo largo de toda una vida de escuchar a los bebés y responder a todas las preguntas que se me han hecho. Quiero enseñaros a pensar como yo. Huelga decir, sin embargo, que aunque yo intente ofrecer una lista de todos los problemas que os podéis encontrar, cada criatura y cada familia son distintas. Por eso, cuando una pareja de padres se dirige a mí con una problemática concreta, a fin de establecer qué está ocurriendo realmente en aquel hogar y con aquel bebé o niño pequeño, siempre les hago como mínimo una pregunta y a menudo una buena retahíla de ellas, tanto sobre su hijo como sobre lo que han estado haciendo hasta el momento con respecto a su situación. Entonces es cuando puedo elaborar un plan de acción apropiado. Mi objetivo es haceros entender mi forma de pensar y que vosotros mismos os acostumbréis a plantearos las preguntas adecuadas. Con el tiempo, vosotros también sabréis escuchar a los bebés y además os convertiréis en unos ases a la hora de resolver cualquier problema: o sea que seréis un señor o señora Arreglalotodo, por derecho propio. A medida que continuéis leyendo, quiero que recordéis este importante punto: