Dar la bienvenida al bebé ya es ofrecerle un embarazo lleno de amor y de benevolencia. También es anticipar sus futuras necesidades para prepararse correctamente ante esta extraordinaria aventura que supone la llegada de un niño en una pareja o en una familia. Así, en esta obra, los futuros padres encontrarán toda una serie de consejos para ayudarlos a organizar su vivienda, prever todo lo que será necesario para el recién nacido y vivir lo mejor posible la fase de embarazo, con el objetivo de estar preparados psicológicamente para brindar al bebé su tiempo y su atención. También intentaremos aportar algunas respuestas a las preguntas que, a menudo, surgen las semanas anteriores y posteriores al nacimiento.
Vivir el embarazo y preparar el parto
Ante todo, el bienestar
Aunque el embarazo no es una enfermedad, en cuanto se confirma, se aconseja a la mujer que espera un bebé que acuda a un ginecólogo para que le realice un seguimiento. La felicidad de tu bebé empieza con tu bienestar. Cuídate: lleva una alimentación equilibrada, no te pases con las grasas, con los dulces y con las bebidas azucaradas para evitar engordar de manera excesiva, y bebe un litro y medio de agua al día. Con respecto a las actividades físicas, opta por caminar, la natación, la gimnasia acuática, la gimnasia especial para embarazadas y deja a un lado los deportes más duros. Disminuye el ritmo todo lo que puedas en el trabajo, en tus desplazamientos y en tus salidas.
¿Sabías que…?
El estado psicológico de la madre tiene una influencia muy importante en su bebé. Intenta tomarte un poco de tiempo para ti, para relajarte, para estar lo más distendida posible.
Además, deberás prohibir el tabaco y el alcohol durante tu embarazo, ya que traspasan la barrera placentaria e intoxican a tu futuro bebé.
El otro futuro progenitor también debe encontrar su lugar en esta aventura. Él también sufre angustias. Pregúntale si desea acompañarte a las consultas prenatales, a ciertas clases de preparación al parto. Por supuesto, ambos os comprometeréis en la preparación de la habitación, pero no os paréis en este punto: leed juntos libros que expliquen el embarazo y el parto, y aquellos que hablan de los primeros cuidados y rutinas que debéis efectuar con el bebé, etc.
¿Sabías que…?
Cuando su pareja está embarazada, el futuro padre puede desarrollar el síndrome de Couvade. Presenta náuseas matinales, cansancio crónico, antojos, dolor de espalda, sueño alterado, cambios de humor, aumento de peso, etc. Estos síntomas desaparecen como muy tarde en el momento del parto. Este síndrome se correspondería con una forma de manifestar el deseo del futuro papá de participar de lleno en el embarazo y una manera de exteriorizar sus miedos ante la paternidad.
Algunas salas de maternidad ofrecen cursos de preparación al parto. Estas clases proponen sesiones de información sobre el embarazo, el desarrollo del parto y la fase posnatal. Así, contribuyen a que la futura mamá —y, eventualmente, su pareja— disminuya la angustia de la parte desconocida del parto. Allí aprenderás algunos ejercicios musculares y respiratorios que podrás practicar en casa y que te ayudarán a lo largo de todo el embarazo y del parto. Estas clases son colectivas y distendidas. En ese espacio, los futuros padres obtienen respuestas a sus preguntas, conocen a otras parejas que esperan un bebé y, de esta manera, pueden crear vínculos y una cierta complicidad con ellos. También ganaréis confianza en cuanto a vuestra capacidad para convertiros en padres.
La sofrología, el yoga, la preparación acuática, el canto prenatal, la haptonomía, etc. son otras posibilidades, en función de tu temperamento o de tus deseos. Estos métodos proponen distintas herramientas para que tomes conciencia de tu cuerpo y de sus tensiones. Establecen una sensación de bienestar y de relajación muscular, a la vez que ofrecen un momento único de contacto y de interacción con el bebé que está por nacer.
Además, para sentirte bien en tu mente y en tu cuerpo, puedes llevar a cabo en casa una gimnasia suave y unos sencillos ejercicios de respiración. Antes de practicarlos, habla con tu ginecólogo durante una visita para asegurarte de que no existen contraindicaciones. Durante los ejercicios, no fuerces jamás y no bloquees tu respiración.
Preparar la estancia en el hospital
No tardes tampoco en elegir tu sala de maternidad. Esta debe ser capaz de ofrecerte no solo un equipo obstétrico, sino también una acogida personalizada a escala humana, así como un cierto confort «hotelero». El boca a boca podrá ayudarte a decidir, pero si ya tienes un ginecólogo-obstetra, lo normal será que haga un seguimiento de tu embarazo y, seguramente, te propondrá la sala de maternidad donde trabaja o una sala de maternidad con un departamento de neonatología en el caso de que haya un problema durante el parto.
Piensa que, a veces, es necesario pedir plaza con tiempo en algunas salas de maternidad. Cuando lo hagas, no dudes en pedir que te enseñen el departamento y aprender cómo funciona (técnicas de parto, presencia o no de un pediatra, etc.).
¿Sabías que…?
Si decides dar a luz en casa, tendrás que pensar en una solución si surge un problema.
No esperes hasta las primeras contracciones para preparar la bolsa que te llevarás al hospital. Lo ideal es hacerla un mes antes de la fecha prevista para el parto. La mayoría de las salas de maternidad proporcionan una lista de material útil para la madre y su bebé. También puedes elaborar otra pequeña lista con tu pareja para aseguraros de que no os olvidáis nada. Por otra parte, organizaos con las distintas tareas para quitaros un poco de peso de encima durante las primeras semanas después de volver de la sala de maternidad: pedid ayuda a la familia y a los amigos, llenad el congelador antes de marcharos, constituid una reserva de productos higiénicos, de pañales, etc.
Preparar el universo del bebé
Para dar la bienvenida al bebé en casa, intenta crear un lugar cálido donde se sentirá bien, que podrá estimular su autonomía e invitarlo a estimularse en un ambiente completamente seguro. Es necesario que este entorno le despierte las ganas de descubrir lo que le rodea y de interesarse por ello.
Lo ideal es prepararlo todo bien antes del parto. Esto no solo te ayudará a estar disponible y a poder dedicarle toda tu atención al lactante, sino que también te permitirá ventilar durante un tiempo (mínimo un mes) la habitación y los muebles comprados antes de la llegada de tu bebé. Así, limitarás los efectos de los posibles contaminantes empleados para su fabricación.