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kura yakete / sawaru mono naki / tsukimi kana
«Ahora que mi granja está arrasada
por las llamas, puedo contemplar la luna.»
Mizuta Masahide
(1657-1723)
«Bienaventurados los despedazados por la vida, porque dejarán pasar la luz.»
Michel Audiard
Este libro te invita a descubrir y explorar el arte del kintsugi en todas sus facetas. Esta técnica ancestral, descubierta en Japón en el siglo xv , consiste en reparar un objeto roto subrayando sus fisuras con oro, en lugar de ocultarlas. Pero su filosofía va más allá de una simple práctica artística. Linda con la simbología de la curación y la resiliencia. El objeto roto, una vez curado y honrado, asume su pasado y, paradójicamente, se vuelve más resistente, más bello y más precioso que antes. Esta metáfora, desarrollada como si fuera un hilo conductor, ilumina cada etapa de cualquier proceso de curación, se trate de una herida física o emocional.
El término kintsugi procede del japonés kin («oro») y tsugi («juntura»); literalmente, pues, significa «juntura de oro». El arte del kintsugi se llama también kintsukuroi , que significa «zurcido con oro». Se trata de un proceso de reparación largo y extremadamente preciso, que consta de numerosas etapas, que duran varias semanas, incluso meses. De hecho, se dice que a veces se puede tardar un año en llevar a cabo un buen kintsugi .
En primer lugar, se reúnen los añicos del objeto roto, se limpian y se pegan con una laca tradicional y natural procedente del árbol de la laca. El objeto se deja secar y luego se lija. A continuación, se subrayan las fisuras por medio de varias capas sucesivas de laca, que se espolvorean con oro o cualquier otro metal en polvo (plata, bronce, latón, cobre…) que, al mezclarse con la laca todavía húmeda, parece un río de metal. Por último, se pule. Es entonces cuando el objeto revela todo su esplendor.
La leyenda cuenta que el sogún Ashikaga Yoshimasa (1435-1490) siempre utilizaba su cuenco favorito ( chawan ) para la ceremonia del té, hasta que un desdichado día se le rompió. Lo mandó a China, de donde procedía, para que se lo repararan. El resultado, no obstante, le pareció muy decepcionante: tras largos meses, recibió el cuenco lleno de feas grapas metálicas que no solo lo desfiguraban, sino que, además, hacían que perdiera líquido. Entonces encargó a unos artesanos japoneses que encontraran una solución más funcional, pero, sobre todo, más estética. Estaba a punto de nacer el arte del kintsugi …
© Myriam Greff
¡Qué solución tan elegante, creativa y sencilla a la vez! Casi todo el mundo se queda prendado del arte del kintsugi al descubrirlo. Es como una revelación.
Se trata de una técnica muy buscada, pues. Incluso se dice que el arte del kintsugi es tan preciado que algunos estetas llegan a romper a propósito sus jarrones o cuencos para transformarlos… Sin llegar a ese extremo, tú también puedes inspirarte en la filosofía del kintsugi a lo largo de tu proceso de curación, hasta encontrar tu propia unidad y todo tu esplendor. ¡Las experiencias pueden transformarte y fortalecerte, como si fueras un kintsugi viviente!
Pon oro en tu vida, descubre
el espíritu del kintsugi.
«El arte ayuda a vivir.»
Éric-Emmanuel Schmitt
El kintsugi o el arte de sublimar las heridas… El camino del kintsugi puede considerarse una forma de arteterapia, que invita a trascender tus experiencias y a transformar tu plomo en oro. Te recuerda que tus cicatrices, sean visibles o invisibles, son la prueba de que has superado las dificultades. Al materializar tu historia, proclaman: «¡Has sobrevivido!», dándote ánimo.
Todavía más hermoso,
todavía más resistente,
todavía más precioso,
todavía… ¡aquí!
Todos tenemos defectos y heridas. Todos hemos sufrido, todos hemos vivido pruebas difíciles. Mi vida, que me dispongo a compartir con los lectores, está marcada de alegrías y tristezas, accidentes, traumatismos y estallidos de felicidad. Un recorrido vital como cualquier otro, a la vez único y universal… El kintsugi , con su fuerte simbolismo, centrado en la resiliencia y el optimismo, me ha ayudado a cicatrizar, a consolidarme y a recuperar el aliento y el brillo; eso es lo que deseo compartir a través de este libro.
Sea cual sea tu herida, sea física (un accidente de coche, una mastectomía, una enfermedad, una amputación, una minusvalía, la vejez, una quemadura, una agresión…) o emocional (una ruptura amistosa o amorosa, un divorcio, un duelo, una depresión, la pérdida de un trabajo, un abandono, un rumor, una infancia dolorosa…), la energía del kintsugi puede sostenerte y acompañarte durante el proceso de curación. Piensa que la herida es iniciática, desde una perspectiva espiritual, y transfórmala lenta y pacientemente en oro, en un proceso alquímico.
Ese será el comienzo de un nuevo ciclo. Al fin podrás brillar… Sal en busca de ti mismo y de otra idea de la belleza y la perfección. Entra, descubre y experimenta: este libro te invita a conocer este arte ancestral y a conectar con la energía curativa del kintsugi .
Cura (¿o reflexiona sobre?) tus heridas, transforma tus flaquezas en fuerzas, ¡y ríete de los añicos de tu vida!
«Lo que determina el valor de una causa son los métodos empleados.»
Michel Houellebecq
El arte del kintsugi sigue una ceremonia lenta y minuciosa, que requiere paciencia y concentración. Día tras día, semana tras semana, etapa tras etapa, el objeto se limpia, se venda, se cuida y se cura hasta que al fin queda sublimado. A continuación, encontrarás las distintas fases de las que consta el kintsugi tradicional. Tal vez acabes aficionándote. También es la ocasión perfecta para descubrir el placer de los gestos lentos y precisos, que invitan a entregarse con deleite a la plena consciencia del instante presente.
La técnica del kintsugi :
repara paso a paso
primera etapa: rompe
Sufre: un imprevisto, un movimiento en falso o un choque, y se produce una caída…
Acepta: recobra el ánimo y recoge los añicos.
Decide: elige dar una segunda oportunidad y una segunda vida al objeto en lugar de tirarlo.
Elige: estudia las distintas técnicas de reparación que existen y selecciona la que más te convenga: la técnica ilusionista (reparación invisible), la de las grapas (grapas metálicas a lo largo de la fisura) o el kintsugi (junturas doradas).
Imagina: ¡sé creativo y atrévete a pensar de manera diferente!
Visualiza: concéntrate e imagínate el objeto reparado en todo su esplendor.