Les Parrott - Un amor como ese: 5 secretos relacionales dados por Jesús

CONTENIDO

Me siento muy honrado por estar rodeado de gente increíble que han contribuido al mensaje de este libro. En primer lugar, el equipo de Thomas Nelson ha sido de gran apoyo en esta publicación. No puedo expresar suficiente agradecimiento a Brian Hampton, Webster Younce, Joey Paul, Jenny Baumgartner, Brigitta Nortker, Stephanie Tresner y Tiffany Sawyer. Y un agradecimiento especial por mi buen amigo y agente, Sealy Yates, por llevarme a Thomas Nelson (todo lo que dijiste sobre esta relación es cierto).

Keenly Interactive, que incluye a Jason Lehman, Todd Flaming, Jamie Mitchell, Steve Richardson, Melinda Lehman, Becca Holt y Bob Lehman, un equipo muy hábil y apasionado. Ellos han llevado el alcance de este libro a lugares que yo nunca podría. Puede que Steve y Barbara Uhlmann no lo sepan, pero este libro ni siquiera existiría sin su apoyo resuelto.

Lysa TerKeurst, fuiste una guía increíble para nuestra familia cuando fuimos a Jerusalén y sus alrededores para seguir los pasos de Jesús. Revisar contigo el primer borrador de este manuscrito fue verdaderamente ir una milla más. Gracias también a Ron y Katie Robertson y Jim y Joy Zorn. Muchas de las ideas en estas páginas fueron exploradas con ustedes mientras navegábamos a través de islas San Juan juntos. Nuestras conversaciones nocturnas y su firme amistad son una inspiración para mí.

También estoy profundamente agradecido a Brian Mosley y a su equipo de RightNow. Hemos recorrido un largo camino juntos y siempre es un genuino placer. Ashton Owens es el diseñador gráfico a quien siempre acudo, que me ayuda de innumerables maneras con su encantadora personalidad y su pericia increíble. Ranjy Thomas, no sé cómo podría tener una persona alentadora más fuerte y más entusiasta que tú.

Mi equipo de Loveology es simplemente increíble. Un sincero agradecimiento a Ryan Farmer, Halie Simonds, Darin Ault, David Kinney, Jenee Crowther y Michael Gibson. Lo mismo es cierto de mi 5% Club —ustedes saben quiénes son.

Finalmente, quiero agradecer una vez más a Leslie y a nuestros hijos por todas las horas indescriptibles que sacrificamos mientras escribía «hasta la madrugada». No sé cómo un escritor, un esposo o un padre podría pedir más. A todos de ustedes, gracias infinitas veces.

No amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo.

—Jesús

Seguro que habrás oído esa canción infantil que habla de cinco ranas sentadas en un tronco. Cuatro deciden marcharse de un salto. ¿Cuántas quedan? Una, dirás. Pero la respuesta es cinco. ¿Cómo es eso? Porque existe una diferencia entre decidir y hacer. Una cosa es tener la motivación para actuar y otra cultivar la disciplina para hacerlo de verdad. En otras palabras, el verdadero asunto es transformar la idea de amar como Jesús en algo más que una decisión. Ese es el comienzo. Pero la clave está en hacer de ello un hábito.

Dicho de una forma más precisa, se trata de convertir las cinco cualidades del amor que he apuntado en este libro —ser consciente, ser accesible, ser lleno de gracia, ser atrevido y ser generoso— en una forma de vida. Y eso se consigue cultivando lo que los expertos llaman hábitos clave. ¿Qué es eso? Consiste en desarrollar un hábito que es tan importante que da lugar a un efecto en cadena que produce una serie de efectos positivos en tu vida. Un hábito clave llega formando un efecto de goteo. Las cosas buenas suceden como resultado de fomentar ese hábito clave.

«Somos lo que hacemos una y otra vez», dijo Aristóteles. Y los psicólogos sociales actuales no podrían estar más de acuerdo. La vida hoy en día consiste, fundamentalmente, en la suma de tus hábitos, para bien y para mal. ¿Cómo es tu estado de forma? Un resultado de tus hábitos. ¿Tienes unas finanzas saludables? Un resultado de tus hábitos. ¿Eres una persona productiva o improductiva? Otro resultado de tus hábitos. Expertos de la Universidad de Duke llegaron a la conclusión de que más del cuarenta por ciento de nuestros actos diarios no son decisiones reales. Son hábitos.

Lo que haces una y otra vez, día tras día, da forma a la persona que eres, especialmente en lo que se refiere a amar a los demás al más alto nivel. De este modo, y ahora que ya has leído el libro, puedes considerar este apéndice un plan de acción que te ayude a incorporar los principios estudiados. Cuando lo unimos a las lecciones más en profundidad que representa cada capítulo del libro, este apéndice se convierte en una guía práctica para pasar al siguiente nivel.

El camino de la mínima resistencia

Me crie en Boston, un lugar en el que la planificación urbana gravita en torno a los pensamientos de una vaca del siglo XVII. Literalmente. Las carreteras de la ciudad se formaron siguiendo los caminos de vacas que se formaron en 1600. Observando la topografía comprobamos que las vacas iban siempre por donde más fácil les resultaba moverse, por ejemplo, con la menor inclinación. Cuantas más vacas pasaban por una determinada zona, más definido quedaba el camino. Y al final estos caminos se convirtieron en las carreteras que zigzaguean a lo largo de toda la ciudad actual.

¿Cómo pudo ser? Porque, a menos que intervengas deliberadamente, la energía va por donde más fácil le resulta moverse. Y esto es así con las vacas y con todo en la naturaleza, ya sea el agua, el viento, las corrientes eléctricas, los animales o los seres humanos. Naturalmente, nosotros avanzamos por el camino que menos resistencia ofrezca. Es algo instintivo. Es una ley. Como esta otra: Con un poco de intención y algo de disciplina, cada uno puede reconfigurar el camino que menos resistencia le ofrezca, creando un hábito nuevo de comportamiento hasta que se convierta en algo automático. Puedes cambiar un viejo hábito o crear uno nuevo.

Eso es lo que hizo Tony Dungy. Como entrenador de fútbol profesional, Tony quería que sus jugadores dejaran de tomar tantas decisiones en un partido para que pasaran a reaccionar de forma automática. Sabía que su equipo ganaría si lograba inculcar a sus jugadores los hábitos adecuados. «Los campeones no hacen cosas extraordinarias. Siguen los hábitos aprendidos», explicaba.

Pero Tony tenía un problema. Cada vez que lo entrevistaban para un puesto de entrenador de la NFL, su filosofía se venía abajo. Los dueños de los equipos no se lo creían. O no lo hicieron hasta que, en 1996, un equipo malísimo como el de los Tampa Bay Buccaneers lo llamó para ofrecerle el puesto de primer entrenador. Tony Dungy decidió poner en práctica su estrategia de inmediato. No se concentró en seguir un elaborado plan de juego o en hacer que sus jugadores memorizasen cientos de formaciones. Él quería eliminar la toma de decisiones por parte de sus jugadores durante el partido. Sencillamente, hizo que aprendieran una serie de movimientos clave hasta que se convirtieron en algo natural para ellos. Trabajó personalmente con cada jugador para que comprendiera las señales visuales que desencadenarían hábitos. Si el guardia ofensivo se salía de la formación o el pie del corredor indicaba un pase, sus jugadores no tendrían que pensar cómo actuar. Su respuesta sería resultado del hábito, algo natural. Dungy tardó casi un año en que estos hábitos se afianzaran. Pero cuando lo consiguió, el resultado fue impresionante.

El sistema de Dungy para crear pensamientos automáticos consiguió que los Bucs se convirtiera en uno de los equipos de más éxito de la liga de fútbol. Se convirtió en el único entrenador de la NFL de la historia en llegar a los