A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
A mis queridos Ardenia, Gregorio y Maurizio.
Se agradece a los técnicos deAIPOL(Associazione Interprovinciale Produttori Olivicoli Lombardi)la cesión de las fotografías y los valiosos consejos facilitados.
Asimismo, el editor agradece a las empresas Aceites La Masía S.A. y Aceites Borges Pont S.A.las fotografías facilitadas para la edición española.
Traducción de M.ªJesús Fenero Lasierra.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.
Fotografías del interior deAIPOL-Villa, salvo donde se indica otra procedencia.
Dibujos de Michela Ameli.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2019
© [2019] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-64461-849-3
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Pierluigi Villa
EL CULTIVO
DEL OLIVO
Índice
INTRODUCCIÓN
Desde la Antigüedad, el olivo ha tenido una gran importancia en los pueblos mediterráneos, que lo consideraban sagrado.
El aceite extraído de sus frutos se utilizaba no sólo como alimento sino también con fines religiosos, medicinales, como combustible y como cosmético. El olivo y el aceite aparecen citados en textos muy antiguos, lo que da idea de la estrecha relación que existía entre su cultivo y uso, y el nacimiento y desarrollo de civilizaciones enteras. El olivo, árbol perenne caracterizado por una gran rusticidad, se adapta a numerosos ambientes, siempre que el clima sea moderado, y consigue vivir durante muchísimos años, como lo atestiguan los ejemplares seculares del huerto de Getsemaní en Jerusalén o el olivo de Platón en Atenas. La copa plateada y el tronco retorcido del olivo hacen que aumente día a día su presencia en los jardines por sus posibilidades ornamentales.
Fotografía de archivo DVE
Sin embargo, la importancia fundamental del olivo y su reciente difusión, tras décadas en las que la superficie de olivos cultivada se había reducido, se deben al descubrimiento de los beneficios de su aceite, que forma parte y caracteriza a la denominada «dieta mediterránea». Además de su innegable valor nutricional, el aceite de oliva posee un porcentaje equilibrado de componentes saludables, lo que facilita su digestión, retrasa el envejecimiento celular y la formación de colesterol, al mismo tiempo que estimula el desarrollo cerebral. Su «punto de humo» (la temperatura en que sus moléculas se degradan y producen sustancias perjudiciales) es particularmente alto, por lo que el aceite de oliva es uno de los más indicados para cocinar. Pero, y parece casi innecesario recordarlo, toda su armonía de sabor y aroma, su personalidad y carácter, se despliegan sólo en crudo, de modo que parece limitado hablar genéricamente de aceite cuando se debería tener siempre en cuenta la variedad de tipos.
Este libro proporciona todas las indicaciones necesarias para la elección de las variedades más interesantes y para su correcto cultivo, teniendo en cuenta los diversos métodos de reproducción y la importancia de las técnicas de poda. También se explican las enfermedades y parásitos que afectan a este árbol y que, si no se vigilan, pueden poner en peligro la cosecha. Asimismo, se describen las operaciones relativas a la recolección y conservación de las aceitunas hasta su transformación en aceite, las principales normas sobre su producción y los consejos para la correcta degustación y elección, en aquellos casos en que no se pueda producir el propio. Por último, se incluyen algunas recetas donde el aceite y las aceitunas son ingredientes fundamentales.
UN POCO DE HISTORIA
El olivo, como otras muchas plantas naturalizadas en la cuenca mediterránea (donde ha encontrado su hábitat ideal), es originario del área caucásica; en esta zona, su cultivo se remonta a hace 6.000-7.000 años, y de ahí se difundió a las costas de Siria, Palestina y Egipto para, posteriormente, entre los siglos IX y VIII a. de C., llegar a Grecia gracias a los mercaderes fenicios, donde pasó a ser uno de los pilares de la civilización helénica y mediterránea.
En el periodo del Imperio romano, el cultivo del olivo se extendió enormemente por toda la cuenca mediterránea gracias a una extensa red de transformación, almacenaje y transporte. El aceite de oliva se convirtió, de este modo, en un producto de primer orden en los intercambios comerciales de la época. Para ello, una flota naval aseguraba el transporte por todo el Mediterráneo y los intercambios estaban regulados por una especie de bolsa denominada arca olearia.
Fotografía de A. Lorgnier/Diaporama
Por otra parte, su enorme difusión llevó al establecimiento de técnicas de cultivo cada vez más perfeccionadas.
La primera clasificación de las variedades y de los, ya por entonces, numerosos tipos de aceitunas comercializadas se remonta al periodo romano.
Con la caída del Imperio, también la olivicultura sufrió un revés que se acentuó notablemente en la Edad Media, hasta el punto de provocar prácticamente la desaparición de este cultivo.
La llegada del Renacimiento supuso una lenta, pero constante, recuperación del consumo de aceite y, por consiguiente, del cultivo del olivo en el Mediterráneo y una nueva expansión por el resto del mundo, tras el descubrimiento de nuevas tierras por los conquistadores europeos.
Actualmente, el olivo ha superado los límites mediterráneos para alcanzar el resto de continentes, excepto la Antártida. Hay olivares en Sudáfrica, China, Vietnam, en el sur de Oceanía, en toda América…, y la producción total de aceite en el planeta está en constante crecimiento desde principios del siglo XX . España es el mayor productor mundial de aceitunas junto a Italia, y les siguen Grecia y otros países como Turquía, Túnez y Marruecos.
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