Sintonía con el Ser
Primera edición: 2019
ISBN: 9788417505424
ISBN eBook: 9788417505967
© del texto:
Pietro Grieco
www.pietrogrieco.net
© diseño de cubierta:
Blanca M. Tidone
© de esta edición:
, 2019
www.caligramaeditorial.com
info@caligramaeditorial.com
Impreso en España – Printed in Spain
Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright . Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
A todos los que desean una vida digna de s er vivida.
Pie tro Grieco
In troducción
al pres ente volumen
Basado en una revisión de Sintonías con el Espí ritu , este texto contiene cien temas o miniensayos de espiritualidad. El orden trata de responder a preguntas: ¿Qué me sucede? ¿Quién soy yo? O ¿por qué me pasa esto? ¿Justo a mí?, ¿qué hice de malo? Si somos honestos, debemos admitir que « nos pasa lo que nos pasa, porque pensamos como pensamos y actuamos como actuamos. El resto lo hace la circunstancia».
Por lo tanto, lo que nos pasa es nuestra responsabilidad. Incluso la circunstancia en que nos hallamos, porque consciente o inconscientemente nos hemos metido en ella —como resultado de nuestra estructura de pensamiento y de las actitudes diarias—.
La mente, como el estómago, realiza procesos: el estómago procesa comida y bebida, la mente procesa pensamientos y sentimientos. Así pues, reconocer con qué pensamientos y sentimientos estamos alimentando la mente, cuáles son las imágenes, palabras e ideas con las que la ocupamos, y si se ha embriagado con un exceso de deseos, es nuestra responsabilidad básica. Las respuestas pueden conducirnos a una limpieza mental o a un cambio en la dieta de pensamientos, imágenes, sentimientos y deseos. El primer paso es trascender la mente y volver a un estado de conciencia de calma y sanidad para funcionar eficiente y armoniosamente.
Si un reloj va con atraso o con adelanto, nos damos cuenta semanas después, cuando la diferencia se ha ido acumulando y no se la puede ignorar. Lo mismo sucede con otros aspectos de nuestras vidas: actividades, enojos, actitudes, reacciones, comida o los abusos del cuerpo. Los relojes o los instrumentos musicales pueden sintonizarse con un elemento estándar que los afina y les devuelve el funcionamiento armonioso. Nuestro instrumento central —la mente—, dado que es tan sensible, se ve continuamente afectado por causas externas e internas que le producen pequeños desajustes que trastocan, deterioran y enferman. Por este motivo, requiere una afinación constante, requiere sintonizar la nota tónica del Espíritu.
La mente como sexto sentido, coordinando y controlando los otros cinco, puede ser tan omnipotente que nos puede hacer perder nuestra conciencia, la conciencia de nuestro ser esencial. De ahí el énfasis en estar centrados, sintonizar diariamente la nota tónica y mantenernos en armonía con nuestro Ser Superior. Desde ese estado de calma, la conciencia puede ordenar a la mente en qué pensar y analizar si la vida individual debe continuar como está o si requiere cambios.
Filosofar es relevante, pero la necesidad de respuesta ante una angustia existencial debe ser inmediata y urgente. La espiritualidad —a costa de cometer errores y, a diferencia de la filosofía, que puede especular— nos debe proporcionar explicaciones para seguir respirando, viviendo, andando. Como ejemplificó Buda, si alguien es herido con una flecha envenenada, no puede comenzar a filosofar de dónde proviene, con qué madera fue fabricada, de qué bosque era el árbol, cómo fue hecha la punta, si el arquero era masculino o femenino, etc., pues cuando termine de averiguarlo puede estar muerto.
La ciencia y la filosofía utilizan como método cognitivo la razón y la lógica para el análisis de hipótesis, así como la investigación y especulación sobre aspectos objetivos o metafísicos. La espiritualidad, en cambio, se concentra en aspectos subjetivos y, sin renunciar a la razón, se nutre de la contemplación, la intuición, la meditación, los estados místicos, la experiencia directa de la verdad, la revelación, los sueños, los picos creativos y los sentimientos. Todo para purificar, aliviar el sufrimiento, dar paz, restablecer la armonía, elevar al ser.
Este texto pretende liberar y sugiere algunas prácticas reconocidas. La espiritualidad parte de la conciencia —la base o fundamento del ser—, el puro espíritu en unidad con el Todo, como origen o principio. Este enfoque permite transformar, reorientar, armonizar y potenciar la energía de la existencia para lograr una vida digna de ser vivida con salud, alegría y felicidad. Una vida admirable.
Finalmente, este mensaje comparte, pero no impone un camino.
Cada individuo es su propio camino.
Menaggio (Como) 2018
Int roducción
a la espi ritualidad
Hay personas que necesitan de la religión y otras que no. La gran mayoría de los individuos pasa por etapas de interés, desinterés o necesidad respecto de esta. Millones en el mundo necesitan de su «dios» para vivir. En cambio, ciertos individuos no desean saber nada relacionado con la religión o el término «Dios». Lo que ningún viviente puede hacer es negar su propio ser, cualquiera sea la forma en que lo entienda. Hay un consenso general de que, conscientes o no, religiosos, ateos, agnósticos o librepensadores, todos somos en esencia espirituales.
Cuando se habla de espiritualidad, hay que separarla de la religión, de la psicología, la antropología y el arte. Sin duda, existe una interconexión entre estos temas, mas en este volumen la espiritualidad se considera un área de conocimiento, estudio y utilización independiente de los demás. Si bien hay quienes consideran la religión como la fuente de su espiritualidad, hay gente que encuentra espiritualidad en la música, el deporte, la ciencia, la lectura o —como H. D. Thoreau— la naturaleza. Recordemos que las religiones tuvieron su origen en un hecho espiritual o una sucesión de estos. Y alrededor de esos hechos espirituales, con el tiempo, se realizaron actos recordativos, rituales, textos y actitudes hasta formar organizaciones con estructuras financieras y de gobierno para su perduración y expansión. Por ello, es necesario dejar en claro que las citas de otros textos se realizan por su valor conceptual o metafórico, nunca por su valor de «sagrados» o «profanos».
La religión siempre origina estructuras jerárquicas de poder —con uno o varios textos—, una doctrina —a veces un dogma—, fe en ciertos conceptos o principios indiscutibles, rituales, ceremonias, enseñanzas, una organización social que ofrece pertenencia, cantos y música, templos y construcciones especiales, etc. Todo ello demanda recursos de todo tipo: económicos, financieros o laborales. La espiritualidad no necesita nada de eso. Su práctica es gratuita, puede hacerse en cualquier momento o lugar, incluso en el espacio exterior. Sí demanda un mayor compromiso hacia uno mismo.
La espiritualidad comprende la relación del individuo con su propio ser interior y con el mundo. Si bien hay una comprensión proveniente de lecturas, una gran fuente de conocimientos deriva de experiencias íntimas con lo trascendente. Dado el elevado componente de experiencias propias y su significado, la definición de lo que constituye la espiritualidad siempre tendrá algún aspecto no compartido por todos. Por ejemplo, John Dalton dice: «La espiritualidad […] es primariamente una cuestión de búsqueda e introspección personal acerca del significado y propósito último de la vida».