Edición original alemana:
Das Geheimnis jenseits aller Wege.
Was uns eint, was uns trennt
© 2013 by Vier-Türme GmbH, Verlag
Münsterchwarzach
Traducción española:
Rafael Fernández de Maruri
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2015
Henao, 6 - 48009 Bilbao
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ISBN: 978-84-330-3776-3
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prólogo
Que dos de los autores espirituales más influyentes en lengua alemana se hayan aventurado a entablar a plena luz un diálogo sobre las grandes cuestiones de la fe, es cosa que está muy lejos de ser habitual. Este libro es el documento de un encuentro cara a cara, como prevé el proceso de diálogo alentado por la conferencia episcopal alemana, y en él han dejado su impronta las experiencias de ambos autores, sus respectivas convicciones, maduradas a lo largo de toda una vida, y el enorme respeto que cada uno de ellos profesa al itinerario seguido en la vida y en la fe por el otro. Que a los dos autores de este libro sea aquí posible leerlos en su “tono original”, es decir, que en los textos de ambos pueda apreciarse la huella característica de su propio estilo como pensadores y escritores, contribuye a enriquecer aún más el diálogo que mantienen entre ellos.
Todo esto fue hecho posible por la coincidencia de numerosos factores. Para empezar, al padre Willigis Jäger y al padre Anselm Grün no solamente les une el hecho de ser colegas, sino también el de compartir una historia en común. Se conocen prácticamente de toda la vida, desde su primer encuentro como profesor y alumno hasta sus años de convivencia como monjes en la comunidad benedictina de la abadía de Münsterschwarzach. Juntos, pues, han recorrido tramos muy amplios de su camino en la fe. El padre Anselm ha mantenido hasta el día de hoy firmes raíces en la congregación monástica de la abadía recién citada, donde desempeña labores de sacerdote, director espiritual, director de cursos y mayordomo, ocupándose en este último caso de dirigir los asuntos económicos de la comunidad. Al padre Willigis su camino lo condujo más allá del estricto círculo del monasterio. La Congregación romana para la doctrina de la fe, la abadía y el obispado idearon hace ya más de diez años una solución conjunta, que permitió que el padre Willigis, pese a su situación de excedencia y a su nueva esfera de actividades en el “Centro de caminos espirituales” de la Benediktushof, pudiera seguir siendo miembro de la comunidad abacial.
Yo mismo fui testigo presencial y parte interesada del proceso, por ocupar por entonces en Würzburg el cargo de director de asuntos domésticos en la Haus S. Benedikt. Los conflictos que se produjeron fueron causa para mí de un hondo pesar, por el que me sentí movido a tratar de encontrar alguna posibilidad de entendimiento con el fin de evitar una ruptura. Por desgracia, aquélla ya no era posible en los términos que todos hubiésemos deseado, llegándose así a una dolorosa separación.
Desde entonces, sin embargo, he venido manteniendo hasta el día hoy un contacto personal con el padre Willigis con el conocimiento y la aprobación de Fidelis Ruppert, el que fuera abad durante esos años, y de su sucesor en el cargo, el padre Michael Reepen. Entre todos hemos hecho sin cesar un esfuerzo por mantener viva la base común y cultivarla. Por decirlo en otros términos, más breves y sencillos: aunque las posturas del padre Willigis sean en puntos centrales incompatibles con la tradición de la Iglesia, se ha mantenido un diálogo. Con la palabra “diálogo” no sólo quiero dar a entender que los implicados hayamos seguido hablando entre nosotros, sino que, al hacerlo, todos hemos hecho un esfuerzo sincero por profundizar en nuestra fe. Debido a ello, este libro es también en un testimonio de la amplitud y franqueza de ese diálogo intracomunitario, al que en ningún momento se ha puesto fin por desafiante y dolorosa que haya sido la situación.
Lo que realmente ha hecho posible este libro ha sido, sin embargo, la cuidadosa labor de su editor, Winfried Nonhoff, el cual no sólo conoce bien a ambos autores desde hace años, sino que ha sabido también mantener abiertos los cauces del diálogo en todo momento. Él ha sido quien se ha ocupado de definir las bases del libro en múltiples reuniones con los autores y quien ha hecho un escrupuloso seguimiento del mismo hasta su publicación.
En la Vier-Türme-Verlag, editorial que vengo dirigiendo desde hace algunos años, enseguida nos dimos cuenta de lo importante que era reunir como autores a los padres Willigis y Anselm. Se trataba de poner a disposición del público preguntas y definiciones de posturas, del intento por posibilitar que puntos de arribada distintos pudieran ser comparados entre ellos en un plano argumentativo.
Este libro tendrá a buen seguro sus lectores y lectoras. Tanto el padre Willigis como el padre Anselm vienen siendo desde hace tiempo acompañantes espirituales de un gran número de personas. El diálogo entre estos dos hombres sobre las grandes cuestiones de la vida y de la fe enriquecerá e impulsará a hacerse nuevas preguntas a muchas personas. Como director de la editorial supone para mí una alegría prologar este libro. Espero y deseo que el volumen que aquí presentamos inspire la continuación de este diálogo en otros muchos lugares.
Br. Linus eibicht osb
introducción:
el misterio permanece
Winfried Nonhoff
Un recuerdo
Me hallo en los acantilados del norte de Tenerife. Oscuros peñascos volcánicos procedentes de una era inmemorial se elevan varios cientos de metros por encima del océano. Recio oleaje se abate sobre las caprichosas formas de la pared rocosa. El aire está traspasado de espuma. El horizonte avanza y retrocede. Es el Atlántico que canta con voz grave: siglos, milenios, millones de años. Las olas rugen al embestir una y otra vez con fuerza contra la roca, sin dejar nunca de retornar a la inmensidad inagotable y en perpetuo movimiento del océano. Mi mirada persigue aquí y allá una cresta de espuma, alcanzando a fijarla en mi retina por unos instantes, pero luego ella vuelve enseguida a desmoronarse, invisible, sobre la superficie inmensa y viva de las aguas embravecidas...
Permanezco allí fascinado. Durante horas me dejo acunar por las aguas turbulentas. Percibo en mi propio cuerpo el afán con que el elemento originario trata de poseerme. Hasta que…, bueno, hasta que finalmente me siento desbordado. La fascinación puede convertirse súbitamente en preocupación por la propia situación, en miedo a esa marea elemental, en nostalgia de un lugar menos áspero y más seguro, en anhelo de tierra firme.
A unos pocos kilómetros de la costa una localidad pequeña con una encorvada capilla de cal blanca, el que fuera un día el centro de un antiguo pueblecito de pescadores. No hay nadie. La puerta está abierta: madera oscura, dorado mate de la pared del altar, la mano salvadora de la Virgen sobre embarcaciones que desafían al océano. Es bueno estar aquí, es bueno haber estado al borde del mar: enfrentarse a la infinitud del elemento vivo y sentir aquí y allá el amparo de las cosas pequeñas, la imagen protectora, la cómoda cercanía de una narración. Ambas cosas me parecen esenciales. Tal vez lo repita pronto: la ola en embate perpetuo, y luego el asidero de la construcción humana concreta que me protege.