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André Comte-Sponville - El amor, la soledad

Aquí puedes leer online André Comte-Sponville - El amor, la soledad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2000, Editor: ePubLibre, Género: Religión. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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André Comte-Sponville El amor, la soledad

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ANDRÉ COMTE-SPONVILLE París Francia 1952 Filósofo materialista - photo 1

ANDRÉ COMTE-SPONVILLE (París, Francia, 1952). Filósofo materialista, racionalista y humanista, uno de los filósofos franceses más brillantes y apreciados tanto dentro como fuera de su país. Se inició en la escritura en 1984, al tiempo que colaboraba en diversos periódicos. Antiguo alumno de la Escuela Normal Superior de París (donde fue alumno y amigo de Louis Althusser), André Comte-Sponville fue durante mucho tiempo conferenciante de la Universidad de la Sorbona, de la cual dimitió en 1998 para dedicarse exclusivamente a la escritura y a otras conferencias ajenas a la universidad.

Es miembro del Comité Consultivo Nacional de Ética y Doctor Honoris Causa por la Universidad de Mons-Hainaut.

Sus filósofos de influencia son Epicuro, los estoicos, Montaigne y Spinoza. Entre los contemporáneos, está próximo sobre todo a Claude Lévi-Strauss, Marcel Conche y Clément Rosset.

Es autor de más de una decena de libros: Tratado de la desesperanza y la felicidad (1984); El amor, la soledad (1992); Pequeño tratado de las grandes virtudes (1995); Impromptus (1996); La sabiduría de los modernos (1999); La felicidad, desesperadamente (2000); Invitación a la filosofía (2000); Diccionario filosófico (2001); El capitalismo, ¿es moral? (2004); La filosofía. Qué es y cómo se practica (2005); El alma del ateísmo, (2006); El placer de vivir (2010); Ni el sexo ni la muerte (2012); Esta cosa tierna que es la vida (2015).

André Comte-Sponville 2000 Título original Lamour la solitude Traductor - photo 2

André Comte-Sponville, 2000

Título original: L’amour, la solitude

Traductor: Godofredo González

Cubierta: Mario Eskenazi

Editor digital: Rob_Cole

Primer editor: Cervera (r1.0 a 1.2)

ePub base r1.2

Notas 1 Esta frase entrecomillada alude claramente al nombre de la efímera - photo 3

Notas

[1] Esta frase entrecomillada alude claramente al nombre de la efímera editorial (Paroles d’Aube) que publicó por primera vez este libro. (N. del T.)

[2] HLM [Habitations á loyer moderé] en el original. (N. del T.)

[3] Neologismo equivalente a lo que podríamos llamar «índice de audiencia» o «cuota de pantalla». (N. del T.)

El amor y la soledad van siempre juntos: no son dos contrarios, sino dos reflejos de una misma luz, que es la vida. Sin esta luz no valdría la pena dedicar a la filosofía ni una sola hora. Ésta es la tesis del presente libro, que no es simplemente un libro de filosofía, sino más bien el libro de un filósofo sobre lo que la filosofía y la vida le han enseñado, sobre lo que él ha aprendido… Es todo lo contrario de un sistema o de un tratado, sin llegar a ser un ensayo. Son entrevistas, lo que Montaigne hubiera llamado conferencias («El más fecundo y natural ejercicio de nuestro espíritu, a mi parecer, es la conferencia», decía), o dicho de otro modo, conversaciones. ¿Un arte menor? Sin duda alguna, pero eso forma parte de su encanto. Aquí la verdad importa más que la belleza, el placer más que el trabajo, la vida más que la obra.

André Comte-Sponville El amor la soledad Entrevistas con Patrick Vighetti - photo 4

André Comte-Sponville

El amor, la soledad

Entrevistas con Patrick Vighetti, Judith Brouste y Charles Juliet

ePub r1.3

Rob_Cole 14.05.2018

Prefacio

Este libro se publicó por vez primera en 1992, en las ediciones Paroles d’Aube, recién nacidas por entonces y cuya vida habría de limitarse a unos pocos años. Eso hizo que fuera muy difícil encontrarlo, lo que justifica esta nueva edición, revisada y aumentada. Se mantiene fiel a la antigua, pero la completa o la esclarece en cierto número de puntos y constituye la edición definitiva.

El volumen, en su primera edición, se hallaba en una colección dedicada por entero a las entrevistas: un escritor —de ordinario un poeta— respondía a las preguntas de algunos de sus lectores o amigos. ¿Por qué acepté yo participar en esa aventura? En primer lugar, por simpatía hacia quienes la habían emprendido y pedían mi colaboración. Después, porque me gustan las entrevistas, por ese juego, imprevisible y estimulante a la vez, de preguntas y de respuestas. En fin, porque era una oportunidad de escribir de otra forma y para otro público. La idea era hacer un libro que no fuera simplemente un libro de filosofía, sino más bien el libro de un filósofo sobre lo que la filosofía y la vida le habían enseñado, sobre lo que él había aprendido… Me llenaba de ilusión dirigirme a un público como se dirige uno a un amigo, sin precauciones, sin elaboración posterior, sin erudición, sin máscara: sólo algunas ideas recién nacidas, o renacidas, sólo unos recuerdos, como las huellas de un itinerario, entre confidencia y reflexión, entre pensamiento y relato… «Yo no enseño, yo cuento», decía Montaigne. Ese es un ejemplo que yo he querido seguir, pero de lejos. Este librito es todo lo contrario de un sistema o de un tratado, sin llegar a ser un ensayo. Son entrevistas, lo que Montaigne hubiera llamado conferencias («El más fecundo y natural ejercicio de nuestro espíritu, a mi parecer, es la conferencia»), o dicho de otro modo, conversaciones. ¿Un arte menor? Sin duda alguna, pero eso forma parte de su encanto. Aquí la verdad importa más que la belleza, el placer más que el trabajo, la vida más que la obra.

¿Qué camino seguir? Lo más sencillo hubiera sido pasar por la palabra, grabar nuestras conversaciones, transcribirlas, corregirlas… Pero ése es un trabajo ingrato y casi siempre decepcionante. Yo opté por lo contrario: comenzar por la escritura y, mediante ella, en ella, tratar de hallar algo propio de la palabra, de su espontaneidad, de su fragilidad, de su liviandad, de su libertad…, a lo que mis interlocutores no tuvieron dificultad en adaptarse. Sus preguntas me llegaban por correo; yo respondía a vuelta de correo, escribiendo en lo posible a vuelapluma, sin un plan preconcebido, sin preparación, sin cotejar mis referencias y mis citas, casi sin retoques. La improvisación formaba parte del juego, tanto más imprevisible cuanto que era una improvisación a varias bandas. Era una especie de correspondencia o de diálogo epistolar, como los que me gusta leer, y me ilusionó, esta vez como autor, aventurarme por ese camino. Eso tenía sus peligros. Así es como, citando de memoria, atribuí a Pavese una idea que nunca he podido hallar en él y que pertenecía probablemente a Adorno, cosa que no pude comprobar hasta mucho más tarde. Había leído los Mínima moralia de este último muchos años antes, casi a la vez que el Journal de Pavese, y esos dos recuerdos habían terminado por entremezclarse con el tiempo… Naturalmente, aprovecho esta edición tanto para corregir el error como para retocar o explicitar algunas ideas que, tras su lectura, me parecía que lo requerían. Pero no he querido ni escribirlo todo de nuevo ni cambiar lo esencial: este libro me satisface —y ojalá satisfaga también a los lectores— tal como está, frágil e imperfecto. Esta fragilidad forma parte de la vida. ¿Por qué no habría de ocupar su lugar también en los libros?

No me queda más que agradecer a Judith Brouste, a Charles Juliet y a Patrick Vighetti el que aceptaran acompañarme en este paseo. Este libro les debe mucho, y quizá más de lo que parece. Sin ellos hubiera sido muy distinto, o incluso ni siquiera habría existido.

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