Anita Moorjani - Morir para ser yo

Para mí ésta es posiblemente la parte más importante del libro. Aquí es donde puedo expresar mi gratitud a todos los que, de una forma u otra, son parte integral de esta obra. Algunos han estado directamente implicados en su realización y otros lo han estado indirectamente, pero todos han desempeñado un papel importante en mi viaje de allí a aquí.

Gracias al doctor Wayne W. Dyer. ¿Qué puedo decir? Tu generosidad de espíritu sigue dejándome sin palabras (y eso no me ocurre a menudo). Sé que el universo conspiró para unirnos (incluso antes de que fuéramos conscientes de ello) en el momento perfecto. Eres una parte intrínseca de este viaje y no podría haberlo logrado sin ti. Tu amabilidad y tus consejos a lo largo de todo el camino han significado mucho para mí, y a nadie le sorprende que el mundo se sienta inspirado por ti. Gracias, gracias, gracias desde el fondo de mi corazón por abrirme la puerta a compartir mi historia con el mundo y por hacer mi vida tan mágica. Pero sobre todo, gracias por ser tú. Te quiero mucho.

A mi mejor amigo y hermano del alma, Rio Cruz. Todas las palabras de gratitud que pueda decir suenan tópicas y no son ni remotamente suficientes para trasmitir lo que siento por nuestra amistad. Durante estos años has sido una influencia integral en mi vida, ayudándome mientras intentaba encajar en este mundo que no estaba listo para oír lo que yo tenía para compartir. Tu vasto conocimiento sobre las ECM me ha supuesto un gran consuelo y un apoyo constante cuando los demás se cuestionaban mi cordura. No hay palabras para agradecerte lo bastante todo eso. Eres mi mejor amigo y creíste desde el principio que tenía que compartir mi historia con el mundo. Gracias por darme los empujoncitos que he ido necesitando durante el viaje que ha supuesto este libro y por animarme hasta que por fin conseguí llevarlo a buen término. ¡Te quiero mucho, amigo!

Gracias a Mira Kelley. ¡Eres un alma muy hermosa! Muchas gracias por haber sido parte de las sincronicidades que hicieron falta para llamar la atención del doctor Dyer sobre mi historia. Tus acciones fueron las que llevaron la teoría a la práctica, y éste es el resultado. ¡Te quiero!

Gracias a Jessica Kelley, mi editora. Muchísimas gracias por ayudarme a dar vida a mi historia en estas páginas. Te estoy muy agradecida por tu paciencia y por ser siempre tan rápida en la comprensión de lo que estoy intentando decir. Ha sido un placer trabajar contigo. ¡Gracias!

Gracias a Reid Tracy, Shannon Littrell y a todos los de Hay House. Gracias por vuestro apoyo. Estoy encantada de ser parte de la familia de Hay House.

Gracias al doctor Jeffrey Long, creador de la Fundación para la Investigación de las Experiencias Cercanas a la Muerte (NDERF). Gracias por reconocer la importancia de mi mensaje, por colgar mi experiencia en el sitio web de la Fundación y por llamar la atención del mundo sobre ella.

Gracias al doctor Peter Ko. Le estoy muy agradecida por interesarse en mi caso y por venir hasta Hong Kong para conocerme y estudiar mis informes médicos. Gracias por su perseverancia y por su análisis detectivesco de mi enorme pila de informes y archivos.

Gracias al doctor Brian Walker, nuestro médico de cabecera y amigo. Sé que te di un buen susto. Gracias por no rendirte conmigo y por estar ahí para todos nosotros durante aquellos días difíciles.

Gracias al maravilloso equipo de médicos y al personal sanitario del Hong Kong Sanatorium, que me atendió durante las horas más oscuras. Gracias por permitir al universo hacer su trabajo a través de vuestras manos.

Gracias a la hermosa familia de la NDERF. Habéis sido mi comunidad, mi familia y mis amigos durante los últimos cinco años. Gracias a Dave Thaler, Lucas Tailor, Mark Sweeney, Alison Bruer, Bailey Struss, Cloe Solis, Dave Maswarey, Don O’Connor, Wayne Hart, Carla Dobel y Lorraine. No habría podido sobrevivir a este viaje sin todos vosotros, porque me habéis acogido en una comunidad a la que siento que pertenezco y me habéis regalado muchas risas durante el camino. Os adoro a todos.

Y finalmente, gracias a mi maravillosa familia: a mi hermano Anoop, que es una de las personas más importantes de mi vida, y a su familia, Mona y Shahn. Y gracias también a mi querida madre, cuyo amor por mí siempre ha sido inquebrantable e incondicional. Te quiero mucho, querida mamá, y siento haberte hecho pasar por tanto dolor. Y por último, pero no por ello menos importante, gracias a mi amado esposo. Me siento bendecida por tenerte en mi vida y sé que siempre has sabido cuánto te quiero. Amo lo que tenemos con todo mi corazón, y espero que estemos juntos el resto de nuestras vidas. Te quiero, cariño.

ANITA MOORJANI nació en Singapur, hija de padres indios. Se mudó a Hong Kong cuando tenía dos años y desde entonces ha vivido toda su vida allí. Anita estuvo trabajando en el mundo empresarial durante muchos años hasta que le diagnosticaron un cáncer en abril de 2002. Su fascinante y conmovedora experiencia cercana a la muerte que sucedió a principios de 2006 cambió radicalmente su perspectiva sobre la vida, y ahora su trabajo se centra en la comprensión y la transmisión de lo que aprendió mientras estaba en el otro ámbito. Como resultado de su experiencia cercana a la muerte, Anita recibe invitaciones de todo el mundo para impartir conferencias y seminarios sobre su experiencia. La invitan habitualmente al departamento de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Hong Kong para hablar de temas tales como las perspectivas ante la muerte, cómo enfrentarse a una enfermedad terminal o la psicología de las creencias espirituales. Anita encarna la verdad de que todos tenemos un poder interno y una sabiduría que pueden superar incluso las circunstancias más adversas de la vida, y ella misma es la prueba viviente de que esa posibilidad existe.

Para Danny, mi amor verdadero. Siempre he sabido que nuestro amor se extiende más allá del tiempo y el espacio. Si no fuera por ti hoy no estaría aquí, en esta vida física.

Para mi querida madre y mi maravilloso hermano Anoop. Gracias por estar ahí para todo cuanto he necesitado en mi vida, pero sobre todo por haber estado a mi lado en mi enfermedad y por cuidarme cuando más os necesitaba. Ojalá todo el mundo tuviera una familia que le cuidara como vosotros me habéis cuidado a mí.

En memoria de mi querido padre, cuyo mayor sueño en la vida fue ver mi boda, pero que dejó este mundo antes de que llegara ese gran día. Gracias por darme la oportunidad de experimentar tu presencia infinita y tu amor incondicional en el otro ámbito, y por hacerme saber que tú estás aquí, allí y en todas partes.

A ntes de terminar quiero dejarte unas palabras finales.

Recuerda siempre no delegar tu poder. En vez de eso, entra en contacto con tu propia magnificencia. Y en cuanto a encontrar el camino correcto, cada persona tiene el suyo. La única solución universal que tengo es que te ames a ti mismo incondicionalmente y que no tengas miedo de ser tú mismo. Ésa es la lección más importante que aprendí en mi ECM, y creo sinceramente que, si siempre hubiera sabido esto, para empezar, nunca habría tenido cáncer.

Cuando somos fieles a nosotros mismos, nos convertimos en instrumentos de la verdad en este planeta. Como todos estamos conectados, tocamos las vidas de todos los que nos rodean, que a su vez afectan a las vidas de otros. Así, nuestra única obligación es ser el amor que somos y permitir que nuestras respuestas surjan de nuestro interior de la forma más apropiada para nosotros.