María Gabriela de Saboya: amada por su loco esposo. Isabel de Farnesio: ambiciosa y de mal genio. Luisa Isabel de Orleans: alocada, maleducada y efímera reina. Bárbara de Braganza: obesa, fea y melancólica. María Amalia de Sajonia: la buena esposa de un buen rey. María Luisa de Parma: ¿amante de Godoy? Princesa María Antonia de Nápoles: odiada por su suegra, no llegó a reinar. Isabel de Braganza: fea, pobre y portuguesa, ¡chúpate esa! María Josefa Amalia de Sajonia: el Papa la tuvo que convencer de que hacer el amor con su marido no era pecado. María Cristina de Borbón; viuda de un rey y esposa de un guardia. Isabel II: buena, simpática, sensual, popular… y destronada. María Victoria del Pozzo de la Cisterna: democrática, buena y fugaz reina. Mercedes de Orleans: o ¿dónde vas Alfonso XII? María Cristina de Habsburgo Lorena: la discreta regente. Victoria Eugenia de Battenberg: la reina de la hemofilia. Sofía de Grecia: culta, simpática y popular.
Carlos Fisas
Historias de las reinas de España
** La Casa de Borbón
ePub r1.1
Arnaut27.08.13
Título original: Historias de las reinas de España. ** La Casa de Borbón
Carlos Fisas, 1989
Editor digital: Arnaut
ePub base r1.0
CARLOS FISAS (Barcelona, 1919-2010). ha desarrollado una brillante carrera de conferenciante por universidades de toda Europa, y se ha especializado en el estudio de las manifestaciones amorosas, religiosas, ideológicas del Occidente europeo a lo largo de la Historia. Entró en el mundo de la radio de la mano de Luis del Olmo, con quien trabajó durante muchos años bajo la rúbrica de Historias de la Historia, que dio título a sus libros, que encabezan todavía las listas de bestsellers. Ha publicado, entre otras obras, Historias de las reinas de España: La Casa de Austria e Historias de las reinas de España: La Casa de Borbón, Frases que han hecho Historia, Palabras que tienen historia, Curiosidades y anécdotas de la Historia Universal (dos series), Historia de las historias de Amor, Anecdotario español: 1900-1931 y Las mujeres de Casanova (dos volúmenes).
Notas
ANEXO
Aunque no corresponden exactamente a la vida de la reina, creo que será de interés para los lectores la transcripción de unos documentos referentes a la guerra de Sucesión que se desarrolló durante su reinado.
Están entresacados de la interesante obra de Fernando Díaz-Plaja Historia de España en sus documentos. Siglo XVIII, cuya lectura es indispensable para conocer la historia de esta época desde dentro.
FELIPE V JURA LOS FUEROS CATALANES
«El rey don Carlos Segundo mi tío (que haya gloria) me instituyó (observando las leyes de la sucesión y de la justicia) por heredero de la corona de España y todos sus reinos, y pasando como legítimo sucesor en ellos a tomar su posesión (como lo ejecuté) en los de Castilla y León, habiéndome aclamado, jurado y hecho pleito homenaje los vasallos de uno y otro Reino y confirmando yo sus fueros, privilegios, usos y costumbres, y deseando observar lo mismo en este Principado, con la mayor brevedad que ha permitido el tiempo, por lo que estimo yo merecen tan buenos y leales vasallos como le componen, el amor, lealtad y esfuerzo con que siempre han servido a mi corona, espero lo continuarán con la misma fineza, mandé convocar estas Cortes, para que en ellas se trate todo lo que pueda ser más útil, conveniente y justicia para su mejor gobierno, conservación y beneficio, mirando por ellos con el gran cuidado y especial y cordialísimo amor que yo les tengo, sin que se les grave por ningún motivo, ni pongan embarazos, que detengan las resoluciones de la mayor equidad, en que deben estar, como lo mandaré continuamente, fiando al mismo tiempo no faltarán a la consideración de este Principado las reflexiones del estado de mi Monarquía que ha tenido hasta aquí y en lo que en sus separados y grandes dominios ocurre y puede sobrevenir y todas las demás circunstancias, tan públicas a su vista, para que correspondiendo a unas y otras debidas obligaciones, se logre el mayor servicio de nuestro señor, la autoridad y permanencia de la justicia, el bien común de este Principado, el alivio de estos vasallos y todos los efectos de mis servicios, en que desde luego mando se trate y considere y se me represente por estos brazos, omitiendo todo lo que embarace con tan loables y principales fines, que son los que han movido mi ánimo a pasar a esta ciudad, como lo ejecutaré en todas las ocasiones que convenga, por lo que aprecio el bien común de estas provincias y de sus particulares individuos».
Al tomar partido Cataluña por el archiduque Carlos, Felipe V anuló este juramento aunque como veremos después ofreció perdón e indulto si se unían a su causa.
LA CONQUISTA DE GIBRALTAR
«Viernes primero de agosto llegó a vista de Gibraltar la poderosa Armada de Inglaterra y Holanda, que consistía de 69 navíos de línea de batalla, 7 de 96 cañones, 5 de 80, y 84 y los demás de 60, y 70 a fuera 16 fragatas de 30 hasta 50 cañones; y en el mismo día entró en la bahía de aquel puerto, siendo al entrar combatida del fuerte nuestra Señora de la Europa, pero sin daño de gentes ni bajeles. En el mismo día a la una de la tarde desembarcaron tres mil soldados ingleses y holandeses a tiro de cañón de la puerta de tierra, amparados de la artillería de las fragatas. Ciento y cincuenta caballos enemigos quisieron impedir el desembarco, pero se retiraron rociados con la artillería. Los ingleses y holandeses acampados en las huertas bajo de la artillería de dicha puerta, de sus muros y vallados, formaron luego trincheras para su defensa. En el mismo día mandó el Príncipe Darmstat un volatín al gobernador, intimándole el último castigo de una desesperada resistencia, si luego no rindiese la plaza, pues era imposible su defensa a vista de tan formidable y poderosa Armada. El gobernador, juzgando que seguramente podía defenderse, por ser la plaza bien fortificada, así por arte como por naturaleza, respondió que en cuanto tuviese municiones, no cedería un punto de su obligación…
»… Lunes salieron dos caballeros de la plaza al campo y del campo a la plaza otros dos nuestros en rehenes: costumbre antigua, y observada en la milicia en el rendimiento de las plazas. Recibió el príncipe con todo agasajo, y grandeza, digna de su real ánimo, a los dos caballeros poniéndoles a su mesa: y a las dos de la tarde marchó todo el campo con el príncipe general a guarnecer la puerta de tierra, donde se firmaron las capitulaciones, que son las siguientes:
»Primera, que la guarnición, oficiales y soldados pudiesen salir con sus armas, y bagaje necesario, y los soldados llevases a sus hombros todo cuanto pudiesen: y que los oficiales, regidores y demás caballeros que tuviesen caballos, saliesen con ellos, y que se diesen embarcaciones a los que no tuviesen bagaje.
»Segunda, que pudiesen llevar de la plaza tres piezas de bronce de diferentes calibres, con doce cargas de pólvora y las balas correspondientes.
»Tercera, que se les diese provisión de pan, y vino, y carne para seis días de marcha.