La concepción cusana de la potencia y su proyección en la filosofía de Giordano Bruno
Diego Adrián Molgaray
Esta publicación ha sido compaginada gratuitamente desde el sitio www.teseopress.com
ISBN: 9789873384264
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Índice
1
Comité Editor del Departamento de Filosofía
Alcira Bonilla
Claudia Jáuregui
Claudia Mársico
Verónica Tozzi
Pamela Abellón
Miguel Faigón
Karina Pedace
Agustina Arrarás
Pablo Cassanello Tapia
Alan Kremechutzscky
El presente volumen es fruto del comienzo de un prolongado estudio del oficio académico. A pesar de tratarse de un oficio que demanda muchas horas de soledad, para emprender su aprendizaje ha sido fundamental el aporte de numerosas personas.
En virtud de ello, quiero agradecer en primer lugar a José González Ríos, mi director de tesis, que me guía e incentiva en el ejercicio de la investigación académica, y que me ha acompañado en diversos momentos de la carrera, generosamente compartiendo su erudición y enseñando el trabajo fino con los textos filosóficos. El hecho de que una persona que se dedica profesionalmente a la investigación conserve una pluralidad de intereses sin desmedro en la meticulosidad del trabajo, resulta provechoso para el enriquecimiento de nuestra labor.
Asimismo, quiero en segundo lugar agradecer a los profesores que, aparte de José, más me han impactado: a la profesora Claudia D’Amico, quien ha sido responsable de enamorarnos con el neoplatonismo medieval, y de impulsar el surgimiento de múltiples centros de estudio y traducción, que al mismo tiempo forman a los investigadores académica y humanamente; al profesor Mario Caimi, que colmó la materia Historia de la Filosofía Moderna de clases apasionadas y eruditas, y me estimuló a estudiar la modernidad temprana y el Renacimiento; a los profesores Luis Angel Castello y Antonio Tursi, por su erudición expuesta sin remilgos y su disposición al diálogo constante; y al profesor Mario Gómez, por su espíritu generoso e inquieto, sus inmensos conocimientos y alegría.
En tercer lugar, quiero agradecer a Aye, por prestarme atención sin importar cuántas anécdotas renacentistas le haga soportar (espero ahora empezar a hablar de otras cosas). También quiero agradecer a Fede, por su interés siempre vivo y siempre honesto, su energía y su modestia. Quiero agradecer a mis amigos de la carrera: a Maxi, por las innumerables e intensas horas de discusión sobre el sentido de nuestra labor y sus condiciones; a Flor, por su buena onda que me dio energías para completar el primer año y continuar; a Mati, por compartir sus rollos heideggerianos y fenomenológicos en todo momento, en todas las circunstancias; a Debbie y Meri, por no permitir que me hunda en una monotonía gris; a Diego, por su amistad y compañía; a Majo, por su amistad, la montaña, la diversión en momentos nada divertidos…
Finalmente, quiero agradecer a mi familia: a mi papá, Edgardo, que solamente me vio ir a las primeras clases de Filosofía Antigua, pero habría querido verme continuar los años siguientes, y cuya fe ciega siempre recuerdo; a mi mamá, Margarita; y mis hermanos, Javier y Fernanda: cada uno de ustedes sabe cuánto les debo y les agradezco.
En el presente trabajo nos proponemos abordar la relación entre Nicolás de Cusa (1401-1464) y Giordano Bruno (1548-1600) a partir del concepto de potencia en las diversas dimensiones de sus doctrinas, en tanto consideramos que es constitutivo de su fundamento dinámico.
Antes de iniciar su abordaje, creemos necesario tener presentes dos consideraciones previas: 1) un breve bosquejo del estudio de la relación entre ambos autores y 2) una presentación de las diversas dimensiones del concepto de potencia que serán consideradas en torno a la relación entre nuestros pensadores.
1. La relación entre el pensamiento de Nicolás de Cusa y Giordano Bruno
El estudio de la relación entre estos dos pensadores tiene una larga tradición, que se remonta a la publicación de Giordano Bruno und Nicolaus von Cusa: eine philosophische Abhandlung (1847) por F. J. Clemens (1815-1862), afirma que la acentuada defensa por parte de Giordano Bruno de algunas doctrinas de Nicolás de Cusa, las cuales habría extraído de su contexto generando una falsificación y mutilación de la ideas allí contenidas, y la asociación que generó con su propio pensamiento herético, produjo un oscurecimiento de la figura del Cardenal en los siglos siguientes. Podemos encontrar otra posición, sostenida, entre otros, por Francesco Fiorentino en su obra Il panteismo di Giordano Bruno (1861), que ubica al Nolano como un pensador pre-moderno, que toma las ideas claves del pensamiento de Nicolás para llevarlas a sus últimas consecuencias en el despliegue de una doctrina panteísta. A continuación nos ocuparemos de mencionar algunos de los aportes más importantes que ha tenido este debate a partir de finales del siglo XIX.
En la obra compuesta por Fiorentino encontramos desplegada una historia del panteísmo que comienza con un capítulo en el que estudia las doctrinas de algunos filósofos antiguos (Pitágoras, Parménides y Plotino); luego dedica un capítulo al aporte ofrecido por Nicolás de Cusa; en los siguientes tres capítulos se concentra en una exposición de su interpretación panteísta de la filosofía de Giordano Bruno; y, finalmente, se demora en los últimos dos capítulos en estudiar el panteísmo moderno en Spinoza, Schelling, Hegel y Gioberti. La clave de lectura de esta obra se ancla en un enfoque hermenéutico de grandes resonancias para la crítica futura, pero aún sin los elementos filológicos suficientes para establecer textos canónicos ni líneas de influencia directa. En su obra, Fiorentino argumenta que en Giordano Bruno podemos hallar, a partir de la unión entre el intelecto universal [intelletto mondano] y el divino [intelletto divino], la doctrina de un panteísmo considerablemente más acentuado que en la doctrina del Cusano, en la que lo máximo contracto, al cual Fiorentino llama “universo contracto” [Universo contratto] e identifica con el intelecto universal bruniano, es una contracción y participación del intelecto divino.
Es en los años sesenta del siglo XX que el debate adquiere nuevos elementos en discusión, tras la publicación y estudio de la Opera omnia del Cusano. En este sentido, la notoria estudiosa del pensamiento metafísico bruniano, Hélène Védrine, en su ponencia titulada: “L’influence de Nicolas de Cues sur Giordano Bruno” (1964), formula que el paso al Renacimiento que se da con Bruno significa que éste ha abandonado cualquier preocupación teológica. De este modo, con nuevo elementos, podríamos afirmar que renueva la tesis de Fiorentino, según la cual el intelecto mundano se identifica con el divino.
Representa un aporte fundamental a la interpretación, por su valor intrínseco tanto como por su proyección en torno a debates posteriores, el de Blumenberg en su libro Die Legitimität der Neuzeit (1966). A su entender, la Modernidad no se legitima en una secularización que implique un desprendimiento de la Edad Media, sino en la superación del dualismo gnóstico.